Investigan a los padres del niño que se intoxicó con cocaína

Los pesquisas encontraron indicios para sospechar que los acusados vendían droga. El barrio El Palomar quedó atemorizado por el caso. El pequeño sigue en grave estado

CON PROTECCIÓN EXTRA. Un cuerpo de infantería estuvo en el barrio El Palomar donde ayer se inspeccionó la vivienda donde vive el pequeño. CON PROTECCIÓN EXTRA. Un cuerpo de infantería estuvo en el barrio El Palomar donde ayer se inspeccionó la vivienda donde vive el pequeño.

Las contradicciones en que incurrieron los padres y por las evidencias que se encontraron en el domicilio, se complicó la situación procesal de los progenitores del niño de un año que está en grave estado por haber ingerido de manera accidental cocaína en una vivienda del barrio El Palomar.

El domingo, pasado el mediodía, una joven madre de 28 años descubrió que el niño estaba convulsionando en el piso. Junto a su pareja, de 29, lo trasladaron hasta un centro asistencial del este. Los médicos, ante la gravedad del caso, dispusieron que fuera llevado al Hospital de Niños. Llegó al lugar con un paro que obligó a los profesionales a realizar un importante esfuerzo para salvarle la vida.

En el centro asistencial, los padres del pequeño fueron entrevistados por la Policía luego que se comprobara que se había intoxicado con cocaína. La madre fue la primera en hablar. Dijo que en el lugar se había presentado su hermano a realizar un trabajo y, como es adicto, se le pudo haber caído una dosis de la sustancia que su hijo ingirió accidentalmente. También aclaró ese detalle porque a la par del niño encontró el envoltorio de un “papelito”, como se conoce vulgarmente a la fracción de la droga.

El padre del pequeño también habló de un consumo accidental, pero no coincidió sobre a quién se le podría haber caído la dosis. Primero habría responsabilizado a su cuñado, después reconoció que él también consumía y por último, señaló a tres “changarines” que habrían ingresado a su casa a cortar leña.

El auxiliar Gonzalo Guerra, dirigido por el fiscal José Augusto Zapata, tuvo en cuenta las contradicciones en la que incurrieron los progenitores y ordenó que ambos quedaran aprehendidos. Hubo otro detalle: los padres del niño confirmaron que todavía no caminaba, por lo que era muy poco creíble que el pequeño se hubiera movilizado hasta el fondo de la vivienda para levantar el papelito que supuestamente se le había caído a un adicto.

Los acusaron de abandono de persona agravado por el vínculo y, ante el cúmulo de indicios acumulados, acordaron girar todas las actuaciones a la Unidad Fiscal de Graves Atentados contra las Personas que es conducida por Pedro Gallo.

Inspección

Guerra había ordenado a la Policía preservar la vivienda donde se había desencadenado el hecho para que se realizara una inspección en el lugar. Gallo dispuso ayer que se concretara esa medida.

Por la tarde, peritos de criminalística, del Equipo Científico Fiscal (ECIF) y de la Policías, se presentaron en la vivienda. Durante varias horas revisaron los ambientes de la casa. La posibilidad de que algo importante se había encontrado fue tomando fuerza cuando al lugar se presentó un móvil de Didrop Este, la división de la fuerza que entiende en causas vinculadas a las drogas.

Pese al hermetismo de los investigadores, fuentes judiciales confirmaron que en la inspección encontraron dentro de una bolsa un envoltorio que normalmente se utiliza para proteger la cocaína. Tal como estipulan los protocolos, los especialistas hicieron la prueba de campo que dio positivo para esa sustancia. Por el tamaño del material analizado, los pesquisas sospechan que no era para consumo, si para la comercialización. Al parecer algún familiar habría intentado eliminar pruebas que vinculen a los progenitores con la venta de drogas.

Los pesquisas también analizaron los antecedentes de los padres del niño. La madre no tiene ninguno, el padre sí. Según confirmaron fuentes policiales, en 2016 fue detenido con dosis en su poder, pero no fue procesado porque se consideró que la sustancia que tenía era para consumo personal.

Sorpresa

En el barrio El Palomar el caso es el tema de conversación. “No podemos creer lo que le pasó a esa criaturita. Es una prueba más de lo que ocurre cuando la droga se mete en las casas. Ni los niños se salvan”, explicó Juana Ramírez.

Los vecinos le contaron a LA GACETA que la pareja mantenía una relación desde hace bastante tiempo. “Él vivía a la vuelta y se instalaba aquí durante gran parte del día. Después se marchaba. Algunos decían que venían a visitarla, otros a comercializar la droga. A principios de año comenzaron a convivir”, comentó Jennifer M.

Su amiga Luciana G., que también miraba el ir y venir de los policías añadió: “el comentario del barrio siempre que el padre de ese chiquito vendía porquería, pero nunca lo vi hacerlo. El barrio está escandalizado por lo que está pasando, pero la realidad indica que aquí la venta de drogas se transformó en un trabajo. Si no le vendés para alguien, te ofrecen plata para que le escondás las drogas o las armas que ellos usan”.

“La única manera de que esto no suceda más es que se deje de vender drogas en el barrio, pero eso es imposible. Están todos muy metidos en el negocio y cada vez hay más chicos que consumen”, explicó Juan Carlos Medina.

El jefe de la Unidad Regional Este Fabio Ferreyra dijo que el caso recién se está investigando y que seguirán buscando pruebas para determinar qué es lo que sucedió. “Este no es un caso común que encendió todas las alarmas. Todo indicaría que el padre puede estar vinculado a la comercialización de drogas”, explicó. “Los vecinos deben creer en nosotros y denunciar los lugares dónde se vende. Estamos demostrando todos los días que anulamos todos los lugares donde se vende”, finalizó.

Las claves del caso

1- La madre del niño lo llevó a un centro asistencial después de encontrarlo con convulsiones. Un análisis comprobó que había ingerido cocaína.

2- Los médicos activaron el protocolo y denunciaron el caso a la Policía que comenzó a investigar cómo el pequeño había consumido droga.

3- Los padres dijeron que a una allegado de ellos se le había caído la dosis de cocaína y que el niño, al encontrarla, la ingirió. La versión no fue creíble.

4- En una inspección, los pesquisas encontraron indicios para sospechar que los padres se dedicarían a la venta de sustancias.

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