Lejos de organizar y de clarificar la situación en Tucumán, las pautas establecidas por la mesa nacional de Juntos por el Cambio para dirimir las candidaturas en las provincias sumaron más confusión a la ya aturdida oposición local.

Consenso en cada distrito pero con injerencia de los referentes nacionales, encuestas e internas abiertas forman parte del menú dispuesto por los popes de Cambiemos. Lo primero que llama la atención es que esa grilla de opciones se haya resuelto sin consulta previa a los dirigentes de cada distrito. A nadie en Tucumán que integre esta coalición le preguntaron antes su opinión. El resultado, entonces, es de desaprobación general. Ni el alfarismo ni el radicalismo están conformes con este múltiple choice. En el sector del espacio del intendente Germán Alfaro, primero se vieron sorprendidos por la difusión de ese documento, del que ni siquiera sabían que se estaba gestando. En el espacio de quienes apoyan al diputado Roberto Sánchez, el malestar parte de la inclusión de la frase que permite a los referentes nacionales inmiscuirse en el “consenso” local.

Pero más allá de las cuestiones subjetivas, lo concreto es que para todos asoman como impracticables esas alternativas. O, al menos, muy trabajosas. La opción de un acuerdo entre los diferentes sectores hoy suena a utopía. La realidad encuentra a Alfaro y a Sánchez sin diálogo y decididos a no relegar sus aspiraciones de encabezar la fórmula. Entonces, aparecen las opciones de una encuesta y de una interna abierta. Apelar a los sondeos es una posibilidad remota, teniendo en cuenta que allí entran en juego asuntos ligados a la credibilidad y la manipulación de los números que arrojan las mediciones, al cómo se realizan y fundamentalmente a quiénes las harán. Descartada esa idea, aparece como vía de salida una interna abierta. No obstante, tampoco resulta viable en Tucumán porque la ley de Partidos Políticos sólo prevé elecciones cerradas entre los afiliados de cada partido para dirimir postulaciones.

Esta última opción es la que, al menos, ocupó más minutos de análisis desde que se conoció el documento. Y nuevamente, hay más reparos que convencimientos dentro del espacio opositor. Es lógico, nada les garantiza que la resolución interna vaya a fortalecerlos para la compulsa general ante el Frente de Todos. Es que si eventualmente se llegara a aplicar una interna cerrada entre los afiliados a los partidos que integran JxC, la lógica indica que Alfaro debería encabezar una fórmula y Sánchez otra. En ese caso, la coalición se quedaría sin el perdedor para la elección provincial. Es decir, no utilizaría a uno de los dos nombres más fuertes en los comicios que realmente valen.

La advertencia parte de la Ley 5.454, que claramente establece que como alianza deberán inscribirse ante la Junta Electoral Provincial, luego indicar fecha de la elección interna y 30 días antes de la general, presentar los candidatos oficializados ante la JEP. Suponiendo que el intendente lidere un binomio y el diputado otro y se enfrenten para dirimir quién es el candidato a gobernador, ¿podrían luego inscribir una fórmula juntos ante el organismo provincial? En algunas mesas recordaron el antecedente de la fallida coalición que lideró Fernando De la Rúa a fines de los 90. La interna presidencial dentro de la Alianza UCR-Frepaso había sido entre De la Rúa y Graciela Fernández Meijide. El acuerdo original, aún sin la ley de PASO, era que quien ganara encabezaba como presidente y quien perdía acompañaba como vice. No obstante, a último momento el alfonsinismo presionó para que “Chacho” Álvarez fuera a la fórmula presidencial y Meijide pasó a pelear la provincia de Buenos Aires como candidata a gobernadora.

El asunto es que, de emular una resolución de características similares, correrían el riesgo de que apareciera alguna mano traviesa –foránea o propia- que impugnara la interna ante la Junta Electoral, sobre la base de lo que dice el artículo 42 de la Orgánica de Partidos Políticos: “(La interna) Es obligatoria para oficializar las candidaturas y/o listas de candidatos de los partidos políticos, frentes o alianzas electorales, salvo en el supuesto previsto en el segundo párrafo del artículo anterior. Una vez oficializadas las candidaturas y/o listas de candidatos resultantes de la elección interna o la lista única, no puede presentarse candidatura o lista alguna distinta con posterioridad, en la elección general”.

¿En definitiva, es viable un acuerdo previo para evitar judiciailzaciones? Presentar los binomios invertidos “Alfaro-Sánchez” y “Sánchez-Alfaro” en una interna y someterlos a la voluntad de los afiliados suena a un juego más leal, según algunos, aunque de difícil concreción. En el medio, además, debería contemplarse un factor clave como el papel que podría jugar la mano del oficialismo provincial en los comicios.

Pensar que desde Casa de Gobierno seguirán la interna opositora de brazos cruzados es pecar de ingenuidad. Las reuniones que el gobernador interino Osvaldo Jaldo viene manteniendo con los radicales Sánchez, Mariano Campero, Sebastián Salazar y Alejandro Molinuevo ya generaron fisuras en la oposición. En rigor, no se habla sólo de gestión como se dijo en público. En alguno de esos encuentros, el tranqueño les habría sugerido que no se dejaran correr por la billetera del intendente Alfaro. Casi en paralelo, la tensión y la lejanía de los radicales con el capitalino fue incrementándose y la oposición se muestra hoy completamente descompuesta. No sólo entre Alfaro y los radicales; también dentro de la UCR hay roces y desconfianza, entre CREO y el alfarismo no hay puentes y entre el bussismo y un sector radical de repente algo se rompió. El yerbabuenense Campero, quien en el verano pasado dijo que la postulación de Sánchez no se negociaba, apuntó esta semana contra Ricardo Bussi. Al líder de Fuerza Republicana le pidió que dejara de “llorar” por una alianza no nata. A modo de respuesta, Bussi lo trató de maleducado y de mentiroso.

Es de manual que al oficialismo le conviene una oposición siempre dinamitada; por eso no llama la atención que esta semana cierre con un chisme sugestivo y revelador: más de un oficialista recibió la indicación desde Casa de Gobierno de frenar las agresiones en contra del intendente de Yerba Buena.

Por lo pronto, este sábado habrá una serie de encuentros de compromiso, pero que pueden marcar el pulso de las relaciones entre oficialistas y opositores. Después del 9 de Julio de tregua y de la virulencia posterior –que incluyó la judicialización del sistema de estacionamiento pago-, Alfaro y Jaldo volverán a compartir actos oficiales, en este caso por el 24 de Septiembre. Ya por la noche, les tocará confluir en la Sociedad Rural para participar de la inauguración formal de la Expo Rural. A la cena, además, asistirán Campero y Sánchez. Salvo algún cambio repentino, el protocolo de la organización prevé que el gobernador interino y el intendente de Yerba Buena compartan la misma mesa, pero que Sánchez y Alfaro estén en mesas separadas. ¿No es un calco de la coyuntura política de Tucumán?

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