Turf: a los 77 años, nada lo frenó para ganar su “Batalla”

Zerda sufre EPOC y volvió a disfrutar de un Gran Premio asistido por un tubo de oxígeno.

GOZARON A PLENO. Zerda está flanqueado a la izquierda por María, su esposa, y a la derecha, por el tubo de oxígeno. Lo rodean sus familiares: hijos, nietos y bisnietos. GOZARON A PLENO. Zerda está flanqueado a la izquierda por María, su esposa, y a la derecha, por el tubo de oxígeno. Lo rodean sus familiares: hijos, nietos y bisnietos.

Verlo a Alberto Martín Zerda al costado de la pista del hipódromo resume lo que genera el Gran Premio “Batalla de Tucumán” entre los tucumanos. El hombre de 77 años cuenta que casi no se perdió ninguna edición de la carrera de caballos más importante de esta parte del país. El récord personal sufrió un quiebre de unos cuatro años. Su enfermedad (sufre de EPOC por intoxicación de veneno) y la pandemia fueron culpables del alejamiento. Don Zerda llamó la atención en la soleada jornada, porque esta vez tuvo un acompañante diferente.

“Es la primera vez que vengo con todo esto”, explicó Zerda señalando el tubo de oxígeno, color blanco de casi un metro de alto. Él, que estaba sentado en una silla playera, con voz baja y bigotera de por medio contó algún detalle de porqué el turf se convirtió en su deporte de cabecera. “Mi papá tenía dos caballos y una yeguita y en esas andábamos nosotros”, recordó sobre su niñez. Y acerca del presente dijo: “al ‘Batalla’ lo veo un poco diferente. Está mejorado y con mucha más gente”.

Miles de tucumanos asistieron al “Batalla de Tucumán”. El apego en los espectadores al Gran Premio es así de intenso como el de Zerda que hizo todo para volver a estar en la lista de presentes. El papá de cinco hijos ya no aguantaba perderse otra edición de la tradicional competencia. Pese a sus dificultades para trasladarse, Zerda y su deseo de ver correr a los caballos le ganó a cualquier impedimento. Claro que toda la familia funcionó como un gran equipo para apostarse en el sector bajo, sobre el prolijo césped que desde hace años recibe a los simpatizantes del turf. “Mi papá siempre que podía, venía los domingos. Pero para el ‘Batalla’ era como que ‘teníamos que venir’ todos”, puso énfasis en la última frase Roxana Zerda, hija de Alberto. “Ahora él quería estar sí o sí, así que tratamos de complacerlo”, agregó mientras esperaba la largada de la octava carrera, frente a la tribuna principal del circo hípico.

“Nos ha costado traerlo. Ese tubo… ¡cuánto pesa!”, exclamó María Galván, esposa de Zerda, integrante del team familiar que estuvo conformado también por varios de los 27 nietos y 31 bisnietos. Hace casi 54 años que Alberto y María están casados y recién en 2022 la dama de 69 años aceptó la invitación de su marido para vivir un “Batalla”. Lo que pasaba es que sus responsabilidades en la Iglesia se lo impedían, pero el de ayer, fue un sábado bendito, deportivamente hablando, porque no tuvo ninguna actividad eclesial. “Mi hijo nos trajo en el auto, a Alberto lo tuvieron que subir con un colaborador del hipódromo que ayudó con el tubo”, siguió relatando todo lo que tuvieron que hacer para disfrutar del festival turfístico.

A María, de seguro, le quedará alguna sensación de que se perdió cosas buenas ante las negativas que le dio a su esposo durante tanto tiempo. “Es hermoso lo que se vive en el ‘Batalla’. Estoy admirada de tanta gente que ha venido”, destacó la mujer que vive en Banda del Río Salí, muy cerca del Ingenio San Juan.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios