En Tinder hay diversión pero también estafas

“Hicimos match, pasamos a Whatsapp y luego nos conocimos”. Es quizás la fórmula del éxito en Tinder, la consagración de una conexión cruzada por casualidades, algoritmos y una atracción basada en imágenes y por qué no en varias hipótesis sobre alguien que aún no conocemos. A partir de allí comienzan tantas posibilidades que podrían terminar en un encuentro esporádico o bien en el inicio de una relación que podría perdurar por mucho tiempo.

Según las estadísticas de Tinder, en sus 10 años de historia se registraron más de 70.000 millones de usuarios que hicieron “match”, es decir, que coincidieron en enviarse un “me gusta” personal. La marca hoy es casi un genérico y si bien existen otras aplicaciones de citas, la referencia a la más reconocida siempre existe. Por ejemplo, para explicar qué es Happn, es muy común escuchar que “es como Tinder pero te conecta con personas con las que te cruzaste ese día o están en tu entorno”.

Sin embargo, los 75 millones de usuarios activos mensuales y los 10,6 millones de suscriptores que cuenta la aplicación también están sujetos a posibles engaños. La conexión emocional que generan sus encuentros puede, como cualquier otra plataforma, generar malos encuentros que terminan con estafas.

Según la empresa de seguridad ESET, encargada de desarrollar reconocidos programas de antivirus, hay estafas en Tinder que podrían ser tipificadas. Un grupo de estos engaños está relacionado con la identidad de las personas. Por ejemplo, delincuentes que crean perfiles falsos con fotos muy atractivas pero siempre parecen casuales o amateur. Una vez que se produce la conexión, del otro lado de la pantalla piden que pasen a una plataforma más conocida como Whatsapp. Si la otra persona acepta ya le habrá entregado su número de teléfono personal y será más vulnerable a robo de datos personales, imágenes o contactos. Dentro de este grupo también existe la suplantación de identidad, un delito muy habitual en el que el delincuente roba datos personales para acceder a cuentas bancarias de la víctima. Según ESET, esta acción es muy común cuando una de las personas le envía enlaces a la víctima engañándola que son, por ejemplo, entradas de espectáculos para una primera cita. Estos enlaces pueden solicitar datos de la tarjeta de crédito en un sitio falso, armado solamente para la estafa.

Otro tipo de estafa, mucho más grave, es la sextorsión. Es un delito que puede generar dolor y angustia en las víctimas luego de que compartieron imágenes íntimas en sus encuentros digitales. Por ese motivo, Tinder no permite que se compartan imágenes, sin embargo, es común que los usuarios pasen a otro entorno tecnológico donde pueden practicar “sexting” y así luego convertirse en víctimas de extorsión. Los delincuentes suelen pedir dinero para no compartir las imágenes privadas y según ESET lo más seguro es que las víctimas paguen, pero no se aseguran que el estafador cumpla con su palabra.

En Tinder también se volvieron frecuentes algunos fraudes en los que se utilizan “bots”, es decir, robots digitales que realizan acciones automatizadas. Algunos son capaces de generar “match” para luego conversar y enviar supuestos códigos a sus víctimas que en realidad sirven para acceder a cuentas de otras redes sociales como Facebook, Snapchat, WhatsApp o también cuentas bancarias. Pero también existen engaños muy personales como el “Catfishing“, un engaño en el que el estafador no quiere dinero, sino simplemente compañía pero basada en perfiles falsos. Es decir, del otro lado de la pantalla existe solo un montaje de persona, que si bien puede parecer inofensivo, motiva a relaciones engañosas que pueden ser angustiantes para muchos.

Como mejor antivirus a estas estafas, Eset recomienda ser mucho más humanos y ser conscientes que lo que hacemos en el mundo digital puede repercutir directamente en nuestro mundo analógico. Además sugiere que las conexiones de Tinder siempre se continúen dentro de dicha plataforma, pues será un entorno más seguro. También recomienda no abrir enlaces recibidos, especialmente si tienen una dirección abreviada. Y finalmente, desconfiar siempre si un perfil parece demasiado bueno para ser verdad. Lo humano es imperfecto y esa puede ser la mejor protección ante las amenazas en cualquier aplicación.

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