La política juega en tiempo de descuento

Manzur y Jaldo definen la fecha de la elección, en medio de rumores. Juntos por el Cambio diseña un plan y prepara visitas nacionales

No hay candidaturas, pero eso no quiere decir que el Gobierno haya dejado de lado la campaña proselitista. Juan Manzur y Osvaldo Jaldo ya transitan tiempos electorales. La oposición lo sabe. Por eso intenta mostrarle a la sociedad de que un acuerdo en Juntos por el Cambio es posible. Esta que pasó ha sido una semana de definiciones. El reloj ya está en marcha desde el momento en que la Cámara en lo Contencioso Administrativo ha rechazado los planteos opositores para evitar que el Poder Ejecutivo convoque en junio a los comicios. Tal vez esa convocatoria sea antes. Sólo el gobernador en uso de licencia y su compañero de fórmula, convertido en gobernador interino, lo saben. La fecha probable para las elecciones provinciales es el domingo 11 de junio.

Las próximas dos semanas son fundamentales para la cúpula del Frente de Todos. Los encuestadores comenzarán a realizaron los sondeos de campo respecto de la imagen de la gestión y de algunos dirigentes en particular. Otra vez la probable fórmula 2023 Jaldo-Manzur tendrá su test de resistencia preelectoral. Pero ambos ensayan variables por si la suerte nacional le sonríe al jefe de Gabinete de la Nación. El gobernador en uso de licencia pasa por otro momento de zozobra, debido a las constantes versiones de recambio o de nuevos horizontes. Manzur no dejará fácilmente su despacho en la Casa Rosada. En los últimos tiempos y frente al fuego amigo, se refugió en los gobernadores. Ese es el poder que lo sostiene en la estructura de decisiones de la gestión del presidente Alberto Fernández. El Senado no es una posibilidad cercana, aunque no está desechada. “Quien haya hecho correr semejante versión de tomar la banca que hoy es de Pablo (Yedlin) para allanarle el camino al albertismo, tiene un alto poder de decisión y de influencia en los medios”, advierte un dirigente manzurista. Todos los caminos conducen al ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa. Sin embargo, nadie lo dirá públicamente. Las tensiones entre el licenciado mandatario tucumano y el titular del Frente Renovador no son nuevas. Antes de desembarcar en la estructura del Poder Ejecutivo, el tigrense había deslizado la posibilidad de convertirse en un superjefe de Gabinete y hasta, según trascendió, sugirió que Manzur vaya a la cartera del Interior, hoy ocupada por el kirchnerista Eduardo “Wado” de Pedro. Nada de eso ocurrió. Hay heridas que no cicatrizan, pero, cada vez que pasa por una situación tormentosa (hubo varias desde que se fue a la Rosada, en septiembre del año pasado), Manzur opta por el silencio. Espera. Calcula. Teje alianzas, mientras observa cómo corre agua por debajo del puente.

Jaldo, en tanto, le está poniendo su impronta a la gestión. Calmó a los gremios anticipando la suba del 11% en los salarios estatales, de diciembre a este mes. Compró tiempo y, como casi toda la política, aguarda que la anestesia mundialista, mantenga la paz interna. No deja de consultar las decisiones con su compañero de fórmula. Hablan por teléfono dos y tres veces por día. El tranqueño también sabe que corre en tiempo de descuento. Pero está convencido que nadie intentará romper la unidad que se ha consolidado entre el número 1 y el número 2 de la provincia. La experiencia de las PASO de 2021 han sido aleccionadoras en tal sentido. Ir divididos produjo un desgaste que ha puesto a la oposición a tiro del empate y hasta cerca de la victoria electoral en los comicios de medio turno. “El Frente de Todos no necesita internas. La unidad es lo más saludable para la coalición”, viene repitiendo el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo. 2023 será un festival de acoples en toda la provincia. El jaldismo y el manzurismo han iniciado un proceso de recolección de heridos propios y ajenos. Un dato de última hora. La noche del viernes encontró a la “vieja guardia peronista” reunida en un asado ofrecido en la casa del concejal jaldista de Yerba Buena, Alejandro Sangenis. Varios de ellos han pedido pista para encontrarse con el gobernador interino en el transcurso de la semana que viene. Esos dirigentes han tenido roles de gestión y de conducción política. En la que semana que pasó hubo otro traspaso, el del ex coordinador del municipio capitalino de la Unidad Ejecutora Argentina Unida para la Integración de Barrios Populares, Antonio “Tony” Alvarez.

El alfarismo toma nota de todo esto. También arrancó un proceso de convencimiento de militantes en la sección Este, donde Jaldo es más fuerte. El desembarco del Partido de la Justicia Social en esa zona vino de la mano del legislador Rolando “Tano” Alfaro. El intendente capitalino, Germán Alfaro, ha señalado que el Gobierno local no quiere quedar atado a la mala gestión nacional. De allí su intento de anticipar, lo más que pueda, los comicios provinciales.

Juntos por el Cambio va por la unidad. Tal vez eso se logre, en la medida que la dirigencia deponga sus intereses personales. Arreciarán las críticas hacia la Casa de Gobierno, en un mes en el que el Ejecutivo debe poner a consideración de la Legislatura el proyecto de Presupuesto 2023. El cálculo de gastos e ingresos para el año electoral anticipa una montaña de millones de pesos: cerca de $ 730.000 millones para poner una cifra extraordinaria para una de las provincias geográficamente más chicas del país, pero densamente poblada.

Tucumán volverá a ser un laboratorio preelectoral, como lo fue hace una semana con la visita del economista y diputado por “La Libertad Avanza”, Javier Milei. Un analista nacional ha señalado a LA GACETA que el liberal supo canalizar la bronca de franjas etarias que hoy no se sienten representadas por la dirigencia tradicional. “El kirchnerismo dejó huérfano a un sector de los jóvenes que no compran el lenguaje inclusivo y no son propensos al uso de los pañuelos de colores”, dijo el politólogo Aníbal Urios, para explicar el fenómeno Milei entre los jóvenes. Claro está que Ricardo Bussi no canta victoria, porque el jefe de Fuerza Republicana es consciente de que parte de esa masa de votantes no comulga las ideas de su partido.

El radicalismo, a su vez, continúa con sus divisiones internas. La decisión de la Convención Provincial de postular al diputado y titular del partido, Roberto Sánchez, como precandidato a gobernador, no cayó bien en varios sectores de sus correligionarios, que creen que el concepcionense “se cortó solo e hizo alianzas de ocasión sin tomar en cuenta al conjunto”. Más allá de todo eso, Juntos por el Cambio continuará “invadiendo” Tucumán con referentes nacionales que aspiran a la presidencia de la Nación. Una figura que llegará en los primeros días de noviembre es la presidente del PRO, Patricia Bullrich.

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