Vientos de hasta 70 km/h sorprendieron a Tucumán

Aunque es típico de la primavera, las fuertes ventiscas asombraron a más de uno. Se volaron techos, hubo cortes y hasta se complicó el combate de un incendio en alta montaña. En Yerba Buena, un árbol se desprendió del suelo y cayó sobre dos autos

DE RAÍZ. El árbol que cayó sobre los autos en Yerba Buena salió completo de la tierra. DE RAÍZ. El árbol que cayó sobre los autos en Yerba Buena salió completo de la tierra.

En algunos lugares pasó más desapercibido que en otros, pero ayer el viento sorprendió a los tucumanos y convirtió el día de descanso en un domingo atípico, cargado de dificultades en varios puntos de la provincia. En pocas horas, cayeron árboles; se dieron vuelta semáforos; volaron chapas de algunos techos; hubo cortes de luz y hasta se complicó la tarea de Defensa Civil, que combatía un incendio en alta montaña. Muchas personas, en tanto, decidieron quedarse en casa para no correr ningún peligro.

Eran de esperarse las fuertes ráfagas. Según había anticipado el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) Tucumán se encontraba ayer en alerta amarilla por fuertes vientos, sobre todo en el área sur; por el suceso meteorológico -informó el SMN- existía una “posible capacidad de daño” y un posible “riesgo de interrupción momentánea de las actividades cotidianas”. Y así fue. Hubo vientos con una velocidad de hasta 70 kilómetros por hora que se llevaron a su paso elementos de gran peso.

Temprano ya empezaron a circular por las redes sociales algunas postales de los estragos que la ventisca produjo. Y a pesar de lo llamativas que fueron las correntadas, no son un hecho atípico. De hecho, son normales en la primavera, según advirtió a LA GACETA el meteorólogo Juan Minetti, director del Laboratorio Climatológico Sudamericano. “Los fenómenos de tipo zonda son típicos de esta estación, y no son algo propio de la región de Cuyo. También aquí, en la zona continental de Argentina, aparecen. Y vienen asociados a la sequía, que los potencia”, explicó.

En todos lados

Es cierto que no en todo Tucumán se sintió el viento igual. Minetti indicó que eso se debe a “la capacidad de fricción que tiene el aire para desplazarse por el suelo” y que “no es lo mismo si se encuentra en ciudades, llenas de casas, o en el campo”. Desde media mañana el vendaval comenzó a complicar las actividades de los tucumanos: gran parte de Concepción, Alpachiri y otros poblados cercanos se quedaron sin energía eléctrica; y hubo voladuras de techos en Alberdi, en Aguilares y en Monteros, además de pérdidas materiales menores en distintos puntos de la provincia y otras dificultades más con el suministro de luz.

Al mismo tiempo bomberos, personal de Defensa Civil y baqueanos continuaban luchando contra un incendio en la Cumbre del Matadero, en El Mollar hacia el este. El lugar está a 2.600 metros de altura y, para trabajar, los brigadistas debían subir en helicóptero, cosa que se dificultó cuando empezaron a aparecer los primeros vientos el sábado. Fue recién ayer por la tarde que se logró circunscribir el fuego -según informó Ramon Imbert, subdirector de Defensa Civil- enterrando árboles y leña y sofocando el pastizal, antes de que llegaran ventiscas aún más fuertes.

Sin duda, el mayor problema fue el de los árboles, en diferentes latitudes. Sólo en la siesta de ayer se reportaron en el 103 de Defensa Civil 20 denuncias por árboles caídos en San Miguel de Tucumán, en Yerba Buena, en Tafí Viejo, en Río Chico, en Chicligasta y en Cruz Alta. Y algunos causaron muchas dificultades: en Alberdi, por ejemplo, la caída de árboles afectó la cerca de una escuela, cables de alumbrado público y viviendas.

La postal más vista

Ayer al mediodía empezaron a circular fotos y vídeos de la caída de un árbol en avenida Aconquija al 200. Las imágenes, más que elocuentes, daban cuenta de la fuerza con la que el viento pasó por Tucumán: dos vehículos quedaron atascados debajo de la copa de la enorme planta. En cada auto había dos ocupantes, pero ninguno sufrió heridas de gravedad; fueron trasladados al Hospital Carillo y se encuentran fuera de peligro.

Según explicó a este medio Pablo Quiroga, director de Medio Ambiente de la Ciudad Jardín, el ejemplar en cuestión era un tarco (jacarandá), de cerca de 80 años. “El árbol se cayó de cuajo, como se dice técnicamente. Lo arrancó el viento; no es que se fue desprendiendo por ramas -explicó-. Nosotros hacemos un operativo preventivo antes del verano y quitamos todos los árboles muertos, pero este no estaba en ningún informe porque no tenía ninguna señal de decrepitud aparente en el exterior. Sin embargo, la ráfaga de viento fue tan fuerte que lo arrancó desde la base”.

El hecho fue a las 13 y la circulación tuvo que ser interrumpida en el sentido oeste a este, porque el árbol impedía el paso. “Lo sacamos a las 14 y liberamos el tránsito -indicó Quiroga-. Cuando vimos el árbol nos dimos con que la raíz principal estaba muerta. Eso explica por qué cuando llegó el viento lo volteó desde la base”.

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