Filicidio en Los Ralos: los parecidos del caso Fucilieri con el de la policía

Los dos hechos registrados en cinco años generaron conmoción a nivel nacional. Los problemas de padres para ser escuchados

LA ESCENA. El fiscal Ignacio López Bustos no encontró ningún indicio de que en la casa donde se registró el crimen haya habido otra persona. LA ESCENA. El fiscal Ignacio López Bustos no encontró ningún indicio de que en la casa donde se registró el crimen haya habido otra persona.

“Venganza transversal”. Esas fueron las palabras que utilizó el vocal de la Corte Suprema de Justicia Daniel Posse para definir que Nadia Fucillieri había asesinado a sus dos hijos para dañar a su padre en el fallo que confirmó la condena a perpetua que había recibido el año pasado. Manuela Mariana Medina, señalada como la autora del crimen de su hijo, según se desprende de la investigación, habría hecho lo mismo. Si se recupera de las serias lesiones que sufrió al intentar quitarse la vida, podría recibir la misma pena.

Las coincidencias entre ambos casos son notorias. Fucilieri asesinó a sus dos hijos con un bisturí en octubre de 2017. Como lo hizo Medina, cinco años después, no pudo quitarse la vida después de haber cometido los crímenes. “Los casos más aberrantes suelen repetirse cada tanto. No digo que lo copien, pero desnudan una realidad social o un problema que pocos ven y que conmueven cuando ocurren. Mientras tanto nadie hace nada por analizar lo que está sucediendo”, explicó un ex investigador de la fuerza.

Ambas madres estaban enfrascadas en una pelea legal con los padres. Fucilieri, en enero de 2017, denunció a su pareja Aldo Martínez, padre de Marcelino (4) y de María Pía (2), por violencia de género y logró una prohibición de acercamiento que se mantuvo hasta la muerte de los pequeños. El productor rural se reencontró con sus hijos en la morgue. “Cuando entré a ese lugar los vi grandes, hermosos. Después de nueve meses sin haberlos visto, noté un cambio enorme en ellos. ¡Estaban enormes!”, declaró en el juicio al describir ese momento.

Medina también hizo lo mismo con Cristian Jiménez, el papá de Yulian (5). Inició una causa por violencia de género y además lo acusó de haber abusado del pequeño. También sufrió una prohibición de acercamiento y, después de varios meses sin poder verlo, hace poco más de 120 días, logró un régimen para reencontrarse con él.

Ambos casos sí tienen una diferencia: hubo denuncias cruzadas entre Medina y Jiménez por violencia de género y doméstica. Martínez, en cambio, nunca hizo una presentación policial en contra de Fucillieri.

“Lamentablemente las cosas no cambian para los padres en la Justicia. Una mujer los denuncia y rápidamente consiguen una medida que impide el contacto de los hombres con sus hijos. Estamos hablando que se rompen los vínculos con los niños sin que se probara la denuncia”, explicó Silvia Furque, que representó a Martínez en el juicio del caso Fucilieri.

“En el fuero civil no existe la misma agilidad para resolver los planteos que hacen los padres para poder reclamar sus derechos. Es un tema que se tiene que analizar porque estamos ante dos casos que se podrían haber evitado si se hubieran analizado correctamente las causas”, añadió la profesional en una entrevista con LA GACETA.

Premeditación

La Justicia determinó que la joven que mató a sus dos hijos actuó de manera premeditada. No sólo compró el día anterior guantes de cirujano y bisturíes para acabar con la vida de sus hijos. También dejó una carta en la que escribió: “ “A vos hijo de mil puta, te hago responsable de cada gota de sangre que correrá de mis hijos...No vas a vivir tranquilo ni vos ni tu familia”. La fiscal de cámara Marta Jerez, al igual que Furque, utilizó ese escrito plasmado en un talón recetario.

Aunque aún no está probado, se sospecha que Medina también tenía planeado no sólo acabar con la vida de su hijo, sino del padre también. Uno de los elementos que sostienen esa teoría son los audios que envió a Jiménez desde el lunes pidiéndole que vaya a su casa porque el pequeño habría sido abusado por un tal “El Viejo”.

Fechas clave

Las madres acabaron con la vida de sus hijos en días especiales. Fucilieri lo hizo días antes de que María Pía, la preferida de Martínez, cumpliera sus tres años de vida. Medina lo hizo el 1 de noviembre, el día que se cumplían 22 años de la muerte de la madre de Jiménez, una fecha que siempre lo movilizó hasta lo más profundo de su ser.

Los hallazgos

Ambas mujeres se encerraron para cometer los crímenes. En Villa Luján, la joven condenada les abrió la puerta a sus familiares que fueron los que se dieron con un macabro cuadro. En Los Ralos, un policía que había acudido al pedido de asistencia de la joven y un vecino, ingresaron después de haber pateado la puerta. Encontraron a la policía gravemente herida y con su hijo sin vida a cuestas.

Otra coincidencia: las dos balbuceaban palabras y frases incomprensibles cuando fueron encontradas en las escenas del crimen.

Inimputabilidad

Durante todo el proceso legal, los defensores de Fucillieri trataron de que se la declare inimputable. Uno de los planteos que esgrimió Gustavo Morales ante la Corte es que no habían realizado correctamente las pericias para probar que la joven debía ser declarada inimputable. Pero como ocurrió a lo largo del proceso, esa posibilidad fue descartada de plano.

El caso de Medina es diferente. Si bien es cierto que se sospecha que podría haber tenido problemas de salud mental, ya había sido dada de alta por una profesional y esa fue la razón por la que le entregaron el arma. La enfermedad que podría padecer no le asegura que se la declare inimputable. Además, por la gravedad de sus lesiones, todavía no pudo ser examinada por los especialistas para que elaboren un diagnóstico.

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