Llevaron al Obarrio al agresor de Los Vallistos

El joven con problemas de personalidad acusado de arrojar a un octogenario desde un puente fue trasladado a la institución de salud mental para que se haga un diagnóstico

EL RESCATE. Fernando Borda, de 80 años, recibe ayuda después de caer en las aguas. Fallecería poco después, en el traslado al hospital Padilla.  EL RESCATE. Fernando Borda, de 80 años, recibe ayuda después de caer en las aguas. Fallecería poco después, en el traslado al hospital Padilla.

“Déjelo nomás oficial, ya vimos lo suficiente”, afirmó con tono firme el juez Dante Ibáñez. El magistrado y todas las partes observaron el estado del joven sospechado de haber arrojado del puente de Los Vallistos a un octogenario. El uniformado, en una audiencia virtual, mostró cómo Mariano Amaya estaba solo en un calabozo, totalmente desnudo, sucio y balbuceando palabras inentendibles. El magistrado, tal como lo habían solicitado el representante del Ministerio Público Fiscal, Lucas Maggio, y el defensor, Javier Lobo Aragón, pospuso el acto de acusación y ordenó su traslado a un hospital para que sea tratado. Ayer a la mañana fue llevado al hospital Obarrio.

Primer incidente

Amaya se levantó el sábado. Les dijo a sus familiares que dejaría su casa de Ranchillos para visitar a su madre, en Los Vallistos. Horas después, en esa humilde vivienda, se registró el primer incidente. Le dijo a su madre que era Jesucristo y le pidió que se arrodillara para que la bendijera. La mujer, al notar que su hijo no estaba bien, le hizo caso. Terminó levantándose cuando descubrió que pretendía asfixiarla apretándole el cuello. Ella trató en vano de calmarlo, mientras sus parientes escondían los cuchillos y cualquier otro elemento con los que podría dañarlos. A los gritos abandonó la humilde vivienda con rumbo desconocido. No pudieron detenerlo.

La tragedia

El alienado, según la información que recogieron los investigadores, durante bastante tiempo estuvo deambulando por el barrio. Después se dirigió hacia el puente de Los Vallistos. En ese lugar se encontró con Fernando Borda, un hombre de 80 años. Por razones que no están claras, Amaya arrojó al vacío al octogenario que fue rescatado de las pestilentes aguas por las personas que observaron lo que había sucedido. Fue trasladado al hospital Padilla, donde llegó sin vida. En la audiencia del lunes, Patricia Borda, hija de la víctima, reconoció que su padre conocía al joven, por lo que no se descarta que el hombre haya intentado ayudarlo cuando lo encontró.

Arrodillado y rezando

Los agentes del servicio 911 y de Homicidios, al mando de los comisarios Ramón Moreno, Diego Bernachi y Jorge Dib, encontraron al sospechoso en un descampado, arrodillado, rezando y mirando al cielo. Luego de reducirlo, lo trasladaron a la seccional 4ª. En esa dependencia policial se presentaron los familiares del demorado para presentar un certificado de discapacidad en el que se informaba que padecía de un retraso madurativo y problemas de personalidad.

Al enterarse de esa situación, el auxiliar Maggio, siguiendo las instrucciones del fiscal Ignacio López Bustos, solicitó que fuese revisado por el médico de la Policía para que determine dónde debía ser alojado. El profesional de la fuerza dispuso que quedara encerrado en un calabozo. Horas después, los guardias escucharon los gritos de los detenidos y descubrieron que Amaya le había mordido la cara a uno de ellos. Ante esta situación, el representante del MPF inició una investigación para determinar por qué se ordenó su alojamiento en ese lugar.

La audiencia

El lunes se realizó la audiencia donde se debería haberle formulado los cargos al acusado. Maggio dijo que debía suspenderse la audiencia luego de leer el informe que había realizado el médico forense Santiago Andrés Anzorena. El profesional indicó que encontró al detenido aislado en un calabozo en el fondo de la comisaría y que no cumplía con la más mínima condición de higiene personal. Al mismo tiempo, indicó que era necesaria una urgente evaluación por parte del equipo interdisciplinario del equipo de salud mental del Hospital Obarrio para valorar la necesidad de internación y tratamiento específico por presentar riesgo inminente para sí mismo y para terceros. Asimismo, sostuvo que actualmente no tiene capacidad para comprender sus actos y dirigir sus acciones.

“Es peligroso”

El juez Ibáñez eligió las mejores palabras para explicarles a los familiares de la víctima que por las normas vigentes y cuáles eran los pasos procesales que se darían a partir de ahora. Patricia Borda pidió que se investigara a fondo el caso. “Creo que esto fue premeditado. Quiero que se compruebe realmente si tiene problemas mentales. Él conocía a mi papá y me llamó la atención que haya tomado esa decisión”, explicó. La mujer fue interrumpida por su hijo (sólo se identificó como nieto del fallecido) que señaló: “lo único que pedimos es que si es peligroso como están diciendo, lo lleven a un lugar para que no siga haciendo daño. Evidentemente es un tipo muy peligroso”.

El magistrado le explicó que ya se habían tomado las medidas necesarias. Destacó que el fiscal López Bustos, después de recibir el informe, ordenó su traslado y que él también haría lo mismo porque todavía seguía alojado en ese lugar.

“Realmente es una vergüenza porque se están incumpliendo dos órdenes judiciales que tienen que ver con el cuidado de una persona para que no se lesione y no lesiones a otro”, explicó Lobo Aragón. “Se vio claramente que está recibiendo un trato inhumano y eso no se puede tolerar. Necesita un tratamiento urgente, no estar abandonado en un calabozo”, finalizó.

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