El plan de campaña del PJ: 100 días a todo o nada

 Osvaldo Jaldo y Juan Manzur. Osvaldo Jaldo y Juan Manzur. ARCHIVO

El cronograma electoral marca que el inicio de la campaña será formalmente el 14 de abril, un mes antes de los comicios provinciales. En los hechos, sin embargo, para la dirigencia del justicialismo Juan Manzur y Osvaldo Jaldo agitaron la bandera de largada el jueves. El tan esperado anuncio de confirmación de la fórmula con la que competirán para seguir en el poder fue la habilitación para comenzar a trabajar con la mirada puesta en este año de elecciones. Si bien hay grupos están más avanzados que otros en algunas labores proselitistas, ahora comenzarán todos a hacerlo de lleno. La renovación total de autoridades electivas genera que los intereses de gran parte de los miembros del PJ se pongan en juego y que la competencia sea ardua.

En el oficialismo habitualmente se habla de que el plato fuerte está en los 100 días de campaña, incluído el domingo final. Esa estrategia será clave teniendo en cuenta un escenario local con fecha adelantada y alejado del proceso nacional.

La situación de Manzur inquietaba puertas adentro. Por un lado, porque fue a la Justicia para despejar dudas respecto de si podía postularse para la vicegobernación. Si bien el gobernador en uso de licencia fue habilitado por la Justicia provincial, aún resta el pronunciamiento de la Corte nacional. Por el otro, está la cuestión de su permanencia en la Jefatura de Gabinete. Se habla de tres alternativas: la primera, que impulsa el propio Presidente Alberto Fernández, es que permanezca en su puesto en la Rosada y venga a Tucumán a mitad de semana para participar de las acciones políticas. La segunda es que tome una licencia cerca de marzo para volver a la provincia. La tercera versión y más reciente da cuenta de que podría renunciar en los próximos días para abocarse totalmente a la contienda provincial desde la gobernación y luego pasar directo a la campaña nacional.

Al margen de lo que suceda con Manzur, que es incierto, hasta hace algunos días, en la Casa de Gobierno se sostenía la idea de confirmar la fórmula a último momento. Si bien la integración de la dupla era vox pópuli y se ratificaba con las actitudes de ambos, pretendían reservarla para no brindar certezas ni empujar definiciones en las filas de Juntos por el Cambio (JxC). Las perspectivas de un acuerdo próximo entre Roberto Sánchez (UCR) y Germán Alfaro (PJS) en el armado mayoritario de la oposición no son buenas por el momento. Aunque puede cambiar, ese presente de división se celebra en los despachos del poder provincial. En el jaldismo y el manzurismo estiman que la confirmación en sus filas repercutirá necesariamente en las de los disidentes: están convencidos de que podría acelerar una unión o la ruptura definitiva.

Hay dos explicaciones que repiten en los entornos de Manzur y Jaldo respecto de por qué se habría precipitado el anuncio. Unos afirman que fue por la supuesta ansiedad de Jaldo y por la necesidad de que el aparato se ponga en marcha. Otros ponen en el foco al Jefe de Gabinete y relatan que estaría más entusiasmado que nunca con una candidatura nacional. Habría traído buenas noticias de su viaje a Israel: nada menos que apoyo político y económico para sus apetencias presidenciales. Algo así como agua en el desierto del enrarecido panorama nacional. El aval habría disparado la definición provincial. De esta manera, cuentan, él podría abocarse a los menesteres locales y ostentar, eventualmente, un triunfo peronista antes de la puja nacional.

En el caso de Jaldo, sostienen en su entorno que la mejor campaña es la gestión y que hasta el último día que le toque estar en el despacho del Ejecutivo estará abocado a mostrar dinamismo, reacción y compromiso. Por eso también pidió a los funcionarios que se mantengan en la calle, lo más cerca posible de los ciudadanos.

Los 100

La centena de días que planifica el justicialismo habitualmente para sus campañas remite a los últimos tres meses y al día de los comicios ¿Por qué ese período? Dirigentes de experiencia explican que en esta oportunidad porque, si bien ya está la maquinaria poniéndose en marcha, gran parte de los ciudadanos todo enero y mediados de febrero están abocados al descanso por las vacaciones. De acuerdo con los asesores y consultoras, explican diversos políticos, los 100 días antes son el momento en el que el electorado está más receptivo a las propuestas y comienza a definir su voto.

En enero está previsto que desde todos los espacios testeen el humor de la gente y el tenor de la actividad proselitista dependerá mucho de eso. Consideran que si bien la gente viene enojada con la clase política y agobiada por la economía, entienden que la actitud social mejoró en diciembre por el Campeonato de Qatar.

La campaña breve es más corta aún porque incluye algunos asteriscos en el calendario: no tendrán la atención del pueblo el tiempo del comienzo de clases en marzo ni la Semana Santa en abril.

Esa situación hace que el peronismo salga a la calle con todo. “Esa es la fortaleza del PJ, para nosotros a partir de ahora no hay fines de semana ni descanso”, detalla un avezado dirigente.

¿Cómo será la campaña? Hay coincidencia en las respuestas: breve, intensa, provincializada, conflictiva y muy peronista.

La definición de las listas y la organización de los actos arrancará entre el cinco y seis de enero, estiman cerca de Jaldo y Manzur. Se esperan determinaciones de nombres y armados hasta el 15. Los encuentros para apoyar a los candidatos se planificarán con base en dos criterios: tipo de lista para ejecutivos (intendentes y delegados comunales) y legislativos (legisladores y concejales) y departamentos/sección electoral. Primero será el turno de las llamadas listas oficiales. Luego seguirán los acoples los protagonistas. En paralelo, se organizarán también por departamento y por cada sección electoral (Capital, Este y Oeste).

En las últimas reuniones y comidas, intendentes y comisionados vienen planteando qué pasará con los que no resulten electos. Se comprometieron a trabajar para reunir la mayor cantidad de votos para la gobernación porque reconocieron que es fundamental retener la Provincia, pero requirieron “contención” posterior. La cantidad de acoples favorece la suma de votos para gobernador-vice pero atomiza para el resto de las categorías y deriva en internas muy cruentas, sobre todo en el interior. En estos encuentros Manzur habría instado a las cabezas de los armados a “cuidar” a sus referentes zonales y a sus punteros. En el oficialismo todos saben que la campaña será cruda y que se jugará a todo o nada.

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