Me ha impresionado mucho la lectura en estas vacaciones del libro del sociólogo alemán Hartmut Rosa Lo indisponible (Herder, Barcelona, 2020, 167 págs.). Frente al «modo agresivo» de estar en el mundo que ha hecho posibles los éxitos espectaculares de la ciencia, la técnica y el desarrollo del bienestar, Rosa sostiene que «el modo fundamental de la existencia viviente del ser humano no es disponer sobre las cosas sino entrar en resonancia con ellas» (p. 53). Me ha parecido no solo hermoso, sino profundamente verdadero: lo que los seres humanos anhelamos no es controlar el mundo, sino resonar, esto es, tener relaciones significativas con las personas y con las cosas.
Un buen amigo me había comentado que estaba leyendo con gran interés el libro más importante de Rosa, Resonancia: Una sociología de la relación con el mundo (Móstoles, Madrid, Katz, 2019), que tiene casi 600 páginas, pero no me atreví con un volumen tan grueso. Preferí comenzar adquiriendo a través de Abebooks.com Lo indisponible —que he leído ya y me ha cautivado— y Remedio a la aceleración. Ensayos sobre la resonancia (Ned, Barcelona, 2019, 125 págs.), que estoy leyendo en estos días.
Sin duda, por mi parte he entrado en resonancia con este autor del que no sabía nada hasta ahora y me ha encantado. El rasgo que quizá más me ha impresionado es su excepcional amplitud de pensamiento, combinada con una cuidadosa atención a los detalles de la vida cotidiana. Muestra una admirable formación sociológica en la mejor tradición de Weber y Simmel. Su conexión con la Escuela de Frankfurt —a la que se le suele adscribir— y con el pensamiento del filósofo canadiense Charles Taylor —sobre cuya filosofía política hizo la tesis doctoral—, le convierten en un observador privilegiado de lo que está pasando en nuestra sociedad.
Lo que más me ha impresionado es la contundente sencillez de su interpretación del mundo occidental. Copio un párrafo de su prólogo, que permite también hacerse idea de su estilo literario a veces un tanto complicado: “El encuentro con lo indisponible y el anhelo o la lucha por ponerlo a disponibilidad atraviesan como un hilo conductor todos los ámbitos de la vida. [...] La indisponibilidad es parte constitutiva de la vida humana y de la experiencia humana fundamental. [....] Mi hipótesis inicial es la siguiente: en la medida en que nosotros, los tardomodernos, apuntamos a poner el mundo a disponibilidad, este nos aparece siempre como un «punto de agresión» o como una serie de puntos de agresión, es decir, como un conjunto de objetos a ser conocidos, alcanzados, conquistados, dominados o usados. Precisamente de esta manera parece escapársenos la «vida» aquello que constituye la experiencia de la vivacidad y el encuentro: aquello que posibilita la resonancia. Esto, a su vez, produce angustia, temor, ira e incluso desesperación; sentimientos que luego, entre otras cosas, se ven reflejados en comportamientos políticos impotentes y agresivos” (pp. 13-14).
Hartmut Rosa pone de manifiesto que las sociedades modernas solo pueden estabilizarse dinámicamente, esto es, mediante el incremento sistemático: están estructural e institucionalmente constreñidas a poner cada vez más mundo a disponibilidad, al alcance. La contrapartida de esta concepción es la idea “tremendamente poderosa que penetra hasta en los poros más finos de nuestra vida psíquica y emocional: la idea según la cual el aumento de nuestro alcance de mundo constituye la clave de una vida buena o mejor” (p. 23). Me ha encantado que en lugar de rigurosos estudios cuantitativos, Rosa apele a la experiencia común sobre los diversos aspectos de la vida cotidiana: desde el nacimiento y la crianza de los niños, la educación, la salud y la profesión hasta las vacaciones o el consumo.
Lo indisponible de Hartmut Rosa es un ejemplo de la mejor filosofía, esto es, de una reflexión que arroja luz sobre nuestras experiencias más comunes y eso nos permite aprender a vivir mejor, a intentar ser mejores.
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Jaime Nubiola - Profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra ([email protected]).