Tras el fracaso inicial, llegan los datos del censo

19 Enero 2023

El 18 de mayo del año pasado los argentinos participamos del censo poblacional. Este estudio fundamental para la política y para la planificación de un país llegó con demoras hasta que finalmente se efectuó.

Tenía dos formas de hacerse: 1) la nueva y moderna, establecida por la tecnología informática, que hacía que los propios ciudadanos cargaran los formularios y 2) la tradicional que hicieron los censistas, recorriendo y visitando cada uno de los hogares en los que viven los argentinos.

Las autoridades del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) se obsesionaron con la importancia de dar los resultados lo más rápido posible. Y, finalmente, este censo pasará a la historia como uno de los que más se demoraron en consignar los datos. Es decir, se priorizó la velocidad de la información y no la información específicamente.

Después de la fecha de realización del censo, las autoridades nacionales entraron en una serie de desinformaciones, porque no podían ocuparse de los datos. Los problemas a resolver eran los ocasionados por el sistema elegido para recabarlos. A medida que transcurría el tiempo más se desenfocaba el objetivo del Indec.

Con el correr de los días se comprobó que la idea de que el censista, una vez que hubiera recabado los datos o hubiera chequeado la información que cargó cada vecino, iba a poder subirlo casi al instante en las bases de datos de la institución, fue un fracaso. Aparentemente, la seguridad informática no fue lo suficientemente cuidada como para que todo funcionara a la altura de los acontecimientos.

Los análisis posteriores confirmaron que la elección de una sola clave para la carga de datos fue uno de los obstáculos que afrontó el sistema elegido por el Indec para cumplir con esta trascendental tarea.

El compromiso que había adquirido el Indec era que prácticamente a las pocas horas de concluido el censo ya empezarían a estar los datos que era lo que esperaba la población. Al fin y al cabo hacia ese fin se había encaminado el Poder Ejecutivo Nacional. Pasaron los meses y nunca llegaron.

De acuerdo a las informaciones que fueron saliendo y a las declaraciones extraoficiales, en los últimos días de este mes estarán listos los primeros datos del Censo. Dentro de 13 días podríamos empezar a desmenuzar cuántos somos realmente y cuáles son las características de la población. Asumido el fracaso inicial, se empezará a cumplir ocho meses después, el compromiso adquirido por el Indec.

Desgraciadamente, los datos llegarán tarde. El Indec que tanto desprestigio ha sufrido en la última gestión kirchnerista vuelve a sufrir una devaluación de su palabra, aun cuando se ha puesto celo en su trabajo en el último tiempo. Es menester que las autoridades tomen estos episodios como un aprendizaje para que no vuelvan a ocurrir. Las demoras y las promesas incumplidas deterioran tanto la confianza del ciudadano como la calidad de la política.

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