Las lesiones producidas por el tránsito son la principal causa externa de muerte entre niños de uno a 15 años, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, que advierte que se trata de cinco decesos de menores por semana. El informe, publicado hace pocos días en nuestro medio, cobró triste actualidad a raíz del accidente de tucumanos ocurrido en Rapelli, Santiago del Estero, sobre la ruta 34, cuando cayeron al pavimento las personas que viajaban en la caja de una camioneta, entre ellas dos niños de ocho y nueve años, cuando el vehículo fue embestido desde atrás por otro auto.
Un médico de la Sociedad Argentina de Pediatría dijo que “existe una percepción de escaso nivel de control. Mucha gente cree que no va a haber consecuencias si rompe las reglas de tránsito; entonces circula sin elementos de seguridad o habiendo consumido sustancias. Además, existe una disparidad en la normativa legal a lo largo del país, todos elementos que atentan contra una vía pública segura para todos”. Se refería al hecho de que, en este caso particular, hubiera sido imposible que una camioneta con la caja cargada -y con niños- circulara por ciudades grandes como la CABA o Córdoba y en cambio lo hace sin controles por rutas del interior.
Además de esa disparidad de criterios entre las diferentes autoridades en el país, hay factores de riesgo previsibles que inciden de manera directa en los accidentes: falta de uso de cinturón de seguridad y de sistemas de retención infantil (la sillita que deben usar los menores de 10 años en el asiento de atrás del vehículo); los factores de distracción como hablar por celular cuando se conduce; la falta de uso de casco en motos y bicicletas; el exceso de velocidad, la falta de legislación uniforme y aplicación efectiva y la falta de inversión en infraestructura. Así lo describió un médico pediatra, consultor de Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP. Esta institución da cuenta de que solamente el 55% de los conductores usa el cinturón y uno de cada cinco pasajeros en asientos traseros lo hace; sólo cuatro de cada 10 menores viaja con sistema de retención infantil y además el 85% de esos sistemas está instalado incorrectamente.
Así las cosas, las cifras son duras: entre 2010 y 2019 hubo un promedio de 266 muertes de niños por año.
Las salidas para este verdadero problema de salud pública, según recomiendan los expertos, consisten en tener una legislación actualizada, uniforme y de aplicación efectiva en todas partes; controles efectivos y al azar; incentivos para desplazamientos más seguros e infraestructura vial adecuada; estimular una reducción sustancial de la velocidad de circulación, sobre todo en zonas urbanas, con señalización y radarización, así como un programa de seguridad infantil “que debe tener un objetivo claro, medible, y sus acciones deben surgir de las prioridades que dicten las estadísticas actualizadas y, fundamentalmente, basadas en la evidencia”, dice la SAT. Aconseja aunar esfuerzos y articular estrategias entre los organismos estatales oficiales, el Ministerio de Salud y las organizaciones civiles dedicadas a la prevención de accidentes.