Cada vez que queda expuesta la posibilidad de una gran cita deportiva en la Argentina, vuelve el tema de qué chances tiene Tucumán de ser parte de ella. Y aunque la respuesta caiga por su propio peso, habida cuenta de la paupérrima infraestructura existente, nunca debemos desfallecer en esta prédica. Algún día, quienes deben poner luz en el asunto tendrán que reaccionar y accionar de una vez por todas.
Puntualmente, la presentación conjunta que hicieron Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile para ser sede del Mundial de fútbol de 2030 abre un juego en el cual Tucumán vuelve a ocupar el rol solamente de espectador. Porque aunque la propuesta citada vaya a llegar a buen puerto, nada indica que nuestra provincia pueda tener en el futuro algo para ofrecer en lo que a un estadio de calidad se refiere. Esto, más allá de contar con un aeropuerto internacional (aunque con instalaciones en vías de quedar obsoleto), hotelería de calidad o gente dispuesta a trabajar. Lo cierto es que lejos estamos y no existen indicios de que se pretenda acortar distancias.
Cuesta entender por qué la provincia no cuenta con infraestructura acorde a su potencial deportivo; sin ella, languidece. Esta inacción se mantiene en el tiempo e incluso se acentúa. Hay que citar los dos casos más recientes: el proyecto del Centro de Alto Rendimiento en Tafí del Valle y el anuncio de un estadio Único en Lules. Si hasta la satisfacción de sostener que aquí se contaba con un estadio de calidad para recibir partidos internacionales de hockey quedó ya algo neutralizada con la inauguración de un sitio similar en Santiago del Estero, donde ya jugaron en diciembre Las Leonas y Los Leones, por la Pro League. El lugar se suma a la moderna infraestructura deportiva de esa provincia, que encabezan el Estadio Único “Madre de Ciudades” y el autódromo de Las Termas, obras que la ubican como una potencia dentro del país.
Es evidente que, a esta altura de los hechos, el cóctel que representan las permanentes crisis económicas (con los altos niveles de inflación en el centro de la escena), los avatares políticos, la falta de una política deportiva ambiciosa, incluso la visión a corto plazo, lastran cualquier posibilidad. De ninguna manera se puede aducir que faltan ganas e iniciativas, porque las hay de sobra.
Prueba de ello es lo sucedido recientemente con Monteros Voley, que ofició hace pocos días de anfitrión del Tour 6 de la Liga Argentina. Y también lo es lo que está haciendo el tenis, que desde hace un buen tiempo está trayendo torneos internacionales, situación que se repetirá en breve en Lawn Tennis y en Las Lomitas.
No por repetido, el tema de la falta de infraestructura deportiva en Tucumán (y en consecuencia la ausencia de oportunidades para ver espectáculos de alta calidad) pierde interés. La insistencia generalmente rinde frutos, como también lo hace la planificación seria, la estrategia inteligente, la gestión responsable, la visión amplia y la ejecución en tiempo y forma. Nuestra provincia necesita golpes de efecto en muchos aspectos: el deporte puede ser la puerta.