Las pistolas Taser, un debate inconcluso en Tucumán

En la comisión de Seguridad de la Legislatura, actores de distintos arcos políticos consideran que sería un instrumento positivo. Una ley que se sancionó y no fue promulgada por la Provincia.

ARMAS DE ELECTROCHOQUE. La función de estas pistolas es paralizar al agresor con una potente descarga para su posterior detención. ARMAS DE ELECTROCHOQUE. La función de estas pistolas es paralizar al agresor con una potente descarga para su posterior detención.

El debate por la implementación de armas de electrochoque (conocidas popularmente como Taser) para personal de seguridad reflotó en las últimas horas a raíz de la autorización que recibió la Ciudad de Buenos Aires de parte de la Nación para la importación de 60 pistolas eléctricas de inmovilización. Y en Tucumán también se reavivó la discusión, dado que el debate por la incorporación de este tipo de armas es un tema que está inconcluso. De todos modos, municipios como el de Yerba Buena adelantó que aprovechará la novedad para impulsar nuevamente la adquisición de estas armas (ver aparte).

En octubre de 2020, la Legislatura sancionó una ley para facultar a los municipios a comprar armas de control electrónicas para proveer a las policías municipales a su cargo. La iniciativa nació en la comisión de Seguridad y Justicia, con las firmas de los oficialistas Gerónimo Vargas Aignasse y Javier Morof, y del bussista Horacio Vermal. Sin embargo, la norma no fue promulgada por el Poder Ejecutivo.

Actualmente, en la Cámara hay voces oficialistas y opositoras que respaldan la implementación de las armas de control electrónica, las cuales están diseñadas para incapacitar a una persona mediante descargas de pocos segundos. El actual presidente de la comisión de Seguridad y Justicia, Roberto Osiris Chustek, manifestó -a título personal- que está a favor de la utilización de las Taser. “Es una herramienta que permite al agente de la Policía o al vigía, acompañada con la capacitación adecuada, evitar el daño de las personas. Como un elemento disuasorio es bueno; impide que llegue a mayores en una situación de violencia”, dijo a LA GACETA.

Capacitación necesaria

El sucesor de Vargas Aignasse en la Cámara, no obstante, remarcó que existen estudios en contra y a favor de estos dispositivos respecto a estas armas. Si bien están catalogadas como no letales, podrían ser más riesgosas en personas con patologías cardíacas. A su vez, subrayó que sería necesario una capacitación adecuada para manipular estas armas.

El legislador Horacio Vermal (Fuerza Republicana), uno de los impulsores del proyecto, cuestionó que la ley que sancionó la Cámara no se encuentre promulgada ni reglamentada. “La semana que viene voy a pedir un informe para saber qué pasó con respecto a las Taser”, dijo, y recordó que su bloque presentó también una exhortación para que el Ministerio de Seguridad autorice la implementación de estas armas en la Policía. “El Gobierno de la Provincia tiene que estar en consonancia con los kirchneristas, que lo único que hacen es ser garantistas”, reprochó.

Quitar ideologías

El legislador Raúl Albarracín (Restauración Social), integrante del comité legislativo, dijo que estos temas no deben estar atravesados por las ideologías. “Su efectividad y casi nula letalidad está comprobada. Debería ser algo que se utilice hace mucho tiempo en Argentina”, dijo. No obstante, opinó que los policías tucumanos deberían capacitarse previamente sobre su uso.

El concepcionense manifestó también que está probado internacionalmente que las Taser permiten proteger al policía y al delincuente, que al ser impactado por un arma de fuego tiene más chances de perder la vida. A su vez, dijo que los uniformados tucumanos se sienten inseguros de usar sus armas reglamentarias porque ante un error pueden perder el trabajo o, incluso, terminar presos. “Son pocos segundos que terminan siendo una ventaja para el agresor o el delincuente”, apuntó.

Este diario intentó comunicarse con el ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, para conocer su postura al respecto, pero no obtuvo respuestas.

DISPOSITIVOS ELÉCTRICOS

Descarga de hasta 50.000 voltios en modo instantáneo

Las pistolas Taser son dispositivos que transmiten una descarga eléctrica de hasta 50.000 voltios, por pocos segundos, que confunde al sistema nervioso y produce una paralización muscular, provocando una incapacitación temporal de la persona para su posterior detención. Puede utilizarse de dos formas: disparando sus dardos a una distancia máxima de aproximadamente de 7,5 metros (dependiendo del cartucho) o haciendo contacto directo con el agresor. Según Amnistía Intencional, la descarga puede ser continua y prolongada si se mantiene el gatillo apretado o reiteradas tantas veces como se apriete y suelte el gatillo.

PERSONAS VULNERABLES

Se desaconseja el uso de las Taser

Hay personas especialmente vulnerables a las Taser. Aparte del dolor extremo que suponen este tipo de armas y de las lesiones que pueden derivar de la caída al suelo de la persona, hay quienes padecen más las descargas. Entre ellas están los menores de edad, las personas mayores, personas con riesgos cardíacos como arritmias o personas que usan marcapasos y las embarazadas. La experiencia acumulada de su uso en otros países permite identificar las personas bajo los efectos de las drogas y los enfermos mentales también podrían correr riesgos con este tipo de dispositivos, expresa Amnistía Internacional en su portal web.

PROYECTO EN EL CONGRESO

Tetaz impulsa su uso civil de las armas de electrochoque

El diputado nacional de Juntos por el Cambio, Martín Tetaz, presentó un proyecto de ley que tiene por objetivo “facilitar” el uso de las pistolas Taser para las fuerzas de seguridad y habilitarlo para aquellos miembros de la población civil que cuenten con permiso para portar armas. En sus fundamentos, la iniciativa distingue entre las armas de “baja letalidad” y las “letales”, con las que actualmente se encuentran equipadas las fuerzas de seguridad. Frente a esta situación, propone el uso de los primeros dispositivos, los cuales permitirían “evitar daños irreversibles tanto en los sujetos a la acción disuasiva como en los usuarios de dichas armas”.

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