Ucrania: riesgo de carambola nuclear

Ucrania: riesgo de carambola nuclear
03 Abril 2023

Carlos Duguech

Analista internacional

Difundidas y enfermizas aspiraciones de Putin que son recogidas por la prensa revelan su aparato de presión. Manifiesta en sus renovadas expresiones, cada vez que la marcha del conflicto bélico no muestra signos de supremacía militar rusa sobre territorio ucraniano, que apelará al armamento nuclear del que hace gala.

En este clima de amenazas y de guerra concreta en suelo de Ucrania que no en territorio ruso, aún, transcribimos una declaración de hace poco más de un año. Desde Nueva York, y suscrita nada menos que por representantes de los cinco países con asiento permanente en el Consejo de Seguridad (ONU).

El lunes 3 de enero de 2022, los representantes de EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia suscribieron una declaración esperanzadora, sorprendente. En el sitio oficial de Naciones Unidas se expresa que “por primera vez en la historia un comunicado habla de evadir una carrera armamentista y no atacarse unos a otros ni a ningún otro Estado”.

Y primera vez en la historia quiere significar durante los 77 años de vida de la ONU (y desde Hiroshima y Nagasaki), hoy parece nada más que un manojo de palabras transfiguradas en altisonantes frente al atronador discurso al que ya nos está acostumbrando el que aparenta ser el amo y señor de los rusos. Con distintos artilugios de gestión político-electoral se las ingenió para ejercer el poder en Rusia desde hace 23 años (cuatro de ellos como primer ministro con tanto poder como presidente).

La declaración aludida expresa: “Nos comprometemos a evitar la proliferación de armas nucleares, afirmando que cualquier guerra que las implique nunca podrá ganarse· Además los cinco se comprometieron en “la voluntad de trabajar con todos los Estados para establecer un entorno de seguridad que permita conseguir más progresos en materia de desarme con el objetivo último de un mundo sin armas nucleares”.

Y como si fuesen catedráticos de la Sorbona o protagonistas principales de una fundación gandhiana. estampan sus firmas en un documento que se difunde mundialmente y que reza, además: “Afirmamos que no se puede ganar una guerra nuclear y que nunca debe librarse”. Literalmente, aunque cause extrañeza. O repulsión cuando leemos las recurrentes citas de Putin sobre su capacidad nuclear para algún momento de esta guerra.

Sólo 52 días después

Esas palabras y conceptos cuidadosamente insertos en la Declaración del 3 de enero de 2022 fueron sólo eso. En los años 70 alcanzó gran popularidad una canción italiana que interpretaban Mina (canto) y Alberto Lupo (intentando dialogar). La cantante sólo respondía a su interlocutor “parole, parole” a cada uno de sus ruegos explicativos o de disculpa. El texto comprometido en la declaración antinuclear que suscribió la Rusia de Putin -tan sólo 52 días antes de la invasión a Ucrania- son sólo eso: “parole, parole”.

Chernobyl, Fukushima....

El más conocido de los accidentes de una planta nuclear fue el de Chernobyl, en el norte de Ucrania, cuando ésta formaba parte de la URSS en abril de 1986. Sus efectos alcanzaron casi toda Europa y atravesando el Atlántico llegó a las costas de América del Norte. Era la primera vez que sucedía algo así en una planta nuclear, lo que generó una serie de improvisaciones, aciertos y errores en el tratamiento de semejante accidente. Dejó enseñanzas, sin embargo. El manejo de la radiación sin control todavía es un riesgo y un asunto de temer. Fue un accidente mientras se intentaba una prueba de las necesarias en una central nuclear llevada adelante con insuficientes factores de seguridad en los expertos y en los procedimientos empleados para controlar el calentamiento excesivo del núcleo.

En Fukushima, en marzo de 2011, se sucedieron acontecimientos naturales que llevaron al desastre en la central nuclear japonesa: terremoto y tsunami devastador de costas y de todo lo que hubiera en ellas. Con esta sumatoria de fenómenos naturales nada se podía hacer por la central que se vio brutalmente afectada por semejante concurrencia simultánea de fenómenos naturales de altísimo impacto.

Zaporiyia es un potencial caso de desastre nuclear, nada menos que en la central más grande de Europa (seis reactores) en el mismo país de Chernobyl. Pero esta vez, si se produjera, no sería consecuencia de fenómenos naturales o de errores en la instrumentación de los procedimientos de seguridad habituales y necesarios sino por la criminal acción (u omisión) de los señores de la guerra. Es casi seguro que Putin no irá más allá de sus menciones y advertencias sobre la capacidad y disposición nuclear de “su Rusia”. Aun disponiendo temerariamente el montaje -que terminaría en julio, según anuncia- de bases de misiles nucleares tácticos en su aliado Bielorrusia, lo que está en cuestión es la seguridad de la planta de múltiples reactores en un escenario bélico donde la metralla rusa o ucraniana pueden afectar accidentalmente la seguridad nuclear. Se desvive por ello el Director General de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), Rafael Mariano Grossi.

Vale decirlo: por sus logros y su implicación en preservar a toda costa la seguridad de la planta insignia de Europa (por ser la más importante) lo que lo llevó a dialogar con líderes de las naciones en guerra, en Kiev y en Moscú, además de sus recurrentes visitas a la planta. Se empeña en lograr una zona de exclusión para el lugar de emplazamiento de la planta. Confía en hacerlo, confía en su equipo y en sus convicciones. Eso le valió que la junta de gobernadores (la Asamblea de los representantes de los estados miembros de la OIEA lo apoyara por unanimidad para un segundo período de cuatro años al frente de la OIEA.

Cualquier error de cálculo en la mira de los artilleros en tierra o en aviones que disparen bombas y hallen destino en un sector sensible de la planta de Zaporiyia destapará el infierno nuclear, replicará lo que ya subamos de Chernobyl y de Fukushima y le dará inicio a la “carambola nuclear”, así Putin no ordene disparar ninguno de sus misiles con ojivas nucleares.

Casa de herrero

Siendo el argentino Rafael Mariano Grossi, el que ocupa el más encumbrado lugar en la regulación y control de los sistemas nucleares en el mundo desde la sede en Viena del organismo de la ONU específico, la OIEA, se da una paradoja inexplicable: miembro fundador de ONU (1945) Argentina es uno de los países que no firmó el Tratado Internacional de Prohibición de las armas nucleares” que entró en vigencia con la firma de Honduras, el estado número 50 (necesario) en enero de 2022. Boicotearon el Tratado los cinco miembros del “quinteto” del Consejo de Seguridad, armados como están con armas nucleares. Argentina, “cuchillo de palo”, en suma, en casa del herrero que desde la OIEA nos representa y trabaja por el uso pacífico de la energía nuclear y por el desarme.

“Síndrome de Al Capone”

El más conocido jefe de la mafia en EEUU que desplegó sus habilidades y gestión criminal particularmente en épocas de la ley seca contra el alcohol actuando entre los años 1920 y 1930, principalmente. Tenía tantos crímenes en su “haber” que sumados los llevaría a una condena larguísima. Finalmente fue juzgado desde un lugar que dejó sin cubrir. Las deudas impositivas. Una paradoja del sistema judicial donde el protagonismo de los “amigos” de Al Capote en los sistemas judicial y policial les facilitaban una impunidad que compensaba con generoso beneplácito de los beneficiarios.

Donald Trump, con notoria participación en el aliento del increíble asalto al Capitolio en Washington convocado en sesión para consagrar la victoria electoral de Joe Biden, posibilitó un hecho escandalosamente único en la historia de los Estados Unidos. Una actividad ilegal alentada desde la mismísima White House por un ocupante que ambicionaba no abandonar su sillón del famoso Salón Oval.

Finalmente beneficiado del “Síndrome Al Capone” lo juzgan por un hecho que nada tiene que ver con su “terrorismo desde la presidencia de los EEUU” sino por no haber declarado la verdad en su declaración de impuestos de unos pagos a una prostituta aparentando otros destinos. Y, sin embargo, Trump, fiel a su egocentrismo y a su ímpetu arrollador en todos los frentes, pretende volver a ser presidente.

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