Claves de la semana económica: el Gobierno necesita pasar el invierno, sin que el otoño se lleve los dólares

Las demandas contra el país en el exterior conspiran con la intención de Sergio Massa para captar más divisas, con el fin de robustecer las reservas del Central.

El otoño no solamente se lleva las hojas. También los dólares. La sequía del verano ha sido tal que la economía se recalentó tanto que quemó el discurso del ministro de Economía Sergio Massa. El conductor del Palacio de Hacienda proyectaba una inflación del 3% a partir de este mes. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el Banco Central en base a las opiniones de las principales consultoras y analistas del país, le ha dado un cachetazo de realismo frente a la evolución de los precios. El 7% se sostendrá como pauta mensual de inflación durante marzo, un dato que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revelará el viernes que viene. Y, en la previa de las elecciones presidenciales, ese indicador no bajará del 6%, según el promedio de los 40 participantes del REM. Si 2022 le escapó a los tres dígitos, este año electoral parece confirmar que no habrá corrección a la baja en los precios y que la inflación anual terminaría en torno del 110%, casi el doble de la pauta presupuestaria diseñada por el ministro de Economía de la Nación.

El costo de retocar las estadísticas tiene un precio demasiado caro. La semana que pasó, un Tribunal de Londres condenó a la Argentina a pagar una compensación de unos U$S 1.500 millones a aquellos tenedores de bonos de la deuda afectados por el método de cálculo de los valores negociables conocidos como “cupones PBI”. Cuatro fondos de inversión (“hedge funds”) demandaron al país por las modificaciones introducidas por el ex ministro de Economía de la gestión de Cristina Kirchner, Axel Kicillof, que -a criterio de los demandantes- modificó la cifra de crecimiento del país de 2013 para no efectuar pagos extras a los tenedores si el PBI crecía por encima del 3,26% como establecía el cupón para aquel año. La situación puede espiralizarse en la medida que otros tribunales, por ejemplo el de Nueva York, toma como jurisprudencia la decisión adoptada por la Justicia británica. “Expropiar YPF fueron U$S 5.000 millones, la negociación con el juez Thomas Griesa en Nueva York fueron U$S 12.000 millones, con el Club de París más de U$S 3.000, otros juicios por U$S 8.000 millones y por último el cupón PBI”, señaló el ex ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay, que consideró que, frente a estas situaciones, es necesario “denunciar penalmente” al actual gobernador de Buenos Aires por tantos juicios perdidos.

En la cada vez más desdibujada gestión del presidente Alberto Fernández, Massa necesita ganar tiempo. Y eso ha sido la nueva versión del “dólar agro” con la que el Estado quiere acumular, al menos, U$S 9.000 millones para engrosar las escuálidas reservas del Banco Central, según la proyección de Equilibra, Centro de Análisis Económico.

El plazo para ese “Programa de Incremento Exportador” es acotado. Como reeditando aquella vieja frase del ex dirigente liberal Álvaro Alsogaray, “hay que pasar el invierno” -es la consigna oficial- antes de afrontar las PASO y, después, las presidenciales. Pero nada es gratis. Según Equilibra, como consecuencia del diferencial cambiario, el Banco Central tendría que emitir adicionalmente $ 555.000 millones (0,3% del PBI) por soja y $ 111.300 millones (0,1% del PBI) por economías regionales.

Pese al fomento de la liquidación de exportaciones y la reducción del déficit externo de energía y turismo, no sería suficiente para compensar la pérdida de divisas de la agroindustria y los mayores pagos netos de deuda. Por ello, se espera que el gobierno anuncie medidas en el frente de las importaciones, advierta la consultora dirigida por el economista Martín Rapetti.

El impacto de la sequía ha sido profundo. Cada informe agroindustrial que pasa se confirma una pérdida de ingresos de divisas al país del orden de los U$S 19.000 millones. El último Staff Report del FMI dejó en claro de que se trata de un programa tan liviano para anclar estructuralmente expectativas como hecho a medida de un cada vez más vulnerable “Plan Llegar”, señala el informe semanal de GMA Capital.

El organismo no alteró la meta fiscal, como tampoco las proyecciones de las variables más relevantes como inflación y crecimiento, pero sugirió más ajuste. Le pide al Gobierno mejorar “la focalización de los subsidios a la energía y la asistencia social” para compensar “los impuestos a la exportación más bajos debido a la sequía, proteger la infraestructura prioritaria y el gasto social, y asegurar los objetivos fiscales”. Además, “sugiere” morigerar los costos fiscales de la moratoria previsional. En el fondo, necesita que el país regenere capacidad de pago de la deuda y encarrilar el rumbo económico.

Las turbulencias macroeconómicas y cambiarias persistirán en medio de un país malhumorado por la inflación y por la caída permanente de la reputación en el mundo. “Cuando uno tiene que atacar el problema de la inflación, tiene que ser atacando todos los factores. Uno no puede decir que hay que bajar el gasto público o hay que devaluar solamente, el programa tiene que ser integral y tiene que ser todo de golpe”, afirmó ayer el ex ministro de Economía de la gestión de Eduardo Duhalde, Jorge Remes Lenicov. El economista advierte que la Argentina enfrenta hoy un escenario de crisis, pero no de estallido. “En 2001 veníamos de tres años de crisis porque la recesión comenzó en la mitad del 98 y estalló con algunas medidas como el corralito. Ahora se van tomando medidas para llegar, pero no hay un programa integral”, indicó en declaraciones al canal A24. No se puede devaluar sin aplicar un programa integral. Y la actual gestión no tiene demasiado margen de maniobra, pero tampoco se percibe que haya predisposición al diálogo con otras fuerzas para consensuar medidas económicas que impliquen más un alivio para los argentinos, que salvar la ropa al Gobierno.

Inflación en alza: las consultoras proyectan un iPC de tres dígitos para este año

La expectativa de inflación proyectada por el mercado aumentó al 7% para marzo y al 110% anual para este año, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), elaborado por el Banco Central, en base a los pronósticos de 40 consultoras y analistas. Paralelamente, revisaron al alza revisaron las previsiones inflacionarias que ubican al IPC en 90% para 2024 y en 54,6% para 2025. Respecto del PBI real para este año, se prevé que será inferior al de 2022, con una caída cercana al 2,7%.

Comentarios