Almaya: la app que permite dejar un legado para tus descendientes

Con inteligencia artificial, Martín Kogan y sus colegas desarrollaron una aplicación que permite grabar videos y dejar registro de tu existencia y de tus pensamientos para el futuro. Tus familiares y amigos podrán entrevistarte cuando ya no estés

TEAM. Maximiliano Ejberowicz, Martín Kogan y Ariel Mathov son responsables de la app. TEAM. Maximiliano Ejberowicz, Martín Kogan y Ariel Mathov son responsables de la app.

Martín Kogan registró para la posteridad la voz de su abuela de 87 años. “La grabé cuando le cantaba una canción de cuna a mi hijo, que en ese momento era un bebito. La miré y le dije: ‘abuela, ¿vos te das cuenta que ahora tus tataranietos te van a escuchar cantar?’”, recuerda Kogan, en una entrevista con LA GACETA. Agrega que su esposa se emocionó porque esa canción, la misma que su abuela le cantó cuando ella era una niña, ahora vivirá por siempre. “Estas cosas son parte del tesoro cultural de cada familia; y la tecnología nos permite hoy estos acercamientos y esta persistencia, a pesar del tiempo”, reflexiona. Es que ese video y otros tantos constituyen hoy una biografía digital de la abuela, a la que podrán acceder sus descendentes. Sus historias, sus sentimientos, sus dolores y sus triunfos estarán al alcance de todos sus seres amados. Para siempre.

Esto lo permite Almaya Life, una aplicación móvil desarrollada por Kogan y otros dos expertos argentinos. La plataforma, que utiliza inteligencia artificial (IA) está diseñada para que las personas puedan “trascender” a la muerte: con diferentes preguntas podés crear una colección digital de contenido en audio o video para tus predecesores. Así, aun cuando ya no estés en este plano, tus familiares podrán “dialogar” con vos. “Es lo más parecido a escribir un libro, pero es más bien una película. Es como una máquina del tiempo: hay un momento en el presente en el que uno se graba, y un momento en el futuro en el que nuestros seres queridos podrán hacernos un reportaje”, indica, y resalta: “Almaya tiene que ver con la vida, no con la muerte. Es una plataforma para disfrutarla hoy con tus seres queridos”, advierte.

Pasado y presente

Kogan la usa con sus familiares. “Yo me la paso bárbaro con mi abuela, con mi papá o con mi mamá... Estamos grabando contenido constantemente y así nos conectamos más; aprendimos mucho sobre el otro. Todo empieza como un video selfie, pero en realidad estás creando un documento histórico de enorme valor para la familia”, considera.

El paso a paso es bastante sencillo: tenés que descargar la app, crear una cuenta y comenzar a crear contenido original o a responder preguntas que la misma plataforma te ofrece. Hay cerca de 700 interrogantes. “Contratamos especialistas en IA, filósofos, médicos y psicólogos expertos en diferentes temas, en trastornos cognitivos y en duelo, por ejemplo, para abordar esto con mucho respeto y para determinar cuáles son las preguntas que ayudan a definir cómo es una persona, a quién amó o qué aprendió -comenta-; las preguntas van desde ‘¿de qué cuadro sos?’ hasta cosas como ‘¿cuál es el sentido de la vida?’”.

La propuesta surgió durante la pandemia, pero no tuvo que ver ni con la situación epidemiológica ni con la cercanía a la muerte -aclara-, sólo fue una coincidencia. Y por eso vuelve a destacar que la app trata de celebrar la vida. “Es como una red social privada; agregás a tus familiares o amigos y entre ustedes pueden compartir el contenido que tienen, enviarse preguntas -explica-; y no es obligatorio responder todas las preguntas, pero para crear algo de valor para tu familia hay que contestar un mínimo de 50. La experiencia te engancha y se convierte en una especie de juego, porque las preguntas tienen diferente dificultad”.

Necesidad de trascender

Almaya -explica Kogan- tiene dos momentos: uno en el presente y otro en el futuro. Hoy grabás tu video y “creás” tu legado, pero en algunos años serán tus familiares quienes te entrevisten. Ahí entra la inteligencia artificial: “funciona como Siri, como Alexa o como el asistente de Google. Cuando vos quieras interactuar con el Almaya de tu abuela, le decís, por ejemplo: ‘dame un consejo para saber cuál es la clave de un matrimonio feliz’. Ese pedido interactúa con una red neuronal creada, que va a buscar, entre todo el contenido grabado por ella, un video donde haga referencia a ese tema, y te va a devolver la imagen real de esa persona respondiendo. Y si no hay nada grabado que conteste, te va a decir que no hay respuesta”.

La IA, entonces, no inventa nada. Mantiene al 100 % la esencia de los antepasados. Y esa es una de las claves. Hoy por hoy -dice el creador- la mayoría de los usuarios que la utilizan es joven. “Obviamente la app toma mucha relevancia si una persona murió y dejó este legado, pero no es sólo para abuelos, es para todos y para compartir en familia. Por eso la mayoría de los usuarios son personas con hijos. Cuando te volvés padre ocurre algo muy trascendental; aparece una persona que es muy importante para vos y querés dejarle algo en vida, y grabado. Hay muchos chicos que lo hacen con sus abuelos, sí, es verdad, y está claro que quizá tendría más ‘urgencia’ que una persona joven, pero es para todos”.

Una necesidad humana

La app trata de dejar algo; que de las personas queden más cosas que algunas fotos viejas y amarillentas en un placard. “Esa es la gracia de la app; ¡imaginate tener a tus abuelos grabados a sus 30. ¿Qué les preguntarías? Es un documento de valor familiar único; le podrías pedir consejos -imagina-; vos ves un video, y es esa persona la que responde. No es una ilusión, ni es la IA”.

Kogan cuenta que cuando empezaron el desarrollo, lo primero que hicieron fue contactar a un filósofo. “Él nos ayudó a comprender qué es lo que estábamos haciendo con Almaya: esta búsqueda de trascendencia, de legado cultural, no es algo nuevo. Ocurre desde tiempos inmemoriales -indica-; por eso es una herramienta de vida y de autoconocimiento”.

La app está disponible para Android y para iOS, y puede descargarse desde ambas tiendas. Cuenta con una versión gratuita y una versión pro.

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