Mayo de las Letras: “La escritura es un arte de ilusionismo”

Mayo de las Letras: “La escritura es un arte de ilusionismo”

Hace al menos cuatro décadas que Ricardo Ragendorfer se dedica al periodismo; como evidencia del oficio está más de una decena de libros de no ficción que llevan su firma. Hay trabajos de investigación sobre los “trapitos sucios” de la policía bonaerense, el espionaje de las Fuerzas Armadas en la cúpula de Montoneros y la vida privada (cargada de cotidianidad y atrocidad) de algunos represores que participaron en la última dictadura militar.

Al registro, se suman cientos de artículos publicados en revistas (Cerdos & Peces, Caras y Caretas) y diarios (Ámbito Financiero, Tiempo Argentino); además de entrevistas gestadas para la TV.

La biografía de “Patán” (apodo que se ganó en honor al perro de “Los autos locos”) tampoco escapa a una buena trama: sus padres fueron inmigrantes austríacos (ambos abandonaron el país antes de su anexión al Tercer Reich), él nació en Bolivia y cuando tenía alrededor de dos años la familia se radicó en Argentina. A fines de los ‘70, Ragendorfer debió exiliarse en México y allí inició su vínculo con la prensa. Frente a la necesidad de conseguir empleo, se contactó con el periodista argentino Carlos Ulanosvsky, que trabajaba en la revista Interviú. Una semana después, salió a la luz su primer artículo y desde entonces no paró de seguirle el rastro a la tinta roja.

Visita a Tucumán

El escritor -especializado en temas policiales- se presentará este miércoles en la 19° edición del Mayo de las Letras. El evento tendrá lugar a las 20 en la sede central de la Universidad San Pablo T (San Martín 435). En los días previos al encuentro, Ragendorfer charló con LA GACETA sobre su visión de la literatura, el periodismo y los matices que convergen en la non-fiction.

- Vivimos en una época en la que prima el amarillismo y existe una “metamorfosis del delito” tal cual lo conocíamos. ¿Qué análisis puede hacer en torno a la evolución del género policial en nuestro país?

- El género policial siempre fue considerado una especie de género bastardo. A mí particularmente me apasiona porque, entre otras cosas, nos permite explorar vidas comunes y corrientes. Sin embargo, a diferencia de quienes cubren periodísticamente temas deportivos o políticos, acá hablamos por lo general de personas que salieron del anonimato por hechos tan extremos como haber matado o haber sido asesinado. En Argentina, el género policial, dentro del periodismo, ha tenido varios altibajos. En su origen, las noticias que no salían en los diarios eran volcadas en sueltos que se vendían en los barrios (mimeografiados) y que hasta tenían forma de copla. Por ejemplo, a principios de siglo un inmigrante alemán llamado Augusto Conrado Schneider fue asesinado y descuartizado. Con la música de la zarzuela “La verbena de la Paloma” esa noticia decía “¿A dónde vas con el bulto apurado? / - A los lagos lo voy a tirar / es el cuerpo de Augusto Conrado / al que acabo de descuartizar”. Posteriormente, apareció el diario Crítica y comenzó a escribir en él alguien que podría considerarse pionero de este tipo de crónicas: Gustavo Germán González (GGG). A lo largo de las décadas, el género no solamente reflejó los cánones de cada etapa temporal, sino también la impronta de los medios que lo contenían. Las crónicas policiales en el viejo diario La Prensa eran mucho más sobrias e insulsas que las notas que publicaba Crítica o, después, Crónica. También, en medio de esas circunstancias aparecieron nuevas formas de escribir con el estilo de lo que pasó a denominarse académicamente como la no ficción…

- ¿Y ahora?

- Puede que en los últimos tiempos esta temática haya sido un poco malograda por un subgénero del periodismo policial relacionado con la inseguridad. Pese a la seriedad que se merece, este asunto es tratado de un modo sensacionalista al tratar de instalar un clima que sobrepasa sus índices reales (a fin de cuentas, la inseguridad no es otra cosa que violencia urbana). De alguna manera eso dio pie a lo que llamo el “periodismo patrullero”: un periodismo absolutamente punitivista y que apunta hacia una suerte de control social. Esto se nota en la televisión, cuando aparecen noticias que están estructuradas simplemente a través de la transmisión de imágenes de cámaras de seguridad, como una especie de periodismo orwelliano.

- Hay situaciones que ocurren a diario y nos dejan estupefactos porque son más increíbles que la trama de una telenovela o porque se las narra con demasiada espectacularidad. ¿Cree que la línea entre la realidad y la ficción se ha desdibujado?

- No lo sé realmente… siempre me pregunto si la vida imita a la literatura o la literatura imita a la vida. Desde luego eso es incontestable, pero voy a seguir haciéndome esa pregunta porque hay determinados hechos de la realidad que me parecen fruto de una ficción. Lo que sí sé es que la escritura es un acto de ilusionismo; el truco de escribir una ficción consiste en hacerle creer al lector de que está leyendo algo que en verdad sucedió. Por su parte, el secreto de escribir una crónica periodística pasa por lograr que el lector crea que está leyendo una novela. Sin embargo, eso no incluye todas las coberturas. El otro día vi por televisión cómo un movilero perseguía y acosaba a una mujer que había visitado a Antonio Gasalla. Una boludez así. Eso simplemente es acoso periodístico, no tiene nada de novela…

- Mientras escribía sus obras de investigación o artículos ¿alguna vez se topó con el problema de querer hallar un “lado humano” o deshumanizar a los protagonistas?

- Ese es un tema que alude a lo que la ensayista alemana Hannah Arendt denominó la banalidad del mal. Pongamos como ejemplo de un “asesino monstruoso” a los represores de la dictadura, que picaneaban a mujeres embarazadas (y cometieron otras tantas atrocidades), pero luego volvían a casa, besaban a su esposa y acariciaban la cabecita de sus niños. La gente más despiadada y psicópata del mundo, los asesinos, no son monstruos, son gente normal. En el caso de los represores, se suma el hecho de que tuvieran cargos ejecutivos en sistemas cifrados en el exterminio, pero eran personas, no monstruos. Ese hecho (el que sean sujetos aparentemente normales) es lo que los torna más monstruosos.

Cronograma: eventos literarios y artísticos para hoy

- Elenco de variedades para niños con payasos, a las 10, en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251).
- Disertación a cargo del grupo Teatro x la identidad, a las 19, en la sala Hynes O’Connor (San Martín 251).
- Presentación del libro “El Desalmadero”, escrito por el poeta jujeño Alejandro Carrizo. Será a las 19, en la sede central de la Universidad San Pablo T (San Martín 435).
- Homenaje al poeta Néstor Rodolfo Silva, a cargo de Gabriel Gómez Saavedra. El encuentro será a las 20, también en la universidad privada.

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