Todas las miradas apuntan hacia Juan Manzur

 La Gaceta / foto de Juan Pablo Sánchez Noli

La postal que ilustra esta columna es el fiel reflejo de lo que está pasando en el interior del Frente de Todos por Tucumán. La fórmula Osvaldo Jaldo-Juan Manzur se descascara como ese afiche oficialista que es reemplazado en una estratégica esquina céntrica a medida que, puertas adentro, el peronismo reclama la subsistencia y conservar la cuota de poder en cada uno de los territorios de la provincia. Todas las miradas apuntan al presidente del distrito Tucumán y jefe de campaña del oficialismo. Si hay renunciamiento a la candidatura a vicegobernador, garantiza la supervivencia política de gran parte del oficialismo. De otro modo, condenaría al Partido Justicialista a otra judicialización, algo que ya es una costumbre en cada elección que se realiza en Tucumán.

Manzur vive sus horas más críticas en la política. “¡Qué locura es esta!”, dice un spot que se ha difundido por WhatsApp entre la dirigencia peronista. El oficialismo parece que quiere reemplazar el afiche de campaña con la misma velocidad que clama por superar el escollo judicial. La Corte Suprema de Justicia de la Nación les dio un duro golpe de realismo a las intenciones manzuristas. Los jaldistas se convencen, cada vez más, de que el gobernador sabía de antemano acerca del desenlace judicial de su postulación. Los viajes a Buenos Aires, los que trascendieron públicamente y también los otros, eran un presagio de lo que iba a pasar en el máximo tribunal. Anoche, tras la cumbre en la Legislatura, algunos de los concurrentes señalaban que el mensaje del máximo tribunal también tenía algo de lógica política. Este domingo, cinco provincias elegían gobernador y en todas ellas el triunfo era para el peronismo. “No será cinco a cero, sino tres a cero”, resumía un legislador que trazaba un paralelismo con el fútbol. “Germán Alfaro se parece a Agustín Palavecino que le cantó el gol en la cara a los xeneizes, pero aquí el campeonato no terminó y vamos a ver en las urnas quién lo gana”, expresaba otro de los asistentes.

Lejos del moderno edificio legislativo, algunos intendentes oficialistas conjeturaban acerca de qué es lo que debe hacer el oficialismo para salir de este laberinto judicial. Algunos sostenían que el Partido Justicialista debe resolver esta situación, sumariamente y con carácter de urgente, con el fin de garantizar la simultaneidad de las elecciones y que no sean desdobladas. La suspensión general cubrió esa necesidad de resolución en el peronismo. Hay otros que sostienen que a Jaldo le queda una bala de plata: ir por todo o nada, porque Manzur seguirá en carrera, ya que se le plantean múltiples opciones en su futuro político. El gobernador entró decidido a la cumbre en la sede parlamentaria a sostener su candidatura. Las miradas de los presentes no estaban colmadas de convicciones.

¿Por qué el mandatario fue a la Cámara y la cumbre no se desarrolló en la Casa de Gobierno? La soledad no es buena consejera, más en momentos difíciles. Nadie puede manejarse solo, ni resolver una situación tan sensible que involucra a cientos de acoples, respondieron en la Legislatura. Hacia allí fue el fiscal de Estado, Federico Nazur, el único hombre cercano al gobernador. Poco más tarde ingresó Ana Escobedo, apoderada del PJ. El resto de los presentes eran jaldistas y algunos autodefinidos hoy como neutrales, una categoría que suele reaparecer cada vez que cambian las caras en el poder.

La relación en el binomio gobernante no pasa por un buen momento. Manzur no quiere terminar como sus antecesores en el cargo, vacíos de poder y buscando otros horizontes. No está en su esencia. Quiere trascender y hasta se animó a incluirse en la pelea nacional por las candidaturas dentro del oficialismo. Se mencionó como compañero de fórmula de Daniel Scioli, pero él mismo cree que todavía no es tiempo de poner las cartas sobre la mesa, porque se están tallando las postulaciones y nadie sabe qué sucederá mañana con la política, con el dólar, con la inflación y con el devaluado peso argentino. Pensar en el largo plazo es una utopía en la Argentina de las crisis recurrentes.

Si no es Manzur, ¿entonces quién? El gobernador cerró su celular a las llamadas, envuelto en el misterio y en las dudas. Su agenda de actividades ya no es tan pública como antes. No dejará de recorrer obras, pero tratará de hablar poco en público. En ese ejercicio de poder hay que observar quién o quiénes lo rodearán. De allí pueden destacarse algunos nombres que pueden llegar a ubicarse si es que, en definitiva, el jefe de campaña del oficialismo tucumano decide declinar su postulación. Sergio Mansilla, el presidente subrogante de la Legislatura, asoma como el principal candidato a acompañar a Jaldo. Ayer por la tarde se quedó a medio camino en la ruta cuando en el tercer piso de la Legislatura se desarrollaba la cumbre del Frente de Todos. “Pegá la vuelta, ya nos estamos yendo”, le comunicó telefónicamente el vicegobernador, mientras Mansilla se encontraba en la zona de Famaillá. El segundo nombre en danza es el de Pablo Yedlin. El pediatra podría dejar su banca en el Senado para que Manzur la ocupe, mientras se ubica en el mapa político federal. El tercer nombre es el del diputado nacional y dirigente bancario Carlos Cisneros, uno de los hombres de confianza del ex jefe de Gabinete de la Nación. Más atrás se inscriben el vicepresidente primero de la Cámara, Regino Amado, y tal vez hasta la diputada Rossana Chahla, que peleará por la intendencia capitalina. En este último caso, el riesgo es perder cierto caudal electoral independiente que la ex ministra de Salud supo cosechar a lo largo de la campaña.

Mientras tanto, Manzur busca respuestas en Buenos Aires. Le llueven mensajes en su celular y llamadas de referentes políticos, empresariales y sindicales. Muchos de ellos no recibirán una contestación. “La llamada fue rechazada”, se lee en la mayoría de los casos.

Pasan las horas y más dirigentes expresan su pensamiento. “Manzur sabía que esto iba a pasar”, comentaba anoche uno de los principales referentes del oficialismo, que renegaba del silencio del gobernador. Todas las miradas se posan en él.

Los próximos días serán cruciales para establecer si el Frente seguirá siendo de todos y si el peronismo puede seguir presumiendo que llegará unido a las urnas cuando se decida la nueva fecha de los comicios. Se baraja que puede ser el 4 o el 11 de junio. Dependerá en gran medida de la decisión del gobernador de plantarse en su candidatura o bien asumir un gesto altruista para que el Partido Justicialista conserve el poder. Ese será su principal dilema, tal vez el más importante en su carrera política.

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