Un boxeador contra las cuerdas en “Bengala”

Teresita Terraf dirige a Marcelo Katz en una nueva versión de la obra de Alfredo Megna, que esta noche se estrena en el gimnasio Ringo Box

UNIPERSONAL. Marcelo Katz compone “Bengala”. UNIPERSONAL. Marcelo Katz compone “Bengala”.
12 Mayo 2023

“Ilusión, mucha ilusión”, resume para LA GACETA Teresita Terraf sobre el estreno de esta noche de “Bengala”, el texto de Alfredo Megna con el que desde el Teatro Tucumano de Cámara vuelve a dirigir a Marcelo Katz en una obra que se sitúa en el universo del boxeo para hablar de cosas universales.

Y ese deseo de Terraf se corporiza en un nuevo espacio, especialmente montado para la obra como la sala Ringo Box (en el gimnasio homónimo de Marcos Paz 419), donde desde las 22 discurrirá la historia de un hombre que “lucha sin tregua para escapar de la adversidad en un cuadrilátero”. El título remite al apodo de ese boxeador que, al igual que toda bengala, brilla más fuerte junto en el momento anterior de comenzar a apagarse.

- ¿Qué te interesó del texto?

- Hace 12 años, Marcelo decidió estudiar teatro y comenzamos una etapa de acercamiento a los grandes ejes de la profesión y “Bengala” fue la herramienta para ir poniendo en práctica en el escenario esos temas. Él la había visto en Buenos Aires y tenía mucha ilusión de poder interpretarla. Cuando la leí me pareció un material excelente, un texto no convencional, sensible, atrevido, que daba la posibilidad de introducirlo en ese camino arrancando desde un punto de su interés. Tiene los condimentos y dificultades que todo actor/actriz, sueña transitar sumados a que nuestra versión agrega otros que la hacen más desafiante aún.

- ¿Qué cuenta como mirada al mundo especial del boxeo?

- Más allá del cuadrilátero, los golpes, el olor a ungüento y sudor, cuenta un sueño: hacer historia en una arena que brama, salir de la adversidad, y sobre todo, recuperar el amor perdido.

- Viene precedida de reconocimientos y premios, y con actuaciones profesionales (como la de Néstor Navarría) y de no actores (Sergio Maravilla Martínez).

- Sí. Nosotros ya la hicimos en 2013, luego de la de Navarría y nueve años antes de la de Martínez. Fue el cierre de ese camino actoral que te mencionaba, iniciado casi tres años antes del estreno, con clases intensivas y entrenamiento de todos los días que significó un crecimiento enorme para él. En su momento vino Megna, y recuerdo su sorpresa y reconocimiento al merituar nuestro abordaje: haber ubicado la versión en nuestra geografía inmediata; la propuesta de que un único actor compusiera todos los personajes; el espacio elegido y el único elemento usado… Ahora vuelve con un abordaje absolutamente diferente y una puesta totalmente distinta, con otros desafíos, complejizando aún más la tarea en el afán de brindar al espectador una propuesta innovadora en un espacio especialmente buscado para llevarla a cabo, asumiendo todos los riesgos que esa decisión implicaba, pero con la absoluta seguridad que el público lo agradecería.

- El boxeo ha sido tema recurrente en el teatro argentino. ¿Qué le agrega este texto?

- ¿Quién no lidió en un ring alguna vez o casi todos los días, metafóricamente hablando? Es el hombre enfrentándose con un otro y que también lo hace con el propio cuerpo. Es el conflicto del hombre contra el hombre, uno de los temas fundacionales de nuestras letras, sólo para referirme a ellas. En lo cotidiano, hemos adquirido expresiones que nos conectan directamente con esta actividad: estar contra las cuerdas, dar la talla, dar un golpe bajo, tirar la toalla y tantas otras. La obra de Alfredo agrega una descomposición de tiempo y espacio que la hacen aún más contundente. Va hilvanando detalles de un rompecabezas que se arma a medida que transcurre la obra. El boxeo sólo es el punto de partida: es particular en su formato, habla de temas que verdaderamente nos comprenden y tiene la invaluable virtud de mantener en vilo al espectador.

- ¿Qué es lo más difícil de cerrar una etapa, como la del protagonista al borde del retiro?

- Creo que aceptar las cuentas pendientes. Pretender iluminar lo que no fue e insistir en ver lo que no se vio. Bengala se resiste al ocaso. Arma y desarma lugares, crea y suspende personajes, fragmenta e hila historias, como destellos de un boxeador que lo único que le queda es el ring, sus miserias y su honor y todo para recuperar ese amor al que dedica su desvelo, sus sueños, su sudor.

- El box y el teatro parecen dos territorios alejados...

- Para nosotros, entramar la liturgia boxística con la poética teatral ha sido el desafío así como situar la obra en un espacio de su absoluta pertenencia. Y al igual que el personaje, hemos sudado, padecido y disfrutado el recorrido en el afán de brindar un trabajo que reúna emoción, vértigo y reflexión.

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