En la Argentina todo está caro. Con una inflación interanual de tres dígitos, la canasta básica alimentaria tucumana roza los $ 186.500 mensuales para una familia tipo, un 114,5% más que hace un año, de acuerdo con el Índice Barrial de Precios del Instituto de Investigación Social, Económica y Política (ISEPCi). Pararse frente a una pizarra de alguna verdulería y frutería pone nervioso a cualquier consumidor: esos productos han crecido por encima del 175% en el último año, mucho más que el promedio de los artículos que se adquieren en los almacenes de barrio (120%) o en las carnicerías (casi 86% de variación en los precios).
Las condiciones inflacionarias desde 2020 a los que va del presente año posicionan a las pastas secas en ventaja con la aceleración de los precios de las carnes y las verduras, indica un reciente informe de Claves Información Competitiva, una empresa que realiza monitoreo sectoriales de mercado en Argentina y en algunos países latinoamericanos. En el caso de las pastas frescas el incremento de la producción y el consumo ha sido menor como causa de que sus costos (energía, insumos, transportes, etc.) acortaron la rentabilidad del negocio. Se espera en el contexto de la altísima inflación que sufren los consumidores las pastas seguirán siendo demandadas marcadamente, puntualiza el reporte al que accedió LA GACETA.
La actividad de elaboración de pastas secas y frescas tuvo su auge durante las restricciones de la pandemia. Pasado este tiempo, la coyuntura de alta inflación frenó su crecimiento. La producción total creció 69.000 toneladas según lo estimado para este año respecto de 2019 y significa un 17% directo. Los canales de comercio de las pastas (frescas y secas) son básicamente cuatro: Hogar, Institucional, Gastronómico y Exportación.
Dentro de estos la gran demanda está dada por el consumo de los hogares en donde el nivel de penetración es cada año más predominante. Según fuentes secundarias y estimaciones propias la producción de pastas secas tiene un crecimiento constante y sigue una tendencia que acompaña una suba en la demanda en el canal local y en el canal institucional que creció marcadamente en los últimos años ante el incremento de la pobreza y la ayuda social desde las instituciones hacia los merenderos y grupos sociales empobrecidos, puntualiza el reporte privado.
Se estima que luego de la fuerte suba del volumen en 2020 con un 7,85% y en los años siguientes estaría en unas 10.000 toneladas más por año y llegaría en este 2023 a unas 415.000 toneladas. En el caso de las pastas frescas la producción es más estable y se ve más afectada por el incremento de los costos, básicamente en las producciones de menor escala. La producción estimada para 2023 es de unas 60.000 toneladas, similar a 2019.
De acuerdo a la última información disponible en la Unión de Industriales Fideeros de la República Argentina (UIFRA) en el anuario 2020 el consumo de 2019 de pastas secas era de 332.000 toneladas y de 51.600 toneladas en pastas frescas.
El incremento acelerado de los precios de la mayoría de los alimentos y bebidas y de modo particular la carne vacuna y el retraso del precio del paquete de fideos secos respecto del IPC, aumentó el consumo.
¿Qué pasó con los precios?
El reporte privado puso dos ejemplos acerca de la evolución de los precios de fideos y pastas.
-El precio del paquete de fideos secos de 500 gramos pasó de $ 48,63 en enero de 2018 a $ 69,87 en igual mes de 2022 creciendo un 43,7%. A partir de entonces y siguiendo los ritmos de la inflación acelerada en el país pasa a $ 193,37 en marzo pasado.
- Al igual que en los fideos secos, el precio de los ravioles frescos tuvo dos etapas. De un precio de $ 111,12 a $ 200,08 en enero de 2022 creciendo un 80%. Desde esa fecha a marzo último creció un 139% llegando a $ 478,94 los 500 gramos.
¿Qué pasó con el consumo?
-Antes de la pandemia, el consumo per cápita de pastas en la Argentina era de 8,5 kilos.
-A partir de la pandemia, se evidenció un avance en las preferencias de los argentinos, pasando a 9,2 kilos por persona.
-Claves estima que para 2023 el consumo individual estará cercano a 9,5 kilos de pasta en total. Y cree que pronto se llegará a los 10 kilos per cápita.