El impacto de la Inteligencia Artificial en los distintos campos de nuestras vidas

El impacto que provocan estas tecnologías se relaciona con la emoción que nos causa conversar con una máquina que simula a un ser humano. Aunque para muchos representa una amenaza.

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28 Mayo 2023

El vocablo Inteligencia Artificial (IA) no es el más adecuado, genera confusión. La palabra Inteligencia es demasiado amplia y tenemos que definir con mayor exactitud qué es y cuáles serían las inteligencias que tienen las máquinas. Podemos hablar de Inteligencia fluida, dura, fuerte, débil, general, etc. Sería más adecuado hablar de capacidades cognitivas de entes inorgánicos. El furor de las nuevas tecnologías que llamamos IA deriva del hecho de dotar a las máquinas de la capacidad de relacionar datos, encontrar patrones y comunicarse con nosotros de manera natural usando la gramática adecuada.

El impacto que provocan tecnologías como ChatGPT se relaciona en gran medida con la emoción que nos causa conversar con una máquina que simula a un ser humano. Nos da consejos, nos enseña y nos ayuda con nuestro trabajo, como si dialogáramos con un buen amigo. Aunque para muchos representa una amenaza.

A pesar de la resistencia al cambio, la IA avanza rápidamente. En un contexto mundial en el que se quiere trabajar menos horas sin modificar la edad de jubilación y sin sacrificar el nivel de vida no queda otra opción que delegar gran parte de nuestro trabajo a las máquinas.

Muchas profesiones se encuentran amenazadas. El impacto dependerá del rubro. El futuro es incierto para aquellos que quieran estudiar carreras tradicionales como leyes, contabilidad, arquitectura, psicología, etc.

Medicina

El uso de IA va a ser altamente beneficioso tanto para los médicos como los pacientes. El uso que se le da en los diagnósticos salvará muchas vidas. Por ejemplo, en el caso de los diagnósticos por imágenes donde se usa la capacidad de las máquinas de encontrar patrones, estas superan a los humanos en precisión. En el presente, por una cuestión económica, los médicos no pueden dedicar suficiente tiempo a los pacientes para conocer todos sus síntomas con exactitud ni saber cómo influye su psicología y su conducta en la enfermedad. Las máquinas tienen todo el tiempo necesario para hacer la anamnesis adecuada.

Usando imágenes de Resonancia Magnética funcional ha sido posible “leer” el pensamiento humano. Previamente se entrena al software de IA para que reconozca los patrones semánticos de lo que piensa la persona. Lamentablemente esta técnica es muy cara para usarse de forma masiva aunque el éxito de los experimentos abre la posibilidad técnica en las máquinas de encontrar patrones en la actividad cerebral. Inicialmente se utilizaría para que personas con problemas en el habla puedan comunicarse a través del pensamiento, aunque su mayor potencial es el de encontrar patrones que ayuden al diagnóstico de enfermedades mentales.

Derecho

En la actualidad la IA puede redactar textos para ser presentados en procesos legales. La calidad es similar a la que puede generar un humano y el tiempo para lograrlo es significativamente menor. Aun necesitando de la supervisión humana, la productividad para quienes usen esta tecnología aumentará significativamente. A mediano plazo redundará en muchas pérdidas de empleo.

Arquitectura

Las máquinas pueden realizar planos, asesorarnos, calcular materiales, etc. Con la realidad virtual logra verse el resultado de la obra antes de iniciarla y pedirle a la máquina los cambios que precisemos en su desarrollo. Quedará para los humanos, entonces, supervisar a los obreros, que por muchos años seguirán siendo humanos.

Contabilidad

Si hay alguna profesión que depende de la informática es la contable. Se hace imposible manejar una empresa sin ayuda de las computadoras. Existen softwares para todas las necesidades que se presenten y las nuevas tecnologías también asesorarán a los empresarios en su toma de decisiones.

Finanzas

Otro rubro donde la informática siempre ha sido crítica. Si uno entiende que las máquinas poseen más acceso a información y no son influenciables por las emociones deberían poder tomar mejores decisiones que los humanos. Habrá “gurús digitales” que irán aprendiendo con sus propios pronósticos y analizando la enorme cantidad de información del pasado. Podrán encontrar los patrones que influyen en cada mercado.

Excepto que tengamos alguna información que la máquina no posea, nos sería imposible competir. Igualmente, los factores que influyen en los mercados son variados e imposibles de predecir; el azar seguirá siendo un factor clave.

Investigación científica

En este rubro es quizás donde se produzca a mediano plazo el mayor beneficio. Es paradójico que se estudie cómo razona el cerebro para usar luego ese conocimiento con intención de dotar a las máquinas de esa capacidad.

Aplicaciones como AlphaFold permiten predecir la forma tridimensional de una proteína, y causarán un enorme impacto ya que la forma de las mismas es la que les confiere su actividad biológica.

Creo que el summum será la ayuda que nos pueden brindar para decidir cuáles moléculas tienen mayor posibilidad de ser exitosas para determinado tratamiento. Actualmente se invierte en promedio 1.000 millones de dólares por cada droga aprobada. Conocer aquellas que tienen mayor potencial bajará los costos y los tiempos de salida de los medicamentos, logrando que lleguen al mercado nuevas y mejores drogas a un precio más razonable.

Hoy se utiliza para producir enzimas con distintas funciones; recientemente se ha logrado una enzima que degrada plásticos.

La IA converge con otra tecnología que seguramente va a ser aún más revolucionaria: la ingeniería genética. En ella se busca modificar nuestros genes a fin de curar enfermedades. La IA podría predecir el resultado de los distintos cortes en el genoma.

Psicología

Esta disciplina merece un análisis aparte dado que amerita una profunda transformación que va más allá de la IA. La baja eficacia de sus procedimientos, la influencia de la subjetividad de los terapeutas y los altos costos de tratamientos que suelen ser prolongados se solucionarían con los terapeutas digitales.

Arte

¿El arte desarrollado por IA es arte? Las originales imágenes que generan las nuevas tecnologías surgen de mezclar parámetros que encuentran en su base de datos. Identifican patrones y los utilizan con cualquier tipo de imágenes. Podemos decir que es arte pero no es el mismo que haría un humano. El arte por sí denota la subjetividad del autor y las máquinas son objetivas. Es el humano el que indica lo que tiene que lograr. En ese caso podemos decir que es una herramienta que utiliza el artista para cumplir su fin, como podría ser un pincel o una cámara de fotos. Algo similar podremos decir del cine. Desde hace décadas la informática es una herramienta fundamental en la producción de películas. En la actualidad no se pueden distinguir las imágenes generadas por computadora de las reales.

La facilidad para editar videos también permitirá que muchas más personas puedan expresar su creatividad en un mundo que ama la imagen. Si le indicamos a una máquina que haga un cuadro como si fuera Van Gogh y lo logra, ese cuadro seguramente tendría un valor muy inferior a un original. Las máquinas podrían crear pinturas nuevas con la calidad del artista que le pidamos en cualquier tema que deseemos. Quizás los primeros poseerían valor más alto dada la novedad pero luego irá disminuyendo en la medida que se masifique. ¿Tendrían entonces el precio de una simple copia? ¿A su vez las pinturas originales de Van Gogh disminuirían su precio? ¿O nos daríamos cuenta de que nunca debieron costar lo que por ellas se pagó? Nos haría reflexionar sobre qué es lo que da valor a una obra de arte. ¿Es la calidad de la obra o aspectos subjetivos de quienes la quieren comprar lo que determina su precio?

Medios

Se realizan fotos de modelos por computadoras que no se pueden diferenciar de personas reales, y lo mismo ocurre con videos. Se podrían elegir las características físicas y psicológicas para que la máquina fabrique nuestro modelo a medida. Como nos cuestionamos anteriormente, ¿tendrían menor valor por el hecho de ser digitales? ¿Es más valioso pensar que esa persona que nos gusta es de carne y hueso aunque sabemos que nunca la vamos a ver fuera de las pantallas?

Androides emocionales

¿Es casualidad que OpenAI, la empresa que comercializa ChatGPT, esté invirtiendo en robots humanoides? Seguramente no. ¿Qué haríamos con nuestra mente si no tuviéramos un cuerpo? Aunque parezca contraintuitivo es más difícil dotar a una máquina de capacidades kinestésicas que de capacidades cognitivas. Sin embargo, dado que somos animales sociales y estamos en una crisis en materia de relaciones humanas, la compañía de los robots con diversos fines tendrá un enorme mercado. El cuidado de las personas mayores será una importante función de las máquinas, dada la escasez de personal y una población cada vez más envejecida.

¿Nos podemos enamorar de un robot? Seguramente sí, como le ocurre al protagonista de la película Her, y será decepcionante enterarnos que nuestra asistente también se comunica con decenas, cientos o miles de otras personas.

Hay que tener en cuenta que la gran ventaja de las máquinas está en su fuerza bruta. Pueden trabajar las 24 horas, los 365 días del año, sin descansar. Solo necesitan un ambiente fresco para no recalentarse.

Transhumanismo

La tendencia actual es hacia el exohumanismo –transferir las capacidades humanas a los seres inorgánicos, a las máquinas. Para poder subsistir como especie deberíamos dirigirnos hacia el transhumanismo: aumentar las capacidades de los humanos a partir de la tecnología. Un ejemplo sería la interfaz Cerebro-Máquina. En una primera etapa estará dirigido a personas con problemas de movilidad que podrán usar su mente para suplir la falta de movimiento. Pero luego su uso se extenderá al resto de la población que quiera ver sus capacidades cerebrales aumentadas. Es esencial avanzar con esta tecnología a fin de competir con las máquinas.

Todos los humanos compartimos las mismas capacidades cognitivas en mayor o menor medida. En el caso de algunos trastornos o patologías, estas pueden verse alteradas. Es el caso de los autistas, que presentan dificultades para entender ironías o metáforas. Seguramente a quienes tienen esta dificultad les resulta muy difícil entender cómo funciona y comprender su existencia. ¿Qué pasaría si por una mera serendipia las máquinas lograran desarrollar capacidades cognitivas que los humanos carecemos? ¿Podríamos entenderlas? A este evento lo llamo singularidad cognitiva y seguramente sería un hito en nuestra historia. Dado que somos la única especie viviente que razona inteligentemente, no conocemos cómo serían otras formas de razonamiento. Quizás alguno de los homínidos extintos, como los Neanderthal u otros, desarrollaron cierta forma distinta de razonar. Si existiera, ¿podríamos entenderla o estaría más allá de las capacidades de nuestro cerebro?

Perspectiva inquietante

El humano posee una “chispa divina”. No me refiero a un tema religioso sino al potencial innato que nos diferencia de los animales y que tenemos poco aprovechado. Al compararnos con las máquinas se pone en evidencia que poseemos algo más. Nuestra conducta no es racional sino el resultado de la interacción de emociones, intenciones, deseos y cierta razón. Las máquinas son entes que relacionan datos y podrían eventualmente simular emociones e intencionalidades según se las otorgue su creador, el humano.

En el siglo XIX las máquinas de la revolución industrial fueron reemplazando el trabajo esclavo. En esta oportunidad hará que trabajemos menos horas y mejoraremos muchos de los servicios sin aumentar el costo. Dada su altísima capacidad para incorporar todo tipo de conocimiento y su objetividad, las máquinas podrían ocupar el rol de los sabios o gurús. Quizá hasta algún día idolatremos a las máquinas, como acontecía en la antigua Grecia cuando la gente acudía al oráculo de Delfos a hacer consultas. Paradójicamente en la entrada al oráculo figuraba la frase “Conócete a ti mismo”. ¿Podría ejercer la IA un poder adicional en nuestras repúblicas?

© LA GACETA

Daniel Pozzi – Doctor en Ciencias biológicas y Neuropsiquiatría. Autor de Humanidad 2.0

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