San Martín de Tucumán fue al frente, pero sin lucidez ni puntería

Al equipo se le escapó la posibilidad de alcanzar el primer puesto, en una noche en la que los nervios le ganaron la partida al buen fútbol.

INFRANQUEABLE. Así se mostró anoche el arquero Petroli, cuyo pase pertenece a River. En esta escena, el que lo enfrenta sin éxito es Iván Molinas. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ÁRAOZ INFRANQUEABLE. Así se mostró anoche el arquero Petroli, cuyo pase pertenece a River. En esta escena, el que lo enfrenta sin éxito es Iván Molinas. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ÁRAOZ

En La Ciudadela todo se había armado para que San Martín llegara a la cima de la zona A. Los hinchas habían llegado fervorosos al estadio y el clima previo parecía el ideal. El “santo” sólo debía ratificar lo bueno que venía mostrando en el último tiempo.

Pero esa locura de las tribunas, la adrenalina ganadora y la efervescencia popular le terminaron jugando en contra a un equipo que no se sintió cómodo casi nunca durante los 90 minutos. Todo lo contrario.

Los dirigidos por Pablo Frontini fallaron cuando no debían; justo cuando necesitaban dar ese paso importante para ratificar sus convicciones. Y eso que San Martín había comenzado bien el partido. Antes de los 10 minutos ya había avisado un par de veces con pases filtrados punzantes, tratando de poner a sus delanteros cara a cara con el arquero de Estudiantes de Río Cuarto. Pero no hubo caso.

Las falencias en los metros finales y la presión que bajaba de las tribunas fueron metiendo al equipo en un torbellino mental que no ayudó. Para colmo, el “león” tenía bien estudiado un libreto que respetó a la perfección y cuyo objetivo era cerrarle todos los caminos al dueño de casa.

El “santo” se fue apagando con el correr de los minutos. A diferencia de lo que había sucedido el pasado domingo contra Defensores de Belgrano, esta vez la jugada del entrenador no resultó en absoluto.

Mauro Verón estuvo, al igual que el resto de sus compañeros, demasiado acelerado; y a Iván Molinas le faltó lucidez para mover los hilos en el medio. Además Leonel Bucca, incansable en el retroceso, estuvo muy enredado con la pelota en los pies. Así, Emanuel Dening quedó demasiado aislado en el ataque; justo lo que Frontini había anotado como uno de los errores del equipo cuando arribó a Bolívar y Pellegrini.

Alternativas

En el primer tiempo San Martín fue casi dueño absoluto de la pelota, del terreno y de las acciones. Se jugó a lo que propuso un dueño de casa irresoluto e ineficaz para trasladar al resultado esa supremacía en el juego.

Si la primera mitad le había resultado difícil al “santo”, el complemento fue mucho peor aún. Con un Estudiantes que se conformó con bajarle la persiana al resultado y que se fue metiendo cada vez más cerca de Franco Petroli, al “santo” se le nublaron todas las ideas.

Estuvo más acelerado, más desesperado y mucho más errático. Entró en el juego que le propuso la visita y se olvidó de apostar a lo que le venía dando buenos réditos en los últimos duelos.

Para colmo, le faltó un poco de suerte. Cuando tuvo alguna chance clara para someter al arquero visitante apareció un imprevisto; como ese remate rasante de Gervasio Núñez sobre el final, que encontró la pierna de Agustín Colazo cuando la bola pedía red.

Lo positivo de la noche fue que San Martín mostró protagonismo y hambre de victoria. Fue siempre al frente, aún con limitaciones a cuestas. Eso quedó demostrado en la despedida que recibió el equipo cuando dejó el campo.

Los hinchas aplaudieron a sus jugadores. San Martín no llegó a la cima porque equivocó los caminos; deberá seguir mejorando, ya aparecerá otra chance. Contra All Boys tiene revancha.

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