El martes 13 trae mala suerte. No es un hecho científicamente comprobado. Pero mucha gente, si pudiera, lo sacaría del calendario. Los más cabuleros hacen caso al refrán no te cases ni te embarques. No se trata solamente de gente mayor; entre los jóvenes también se extienden las supersticiones. Es algo que pasa de generación en generación, advierten los especialistas. Y tiene un impacto en la vida cotidiana de las personas.

El Registro Civil es un ejemplo. Para hoy, en las diferentes delegaciones habilitadas en la capital, no se anotaron pedidos de casamientos, según contó Sandra González, del área de Matrimonios. Otro caso es el de las aerolíneas: en muchas partes del mundo baja la demanda de pasajes este día; y por eso generalmente suelen ofrecer importantes descuentos para los viajeros.

“Las supersticiones siguen vigentes; es más, pasan de generación en generación. Generalmente, son padres que tienen cábalas, que tienen creencias fijas sobre los pasos que se deben dar para que las cosas funcionen de una determinada manera o de otra, y esto pasa de un padre a un hijo”, explicó Claudio Plá, médico psiquiatra y psicoanalista, especialista en trastornos de ansiedad, gestión del estrés y fobias.

"No te cases ni te embarques": ¿cómo nació el martes 13?

Obviamente, según el profesiona, están las personas que lo hacen con espíritu “un poco deportivo” y no le da mayor trascendencia. “Pero están los que tienen una angustia franca. Hay un rango que va desde un juego mental simple, no muy comprometedor de la conducta, hasta un síntoma serio, obsesivo, que si no se cumple, aparece mucha angustia”, describió.

Prueba de que el número 13 sigue generando temores es que hay líneas aéreas, incluso hoteles, que sacan la fila número 13 o el piso 13: pasan del 12 al 14, describió Plá.

“La superstición sí puede modificar las conductas de las personas. Tengo un paciente que, si en una reunión hay 13 invitados, él se va, porque no puede tolerar que sean 13 en total”, ejemplificó.

Cuando los temores se empiezan a fijar y se convierten en pensamientos rígidos, en ser ideas sobrevaloradas, ya estamos hablando de un cuadro psicopatológico, describe.

Martes 13: por qué se cree que es un día de mala suerte

De hecho, existe un trastorno que se llama triscaidecafobia o trececafobia, que es el miedo irracional al número trece. El origen del temor no está claro, y se barajan multitud de versiones diferentes, entre ellas, el hecho de que fueron 13 las personas que se sentaron en la Última Cena. También las fábulas nórdicas aseguran que son 13 los espíritus malignos. Por su parte, en el Apocalipsis, el capítulo 13 corresponde al anticristo y la bestia. Y en el Tarot este número hace referencia a la muerte.

Los martes tampoco tienen demasiada buena prensa. Para empezar, es una palabra que deriva del nombre del planeta que en la Edad Media apodaban como el “pequeño maléfico”. También Marte es el dios de la guerra romano por lo que el día martes está regido por el planeta rojo, la destrucción, la sangre y la violencia. Constantinopla cayó un día martes, el 29 de mayo de 1453, e implicó, en aquel momento, una gran crisis para la comunidad cristiana que se encargó de extender por el mundo su opinión poco favorable acerca de este día. Otros creen, además, que la destrucción de la torre de Babel se produjo un día martes 13.

Energías

La psiquiatra, Myriam Figueroa, comenta que aunque las supersticiones siguen muy presentes, con el pasar del tiempo y gracias a la información científica que tenemos, estamos comprobando cada vez más que son solo eso, creencias, y en la medida que uno le pone determinada energía a la creencia, hace que esa superstición se confirme o no.

“Muchas veces ponerle una energía negativa, por ejemplo, al martes 13, hace que me vaya mal. Decir: mejor me quedo en mi casa, cierro puertas y ventanas, etcétera. De seguro, muy lindo no la voy a pasar, porque voy a estar alejada de mis seres queridos, de mi trabajo, y voy a confirmar que el martes 13 es un día oscuro y feo”, especificó. En cambio, si esa persona cambia la actitud y lo vive como algo totalmente normal, incluso hasta puede tener suerte, apuntó.

Luego habló de los rasgos de una persona supersticiosa: suelen ser más sensibles, tienen menos seguridad, menos confianza en sí mismas y en el mundo que los rodea. Son más temerosas, necesitan aferrarse a algo o a alguien para poder vivir un poquito más tranquilo la vida.

“El contexto socioambiental y cultural influye mucho. Una persona que crece en un ambiente con creencias más científicas, racionales, lógicas, lo más probable es que no tenga mucha tendencia a la superstición. Pero alguien que crece en un hogar donde la superstición es lo más común, donde se actúa en función de eso, etcétera, lo va a tomar como algo aceptable, normal y propio de la vida”, sostuvo.

Sí hay que prestar atención cuando estas conductas supersticiosas generan cambios el estado de ánimo, aparecen muchos miedos, tristeza e incluso algún tipo de síntoma que complican el normal desempeño en su vida familiar, social, laboral, etcétera.

Figueroa aconseja vivir el día a día como un regalo, tratar de disfrutar incluso del martes 13. “Si uno tiene una cierta superstición y cree que cumpliéndola se va a sentir mejor, mientras no se dañe a sí mismo o a terceros, que lo haga. Es mejor razonar desde la lógica, pero que las energías existen es cierto. Por eso, cuanto mejor energía le ponemos a un día, a la vida en general, mejor nos va a ir”, resumió.