Por primera vez, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Famaillá lograron completar la cosecha de cañaverales crecidos bajo un sistema de surcos estrechos (1,2 m en lugar de 1,6 m) mediante el uso de la cosechadora experimental Cañera INTA. Esta innovación no sólo optimiza el uso de recursos clave, como la radiación solar, sino que también propone una nueva forma de mecanización adaptada a las exigencias del sistema productivo actual.

“En el contexto de un mundo con recursos limitados, Tucumán debe producir más con los mismos recursos, por lo que la implementación de surcos estrechos responde a esta necesidad, aumentando la eficiencia en la captura de la radiación solar, un recurso vital para maximizar la producción de biomasa y azúcar en la caña”, explicó Julio Víctor Sáez, integrante del grupo Cultivos Industriales de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Famaillá del INTA.

Con esta mirada, el INTA inició ensayos en los cuales se probaron dos variedades contrastantes creciendo bajo dos distanciamientos entre surcos diferentes, que mostraron un aumento de entre un 14% y un 28% del rendimiento en caña, lo que supone una revolución para el sector.

Pero este avance no se limita sólo a la optimización del uso de la radiación solar. La implementación del prototipo “Cañera INTA” ha permitido realizar, por primera vez, una cosecha mecanizada completa en un sistema de surco estrecho, un desafío que los productores han enfrentado durante años.

“El verdadero valor de esta cosechadora radica en su capacidad para minimizar el pisoteo de las cepas, un problema recurrente con las cosechadoras convencionales de mayor tamaño. Además, la velocidad de cosecha alcanzó un promedio de 18 m/min (1 km/h)”, indicó Sáez. Y precisó que en la campaña siguiente, durante la brotación de la soca, se prevé cuantificar el impacto de la reducción de la compactación del suelo y los daños causados a la cepa durante esta labor. “Este prototipo tiene el potencial de revolucionar la mecanización de la cosecha en los cañaverales, permitiendo un manejo más sostenible mediante la reducción de la compactación del suelo, el menor consumo de combustible y la cosecha en surcos más estrechos (e.g. 1,20 m)”, afirmó.

En referencia a los desafíos actuales, el especialista del INTA señaló que la agricultura está atravesando una transformación hacia sistemas productivos más eficientes y sustentables. “Por esto, la adopción de surcos estrechos y el desarrollo de tecnologías como la ‘Cañera INTA’ representan un enfoque transformador de la producción del cultivo. Más allá de los aumentos inmediatos en rendimiento, estas innovaciones permiten cerrar la brecha de rendimiento y reducir los costos operativos, al tiempo que promueven prácticas agrícolas más sostenibles”, dijo Sáez.

Por último, en términos de impacto económico y ambiental, subrayó que si los productores logran aplicar estas tecnologías a gran escala no sólo verán un aumento en la producción, sino también una mejora en la eficiencia del uso de insumos con beneficios a largo plazo. La “Cañera INTA” -un prototipo que sigue en proceso de desarrollo- tiene el potencial de transformar el sistema productivo, aportando a la sostenibilidad del sector y generando un impacto significativo en la productividad y el manejo de recursos.