La economía está en un sprint, a punto de cerrar la volátil carrera de este 2024. En el mejor de los casos, es probable que los dos meses que le faltan al año tengan el mismo esquema que la gestión del presidente Javier Milei: sostener el superávit fiscal para que el Banco Central no tenga que recurrir a la emisión de pesos para financiar desequilibrios.  Pero, además, la sociedad necesita ver efectos de que las correcciones macroeconómicas rindan frutos en la micro, en el bolsillo de la gente. Frente a ese escenario, Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO Global Investment, señala a LA GACETA que las expectativas y la confianza en la Argentina juegan un rol clave en el rumbo económico y en la efectividad del plan diseñado por el Gobierno. Durante la entrevista telefónica, Marengo considera que “más que inflación, en la Argentina hay que hablar de ajustes de precios relativos” y vaticina que es probable que, hasta fines de año, se sostenga la política cambiaria.

-¿Cómo observa que puede desenvolverse la economía de los dos meses que le quedan a 2024?

-Es probable que se repita el escenario que venimos viendo desde principios de año, con un gobierno manteniendo el superávit fiscal, lo que asegura que el Banco Central no emita pesos para financiar los históricos desequilibrios de la economía argentina. El superávit fiscal saca pesos de la economía para no comprar dólares. Se genera así un esquema en el que la demanda de pesos se abastece vendiendo dólares al Central. Entonces la brecha se mantiene o baja. Creo, en ese sentido, que la política monetaria se sostendrá y que la inflación seguirá desacelerándose. Pero más que inflación, lo que vemos es un ajuste de precios relativos. No hay excedentes de pesos y la inflación es un fenómeno monetario. Por eso digo que los incrementos de precios son consecuencia de la recomposición de los precios relativos. Recordemos que el Gobierno actual arrancó con una fuerte devaluación y una suba de impuestos importante. Se movió el valor del combustible y de las tarifas de los servicios. Es decir, hubo un salto inflacionario al principio que paulatinamente se modera y crece menos. Dejan de subir los bienes que dependen del impuesto PAIS. Y, si hiciste la parte importante del ajuste de tarifas, luego lo podes ir regulando.

-¿Cómo juegan las expectativas?

-Son importantes. Cuando se pregunta por qué el Banco Central ahora compra dólares, la respuesta que surge es que eso pasa porque dejó de monetizar el déficit fiscal que hoy no existe. En abril teníamos una base monetaria equivalente al 2,4% del PBI cuando el promedio histórico era del 9%. La economía necesita pesos para operar, pero como el BCRA no emite, se generan las operaciones en dólares. ¿Cuál es el riesgo? Que en algún momento el Gobierno deje de tener superávit fiscal y esas son las discusiones que, periódicamente, estamos observando en el Congreso para incrementar el gasto, subir las jubilaciones, recomponer los planes sociales y otorga un mayor financiamiento a las universidades. Todas estas demandas son genuinas. Pero la consecuencia es que, si subís el gasto público, te exponés al déficit nuevamente y lo tenés que financiar con emisión, podría causar excedentes de billetes que presionan sobre el mercado de cambio en un contexto en el que el Banco Central no tiene dólares para defenderse y, así, el país puede dirigirse otra vez a un problema cambiario.

-Paralelamente, el mercado mira el comportamiento del Riesgo País, un indicador que establece si Argentina puede volver a ser sujeto de crédito externo…

-Es un intangible y no se está viendo la relación que hay con el contexto general del país. Hay un nivel de pobreza del 55%, pero una parte de eso es consecuencia del salto inflacionario de hace casi un año. Si se sigue la trayectoria, en términos reales, se están recomponiendo los salarios registrados, las jubilaciones y las asignaciones universales después de aquel salto. El drama argentino es qué hacer con la pobreza estructural (tal vez del 40%) y cómo reducirla. La única forma de hacerlo es creciendo durante 20 años de manera sostenida al 4% anual. Pero para que eso sea posible, es fundamental aumentar la capacidad de producción del país; hay que invertir. No se podrá producir un 50% más si no se invierte. Se necesitan créditos. Un inversor querrá certezas de que su proyecto sea rentable en la Argentina. Necesitas una tasa de retorno ajustada al riesgo. Eso es el Riesgo País. Cuando se tiene uno de 2.500 puntos básicos, nadie mira a la Argentina. Entonces, cuanto más bajo sea, habrá más iniciativas que se financien con capitales extranjeros, dentro de un país que debe crecer de manera sostenida.

-¿El resultado de la primera etapa del blanqueo de capitales no es un indicio de mejora de la reputación del país?

-Dada la continua estafa al tenedor de pesos, el argentino tiene fondos no declarados por miedo a la confiscación por parte del Estado, más que por tratar de evadir al fisco. Debido a esta dinámica, se fueron generando más ahorros en el exterior que hoy se los necesita en la Argentina para financiar la inversión. El blanqueo es una forma de hacer que esos dólares regresen. Respecto del impacto sobre la compra de dólares o de la brecha cambiaria, es nulo o cero. Estás vendiendo dólares para blanquear pesos. Si esos pesos no fueran demandados por la economía, subiría la brecha cambiaria; qué alguien explique por qué no sube al venderse pesos que no se quieren tener. Hasta ahora del blanqueo se sabe poco. Aparentemente parece que será existoso comparado con el que lanzó el ex presidente Mauricio Macri. La postergación de una semana más de la primera etapa está más relacionada con las cuestiones que tuvo que pasar la AFIP y la Dirección de Aduanas. Lo que importa, en definitiva, es cuánto del blanqueo vuelve a la economía. El impacto fiscal es por única vez en la recaudación de aquellos que paguen el 5% de ingresos. No se puede financiar un gasto corriente con eso, porque después se te cae el ingreso. La gran duda es cuánto de esto quedará dentro del sistema y si tendrá impacto en la actividad económica.

-En el Gobierno señalan que se vienen acumulando más reservas, pero las netas siguen con saldo negativo. ¿Cuándo podría revertirse esa situación?

-El cepo no se puede levantar porque el Banco Central no tiene reservas. Es real que las reservas son negativas y esto quiere decir que la entidad tiene en sus arcas menos recursos que los vencimientos en dólares que el año que viene. Levantar el cepo sin reservas es sumamente arriesgado. Si bien hay demanda de pesos, si vos sacas por ejemplo el lunes el cepo, el Central no tendrá la capacidad de atender la demanda de divisas que no tiene. Te dirigirían hacia un salto cambiario y luego a otro inflacionario. Y te quedas sin programa económico, sin plan de gobierno.  Tal vez el año que viene, si el Gobierno sigue con el equilibrio fiscal, el Central podría comprar U$S 15.000 millones y con eso se podrían levantar totalmente las restricciones cambiarias.