Los últimos 12 meses fueron un verdadero torbellino para la Argentina. La política cambió diametralmente, con la elección del libertario Javier Milei, que llegó a la Presidencia con un discurso anticasta. Apenas asumió, encendió la motosierra en un país que necesita, de manera urgente, correcciones macroeconómicas porque, de otro modo, se encaminaba a una crisis más severa. En el medio, la sociedad soportó un ajuste como en muchos años no se vio, a la espera de que se produzca el despegue. En esas circunstancias, en los sondeos de opinión pública y humor social asoman varios axiomas. El primero es lo que Diego Reynoso, doctor en Ciencias Políticas, lo inscribe en lo que denomina un relato exitoso: “estamos mal, pero vamos bien”. El segundo se refiere a las percepciones, donde la percepción colectiva indica que la Argentina mejorará el año que viene, mientras que en la personal la mayor parte de las respuestas se inclinan que es mala desde el punto de vista económico. Con todo eso, el director del Laboratorio de Observación de la Opinión Pública y de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés afirma: “Milei ha logrado mantener un estrés en la agenda del debate público, dominando la centralidad, una agenda que ninguna otra fuerza ha propuesto como alternativa”. En una entrevista telefónica concedida a LA GACETA, Reynoso señala que, según el último sondeo de opinión pública, la satisfacción con la marcha general de las cosas durante la gestión de Milei (46%), se encuentra por encima de la que tuvo Mauricio Macri (43%) y Alberto Fernández (21%).

Claves y perspectivas de la economía de Javier Milei luego de 12 meses de gestión

-Ha sido un año difícil para todos los argentinos, ¿cómo evalúa su cierre?

-La conclusión general es que la inflación y la estabilidad cambiaria ha impactado con fuerza en la percepción de la ciudadanía. Eso es lo que impulsa el respaldo al Presidente de la Nación. El segundo aspecto está relacionado con lo partidario; a un año de gestión ese 54% de aprobación es prácticamente el mismo porcentaje de los ciudadanos que lo convirtieron en jefe de Estado. Claro que, si se toma en cuenta el resultado de hace un año (casi 56% de los electores se inclinaron a favor del candidato de La Libertad Avanza), Milei no logró en este período convencer a sus adversarios ideológicos y electorales, ya que el 44% de la gente reprueba su administración. Los anteriores presidentes tuvieron picos de apoyo. El caso de Macri llegó al 72% y el de Fernández a 67%. Milei no pasó del 54%, pero marcó la diferencia porque siempre se mantuvo en torno de ese porcentaje, mientras que sus antecesores no terminaron el año con esa regularidad. De modo que, mi primera conclusión es que se observó un fuerte partidismo en la aprobación a Milei, es decir, consolidó la base electoral fiel, que lo respalda y aplaude. La tercera cuestión es que, detrás de ese apoyo, no hay un acuerdo programático. En el fenómeno Milei no hay anarcocapitalismo libertario puro. Aún más, cuando le consultas a la sociedad qué tipo de Estado quieren, el 50% te contesta que quiere que sea más grande. En suma, el éxito relativo del apoyo a Milei radica en la baja de la inflación y en la estabilidad cambiaria, porque se pondera por encima de otras cuestiones como por ejemplo los arranques, las formas y la manera de expresarse de Milei o la política exterior. Creo que cuando haya una devaluación o falle un poco el control de precios, la inflación autorregulada del mercado, le entrarán todas las críticas juntas al Presidente.

-¿Cómo se explica que haya una percepción colectiva de que la economía irá mejor, pero una percepción individual de que todo está mal?

-Creo que eso explica aquello de que estamos frente a un gobierno exitoso. Se encargó bien de las cuestiones macroeconómicas, y esto te lo dice la gente. La inflación se redujo, se calmó el dólar y, además, se ven menos piquetes, al menos en Buenos Aires, donde eran frecuentes. No se ve aquella postal de cientos de personas protestando y cortando las calles todos los días. Pero ahora las preocupaciones de la sociedad se han modificado. Pasan por el salario, que todavía no levanta, por la pobreza y por la inseguridad. Con la inflación no alcanza, es el razonamiento. Bajó el agua, pero la casa sigue inundándose y el techo tiene goteras. Un 18% te contesta que no está mejor que hace un año, pero hacia adelante empatan las percepciones. Hay un impulso hacia el optimismo que en anteriores gestiones se veía muy cerca de las elecciones, pero ahora se mantiene. Es la primera vez que, a un año de gobierno, se mantiene ese entusiasmo que se da en las campañas electorales. En el sondeo que hicimos lo corroboramos con el interés de la sociedad en la política. Usualmente, sube en los años electorales y luego la gente va perdiendo interés. Desde el año pasado, cuando se realizó el balotaje entre Milei y Sergio Massa, ese interés se mantiene en números elevados, en torno de un 70%, como si fuera un año electoral permanente.

-¿Eso implica que el Presidente de la Nación está en un test permanente por parte de la sociedad?

-Creo que ha logrado mantener un estrés en la agenda del debate público, dominando la centralidad. Hoy los argentinos discutimos sobre Milei y nada más. Nadie tiene una agenda alternativa para discutir, ni logra sacarle la centralidad al Gobierno.

-En el informe menciona que la narrativa que aplica el Gobierno es exitosa. ¿Cuáles son los fundamentos?

-Observemos lo que sucedió con las marchas universitarias. Cuando medimos en mayo, el 65% estaba respaldándolas. Vino la ley de Financiamiento Universitario y el 62% de la población señalaba que estaba en contra del veto presidencial. Y, cuando cambió el eje del debate, a la idea oficial de auditar a las universidades, el 65% estuvo de acuerdo con la propuesta del Presidente. Entonces, el Gobierno tiene una capacidad de modificar el eje de la conversación de los argentinos. Además, no tiene términos medios en la consideración social. Las emociones y sentimientos que les genera Milei entre los que aprueban al gobierno son Esperanza, Confianza e Incertidumbre, mientras que entre los que no aprueban al gobierno predominan el Rechazo, el Asco y la vergüenza.

-El proceso de fragmentación política no se detiene, a las puertas del año electoral. ¿Qué puede llegar a pasar el año que viene?

-Estamos en un momento complicado, en un punto de inflexión. La llegada de Milei a la política es producto de la crisis de representatividad de las estructuras políticas existentes. El PRO y la Unión Cívica Radical siguen en medio de un sismo, en el que sus identidades se están disolviendo; el peronismo, a su vez, aceleró su crisis y está quedando como un partido viejo, porque sus dirigentes, salvo Axel Kicillof, tienen más de 20 años en la palestra. No renovó su dirigencia; tampoco las ideas con las que intenta seducir a la sociedad. La Argentina ya no es la del siglo 20, de una sociedad industrializada; hoy está más fragmentada y es más heterogénea. El trabajador no es el mismo de antes. Me pasó un día que tenía obreros en casa en un trabajo de refacción. Ni el gasista, ni el plomero ni el pintor votaron al peronismo, según me dijeron, cuando antes votaban al PJ. Esto es un ejemplo de que el peronismo se desconfiguró como una computadora. Sus líderes actuales están recontramalvistos en la opinión pública. Si analizamos algunos casos, Cristina Fernández de Kirchner tiene un liderazgo que está enfocado hacia ella, y que es una parte del Partido Justicialista. Las condenas judiciales que acumula la desconfiguran como líder porque es muy difícil justificar eso ante el ciudadano de a pie. A esto Milei lo acentúa más y se pone en contradicción, pero no logra convencer al que está del otro lado de su alternativa política, de aquellos que no lo votaron. Nadie está en condiciones de reorganizar a ese 44% que no apoyó al presidente de la Nación y de erosionar a esa parte del electorado que no observa acuerdos programáticos. Pero, a diferencia de lo que piensa Milei, quiere un Estado más grande. El 50% de los encuestados dijo que prefiere un Estado grande que provea más servicios y atienda más asuntos, en contraste con un gobierno pequeño (28%).

-Sin embargo, las preocupaciones de los argentinos tienden a modificarse, según el contexto económico.

-En la encuesta bimestral, que se hizo hacia fines de noviembre, los consultados identificaron la pobreza (38%) en primer lugar, los bajos salarios (36%) en segundo, y la inseguridad (34%) en tercero. La inflación cayó como consideración, luego de estar tres años consecutivos liderando la principal preocupación. En la actualidad sólo el 21% indicó que la inflación es el principal problema, por debajo de la falta de trabajo (29%), la corrupción (27%) y los políticos (24%). Entre los argentinos hay una situación de desconcierto y eso abarca tanto a los que apoyan como a los que se oponen a la actual gestión. Los que adhieren a la administración de Milei tienen la expectativa, pero no la certeza, de que la Argentina se encamina hacia la normalización de su economía. Los que no lo apoyan mantienen su postura. Los independientes, en tanto, siguen la vida sin saber qué es lo que puede pasar. Cuando uno sale a la calle, la pregunta recurrente del vecino es: ¿cuándo se caen? Nadie lo sabe, pero sí puede inferirse que, si el Gobierno se mantiene como hasta ahora, gana las elecciones porque hay un cambio en el sistema político argentino. Milei y La Libertad Avanza no ponen demasiadas bancas en juego el año que viene. Si las cosas siguen como hasta ahora, el PRO y el radicalismo terminarán de erosionarse y el oficialismo confrontará con un peronismo que, al decir de Macri, se parecen a los orcos, más que mostrar una renovación. Si no se regenera o mderniza, tendrá serios problemas para volver al poder y para generar una agenda inclusiva diferente, consecuente con una sociedad moderna. Milei se asemeja a un vino viejo con envase nuevo. Es una expresión conservadora con recetas viejas que, como Donald Trump, miran más hacia atrás, pero no proyectan el futuro. Registran la melancolía de la vieja sociedad, pero con una estética nueva. Una prueba de ello es que quieren un Estado más chico, que no se meta en nada, y que los individuos resuelvan los problemas solo. A eso los argentinos no estamos acostumbrados porque el Estado invierte mal en la Argentina. Durante años se compró la calidad de vida de los europeos, que hace 60 años estaban destruidos, pero en estos años nos asemejamos a una sociedad de búsqueda de la renta. Y la realidad que tenemos es el precio que se pagó por esas viejas políticas.

Algunas conclusiones de la Encuesta de Satisfacción Política

- La política económica (48%) es la política pública con mayor porcentaje de entrevistados satisfechos, le siguen Defensa (43%), Exteriores (41%) y Seguridad (41%).

- Obras Públicas (31%) es la política con menor porcentaje de satisfechos (62% de insatisfechos), junto con Ciencia (31%), Salud (33%) y Educación (35%).

- Javier Milei (49%), Patricia Bullrich (47%) y Victoria Villarruel (45%) son los dirigentes mejor valorados. Los dirigentes con diferencial negativo neto mayor son Alberto Fernández (-82), Máximo Kirchner (-64) y Sergio Massa (-58)

- El grado de satisfacción con el funcionamiento del Poder Ejecutivo alcanza el 41%. El 23% está satisfecho con la labor del Poder Judicial, 20% con el Senado y 18% con Diputados.