Hace pocos días, con un operativo realizado en el barrio Los Plátanos, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán remarcó que se habían hecho 100 relevamientos participativos en vecindarios capitalinos en lo que va de la gestión. Se trata de un tercio de las 309 barriadas anotadas por la Dirección de Centros Vecinales, cuyo rol es estudiar lo que pasa en el territorio, cuáles son las principales problemáticas con las cuales conviven los vecinos y que necesitan ser resueltas, según explicó la secretaria General del Municipio, Camila Giuliano. Los agentes relevan en el barrio antigüedad, ubicación, calles principales, cantidad de viviendas, manzanas, lotes, familias, cuadras, terrenos baldíos, población, características de infraestructura en cuanto a servicios de agua potable, cloacas, alumbrado público, desagües pluviales, gas, calles pavimentadas, calles de ripio, veredas, rampas, semáforos, nomencladores, cestos de residuos, refugios y señalética. También se registra el acceso de los vecinos a los servicios de seguridad, educación, sanidad, culto, deportivos y transporte público; y cantidad de edificios públicos y espacios verdes, entre otros indicadores.

Se sabe que los requerimientos del centro siempre acaparan la atención de los funcionarios, porque por él pasa el interés de la comunidad toda y por ello, cuanto más lejos están los barrios, más necesidades desatendidas hay y más complicaciones encuentran los vecinos para resolver asuntos cotidianos. Caminar hasta la parada del ómnibus entre pérdidas cloacales, oscuridad, animales sueltos, dificultad para acceder a un servicio sanitario o complicaciones para que los niños tengan una plaza en condiciones donde jugar. Hay muchísimas historias en cada barrio y en algunos casos hay problemas casi estructurales con los que se ha perdido la esperanza de cambio. Así lo observó la intendenta Rossana Chahla en el barrio Elena White, en mayo, cuando dijo que “hay gente que cuenta que está esperando soluciones desde hace 30 o 40 años. Cuando uno escucha esto se da cuenta de que estos vecinos esperaron más de la mitad de sus vidas”.

Este programa, basado en el relevamiento y evaluación de 45 indicadores, permite conocer las prioridades de los propios vecinos. En base los relevamientos, por ejemplo, el Municipio diagramó los operativos semanales del programa Somos Más en Territorio que dio respuestas concretas, según la secretaria General, que añadió que “este relevamiento que hacen en territorio con un mapa marcando las principales problemáticas, después se traslada al mundo digital y eso permite comparar en el tiempo y tener un reservorio de todos los barrios, con todos los diagnósticos y sus historias clínicas”.

Se espera, consecuentemente, que la iniciativa vaya aportando soluciones a esos problemas casi endémicos de los barrios, causados por la lejanía y agravados porque la falta de gran parte de los servicios termina siendo una traba más para las reparaciones o las buenas iniciativas. Es decir que la tarea que se genera con la “historia clínica” de los barrios tendrá que ser el puntapié inicial de un positivo cambio en la política vecinal.