WASHINGTON, Estados Unidos.- El presidente Donald Trump impondrá nuevos aranceles a Canadá, México y China el sábado, anunció la Casa Blanca, y agregó que se apegará a su fecha límite del 1 de febrero para las nuevas medidas, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, durante la conferencia de ayer.

Agregó que los aranceles ascenderían a un 25% para los productos de México y Canadá, y un 10% a los productos procedentes de China “por el fentanilo ilegal que han obtenido y permitido distribuir en nuestro país, que ha matado a decenas de millones de estadounidenses”. “Estas son promesas hechas y promesas cumplidas por el presidente”, dijo.

Trump había amenazado con los aranceles para garantizar una mayor cooperación de los países para detener la inmigración no autorizada y el tráfico de productos químicos utilizados para el fentanilo.

Leavitt se negó a dar más detalles sobre los nuevos aranceles, incluyendo si los mismos se aplicarán a las importaciones de petróleo o si se incluirán exenciones adicionales.

Tampoco proporcionó información sobre si habrá alguna exención a las medidas que podrían causar aumentos inmediatos de precios para los consumidores estadounidenses.

Estados Unidos importó casi 4,6 millones de barriles diarios de petróleo de Canadá en octubre y 563.000 barriles de México, según la Administración de Información Energética. La producción diaria de Estados Unidos ese mes promedió casi 13,5 millones de barriles por día.

Una delegación de altos funcionarios canadienses está en Washington desde varios días, tratando de evitar que la situación llegara a este punto. Se esperaba ayer que los funcionarios canadienses se reunieran con el responsable de la frontera de la Casa Blanca, Tom Homan, en un intento de llegar a un acuerdo y que cuestiones como inmigración y tráfico de fentanilo estuvieran sobre la mesa.

Trump ha lamentado la situación en la frontera norte de Estados Unidos a pesar de que el número de cruces ha disminuido. Canadá también exportó US$ 377.000 millones en bienes a Estados Unidos en 2024, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, y registró un superávit comercial de aproximadamente US$ 55.000 millones, un hecho que ha irritado durante mucho tiempo a Trump, que cree que los aranceles pueden socavar lo que él ve como un desequilibrio de poder económico.

Muchos expertos temen que los impuestos a las importaciones de Canadá y México hagan subir los precios de todo en Estados Unidos de productos de uso cotidiano, desde el combustible y las camionetas pickup hasta la palta para el guacamole para las fiestas del Super Bowl del próximo 9 de febrero en Nueva Orleans, Luisiana.

Los aranceles también serán causa de represalias. Doug Ford, el primer ministro -equivalente a gobernador- de Ontario, ya prometió contraatacar y retirar el alcohol estadounidense de los estantes de los negocios de la provincia canadiense, una amenaza que no es vana: Canadá es el segundo mercado mundial de las bebidas destiladas de Estados Unidos, detrás de la Unión Europea (compuesta por 27 naciones).

Los aranceles de Trump amenazan también con hacer estallar el acuerdo comercial que él mismo negoció con los vecinos de Estados Unidos en su primer mandato. Su tratado entre Estados Unidos, México y Canadá -“el acuerdo comercial más justo, más equilibrado y beneficioso que jamás hayamos firmado”, declaró alguna vez Trump- supuestamente aportaría previsibilidad al comercio en América del Norte al dar a las empresas la confianza para realizar inversiones.