

La carrera por dominar el mercado de la inteligencia artificial tiene capítulos asombrosos. Son hitos disruptivos, veloces y con inesperadas consecuencias que pueden cambiarlo todo de un cachetazo. Hace una semana, esa novela tuvo uno de sus momentos más importantes porque planteó un nuevo escenario hacia el futuro. La aparición de DeepSeek fue tan significativa que aún no logramos dimensionar qué puede representar realmente su irrupción para el futuro de la industria tecnológica, pero de lo que sí estamos seguros es que hizo temblar a un mercado que creía tenerlo todo asegurado.
En un solo día, Nvidia, una de las empresas más importantes del mundo, perdió 600.000 millones de dólares en valor de mercado. Fue la peor pérdida para una empresa en una sola jornada. En todo Estados Unidos, los mercados financieros se desplomaron más del 2 por ciento y las consecuencias llegaron también a los valores de las acciones tecnológicas en Europa y Japón. Fue un lunes negro para el escenario financiero de la IA, azotado por un unicornio que nadie vio venir. En realidad, que nadie quiso admitir.
DeepSeek aterrizó como un paracaidista desde China en un terreno en el que los jugadores ya se estaban acomodando para repartirse los beneficios y ganancias que la IA está explotando. Asistentes, automatizaciones y otras cientos de aplicaciones ya habían decidido por qué modelo o empresa apostar para sus propios desarrollos. Había que optar por OpenAI, Google, Meta, Perplexity u otras de las principales compañías que hoy investigan y desarrollan productos que ya tienen usos significativos y productivos de diversas ramas de la IA. Pero el caballo de Troya llegado desde Oriente sacudió ese pretendido diagrama sostenido principalmente por Occidente.
Si bien todavía hay sospechas y teorías -muchas de ellas conspirativas- sobre el modelo R1 de DeepSeek, existen algunos puntos que habría que prestar especial atención para pensar un nuevo futuro de la IA. En primer lugar, el costo de su desarrollo es el talón de Aquiles de los líderes de Silicon Valley. Según la compañía que desarrolló el producto, el último modelo costó casi seis millones de dólares, cuando sus competidores tienen costos que oscilan los 100 millones de dólares. Aún sea un costo diez veces mayor al explicitado, China ha logrado aplicar su viejo modelo de negocio basado en la copia y optimización en una industria en la que todos habían subestimado al gigante asiático. Con restricciones para acceder a la mejor tecnología de chips para montar modelos de IA y con menor infraestructura que Estados Unidos en materia de innovación, demostró que puede hacer lo mismo pero sin gastar fortunas. DeepSeek lastimó no solo el mercado financiero de Estados Unidos, a pocos días de que Donald Trump asumiera como presidente, sino que rompió con el mito de que la IA necesita inversiones descomunales para desplegar su poderío.
Pero hay otro factor que puede ser crucial. El modelo de DeepSeek es abierto y esto significa que cualquier persona puede acceder a su código y algoritmo para entender cómo funciona y también replicarlo en otro producto. Es decir, en los próximos días podemos ver otros “deepseeks” desarrollados ya con una ínfima parte de lo que invirtieron sus predecesores. Y por otra parte, sus bajos costos obligarán a las empresas que están invirtiendo en IA a evaluar críticamente dónde confiarán su futuro. En dos años aparecieron cientos de aplicaciones y productos que montan su infraestructura en los modelos de ChatGPT o Gemini para ofrecer nuevos servicios. Serán estas compañías las que también afectarán el futuro de las marcas ya consolidadas.
Finalmente, todavía quedan muchas dudas sobre la calidad de DeepSeek y su transparencia. En estos días fue cuestionado por las limitaciones que impone el bot en sus respuestas, sobre todo cuando se lo indaga por cuestiones políticas asociadas al régimen político Chino. El sesgo y la censura están en primer plano, junto con sospechas sobre la seguridad de los datos que pueda recolectar de los millones de usuarios que ya instalaron la aplicación en sus celulares. Pero además, sus respuestas carecen también de precisión. Según una auditoría de NewsGuard, la aplicación china sólo alcanzó un 17% de precisión en la entrega de noticias e información. De esta manera quedó en el décimo puesto de once en una comparación con sus competidores occidentales, incluidos ChatGPT de OpenAI y Google Gemini.
Hasta ahora existen pocas certezas sobre qué representará realmente DeepSeek en el mundo tecnológico. Pero de lo que no existen dudas es que la carrera por la IA está en marcha y los intereses geopolíticos son, hasta ahora, los más veloces de la pista.