“Los cultivos de soja de la provincia y de la región manifiestan un importante déficit hídrico y sufren un estrés térmico debido a los fenómenos climáticos que están ocurriendo”, destacó José Sánchez, coordinador del Proyecto Soja de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) respecto del impacto de la sequía y de las altas temperaturas.
“Hoy podemos mencionar que la mayoría de los lotes de soja en Tucumán y zonas de influencia sembrados a principios de diciembre, se encuentran en estadios reproductivos R3 a R5, período crítico para el cultivo, donde los consumos y necesidades de la planta son mayores. Esto podría seguir afectando el rendimiento potencial”, añadió.
Recordó informes anteriores. “Las lluvias fueron significativas en el mes de noviembre, lo que llevó a adelantar las siembras. Pero luego el cultivo viene afrontando un marcado déficit hídrico desde diciembre, que, si bien fue principalmente en estadios vegetativos, creemos que ya pudo haber disminuido el rendimiento esperable”, indicó. Como resultado de esto, explicó que muchos campos de soja no pudieron “cerrar” surco, debido al menor crecimiento de las plantas. “Esto podría llevar a mayores problemas con malezas”, advirtió.
Agregó que si se analizan las precipitaciones desde fines de enero a la actualidad de tres localidades representativas de la zona granera de Tucumán (San Agustín -Cruz Alta-, La Cruz -Burruyacú- y Casas Viejas -La Cocha-), puede verse que el registro marca que en San Agustín las precipitaciones acumuladas fueron de 178 mm (un 15% menos del promedio), y La Cruz 115 mm y Casas Viejas 103 mm (ambas con el 53% menos del promedio). “Y en todos los casos, con una distribución de lluvias que se caracterizó por ser bastante irregular en la frecuencia, dejando baches hídricos de hasta 15 días que, sumados a las altas temperaturas -máximas absolutas mayores a 40° C- explican por qué los cultivos de soja estén afectados, junto con el estadio fenológico en que se encuentran”, dijo.
Señala, también, que la fenología de las plantas experimentó un retraso y un detenimiento, debido al estrés hídrico y térmico, los cuales mantienen al cultivo en modo supervivencia. “En algunas variedades más susceptibles a estos estreses ambientales se observa alto porcentaje de aborto de flores y vainas, principalmente las del estrato inferior, que se podría traducir en bajas de rendimientos, si la campaña no mejora en su tramo final. En zonas donde los suelos son más pobres, o con menor cantidad de rastrojo, esto es más notorio aun”, resaltó.
Respecto del aspecto sanitario, dijo que tanto la aparición de plagas insectiles como de enfermedades de importancia para el cultivo están íntimamente relacionadas con las últimas precipitaciones ya mencionadas. “Los últimos informes emitidos por la sección zoología de la Eeaoc indican que ya apareció Picudo negro (Rhyssomathus subtilis); pero, en general, la población se mantiene en valores bajos”, precisó. De todas formas, puntualizó que se debe seguir con los monitoreos para la toma de decisiones; sobre todo luego de las próximas precipitaciones.
“También se comienzan a ver algunas enfermedades; principalmente causadas por hongos, como Mancha anillada, producida por Corynespora cassiicola. Se recomienda en esta etapa también, empezar los monitoreos de enfermedades de fin de ciclo, para controlarlas lo más rápido y eficazmente posible”, avisó.
En las localidades del sur de Salta, donde normalmente las fechas de siembra de soja son posteriores respecto de Tucumán, contó que algunos lotes se sembraron con baja humedad y están sufriendo la escasez de precipitaciones, sobreviviendo con el agua acumulada en el perfil, a la espera de las próximas lluvias para terminar de implantarse.
El pronóstico anuncia lluvias para fines del mes en curso y para comienzos de marzo, lo que puede traer alivio a los cultivos. “Pero también esto debe poner al productor en estado de alerta por la aparición de plagas y enfermedades que contribuyan a la merma de los rindes”, avisó Sánchez.