En medio de las discusiones sobre el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que aún mantiene en reserva sus detalles, el economista Ricardo Arriazu lanzó críticas sobre las políticas económicas impulsadas por el gobierno de Javier Milei, particularmente respecto del régimen cambiario y las expectativas de una posible devaluación.

Aunque la administración libertaria se niega rotundamente la posibilidad de una devaluación inminente, Arriazu destacó que existe una "preocupación real" sobre las simpatías tanto del mandatario libertario como del FMI por un esquema de flotación cambiaria. 

En declaraciones recientes, Arriazu recordó que el FMI ha insistido en que Argentina debe adoptar un régimen de flotación, lo que, según él, podría tener consecuencias desastrosas para la economía nacional, consignó el diario "El Cronista".

"El FMI se equivocó rotundamente, no entiende una economía monetaria y en consecuencia quiere que Argentina flote", expresó el economista, quien advirtió que si el país hubiera adoptado una flotación libre en diciembre de 2024, cuando el país aún enfrentaba una deuda de importaciones impagas de U$S40.000 millones y reservas negativas, "la gente habría corrido a comprar U$S40.000 millones y no habrían estado disponibles". "¿Y qué iba a pasar? Una hiperinflación inmediata", enfatizó.

En este contexto, Arriazu subrayó que, aunque la eliminación del cepo cambiario es una de las promesas de la Casa Rosada para finales de año, aún no se encuentran dadas las condiciones para un levantamiento total de las restricciones. "Yo soy enemigo del cepo, pero soy mucho más enemigo del colapso social", expresó, sugiriendo que el levantamiento de las restricciones debe hacerse "de a poco" y solo cuando sea viable, para evitar efectos negativos en la economía.

El economista también insistió en que, a pesar de que el Gobierno y el FMI prefieren un esquema de flotación cambiaria, el país maneja una economía bimonetaria, donde el dólar sigue siendo la unidad de cuenta para muchas transacciones. "Cuando el dólar se mueve en Argentina, se mueve en todos los precios", señaló Arriazu, indicando que mientras esta realidad persista, el tipo de cambio no puede ser libre.

A su juicio, la estabilidad cambiaria es crucial para el país. "El tipo de cambio tiene que estar estable y no puede ser libre mientras sea unidad de cuenta. Cuando deje de ser unidad de cuenta y la gente se olvide del dólar, me va a importar un pepino lo que pase con esa moneda, como sucede en Brasil o Chile", agregó. En este sentido, enfatizó que, por ahora, la estabilidad del tipo de cambio es fundamental para evitar nuevas crisis inflacionarias.

Sobre las preocupaciones acerca de un posible "atraso cambiario" que muchos economistas mencionan, Arriazu se diferenció, señalando que el tipo de cambio real se ha apreciado y que, en términos generales, Argentina es "cara en dólares". Sin embargo, también destacó que los productos exportables y algunos servicios en Argentina siguen siendo ligeramente más baratos que en otros países, en los servicios públicos y servicios en general.

"Pero en todo lo que tenga que ver con lo exportable somos ligeramente más barato, y en los servicios públicos y servicios en general somos claramente más baratos, basta con comparar lo que sale un corte de pelo o una empleada doméstica por hora acá y en otros países. Si tomamos toda la canasta, Argentina es más barata que EEUU, pero el problema es que no nos alcanza la plata porque somos pobres", evaluó.

En cuanto a la receta económica, Arriazu fue claro: "Hay que terminar con la indexación". Según el economista, el problema actual radica en que cada actor económico intenta ajustar sus precios en función de su "aspiración", lo que genera una espiral inflacionaria. 

"Lo que la gente llama atrasado es con respecto a su aspiración, que es su máximo precio histórico, el problema es que eso suma más que el PBI y es una imposibilidad, pero lo intentan, y ahí se produce una calesita de precios relativos", explicó.

"Uno devalúa, el otro sube tarifas, otro sube los salarios, la empresa sube los precios, todo termina con un escalón de inflación mucho más alto y ahí aparece un economista diciendo recomendando devaluar. Si no parás esa calesita, nunca vas a para la inflación, pero la calesita hay que pararla luego de los cambios de precios relativos necesarios", concluyó.