Dicen que los partidos se ganan en los segundos tiempos, cuando las piernas pesan, las ideas escasean y el carácter hace la diferencia. San Martín de Tucumán lo entendió a la perfección y contra Colegiales desplegó su mejor fútbol en el complemento, como si se tratara de ese equipo que vuelve del vestuario sabiendo que ya no hay margen para error. Y lo hizo con autoridad, con sorpresa y con una certeza que empieza a tomar forma: Ariel Martos está cada vez más cerca de encontrar su “11” ideal.

Sin Juan Cuevas, una pieza clave en el andamiaje ofensivo, el equipo no sólo respondió, sino que varios jugadores aprovecharon su oportunidad. Gabriel Hachen tuvo una actuación sólida, mientras que Jesús Soraire ingresó con la claridad y el empuje necesarios para marcar la diferencia. Ambos fueron protagonistas de una versión más dinámica del mediocampo y, con sus rendimientos, abrieron un interrogante: ¿quién saldrá cuando Cuevas esté listo para volver?

El regreso del ex Everton de Chile está cada vez más cerca. Todo indica que sería convocado para el duelo del domingo frente a Atlanta, un partido que vale mucho más que tres puntos.

Desde que comenzó el torneo, Martos dejó en claro que su filosofía se basa en el mérito: juega el que mejor está, más allá del nombre o la trayectoria. “Todos tienen roles importantes. Darío (Sand) es un gran capitán, un líder positivo y un ejemplo dentro y fuera de la cancha. Los demás son referentes que aportan experiencia y acompañan a los más jóvenes. Conozco a los juveniles, pero acá jugará quien mejor esté”, declaró el DT en más de una oportunidad.

Esa lógica también se aplicó en la defensa. Lo que parecía una dupla central consolidada con Juan Orellana y Tiago Peñalba, cambió con el correr de las fechas. Martos apostó por Guillermo Rodríguez y Mauro Osores, quienes, junto a Sand en el arco, se transformaron en una muralla.

Los números lo respaldan. San Martín suma 10 partidos con el arco en cero, apenas 0,2 goles encajados por encuentro, 35,7 intercepciones por juego, 74,8 balones recuperados y apenas 0,6 errores que derivaron en remates.

En los laterales también hubo movimientos. Franco Quiroz arrancó el torneo como titular, pero hoy el puesto le pertenece a Hernán Zuliani, quien junto a Federico Murillo son dos motores incansables en el 4-3-3 del equipo.

Ambos fueron creciendo con el torneo y se volvieron irremplazables. Corren la banda como si fuera una autopista: ida y vuelta constante, equilibrio y agresividad. Atacan con determinación y defienden con convicción, lo que los convierte en pilares silenciosos del funcionamiento colectivo.

La zona de volantes, sin embargo, es la que más debate genera. Sin Cuevas, contra All Boys, se notó una merma en la generación de juego. Pero contra Colegiales, Hachen mostró jerarquía y Sorairecambió el ritmo desde su ingreso. A eso se suman otras variantes que el DT ya probó: Ulises Vera y Nahuel Cainelli también tuvieron minutos y rindieron. Por eso la competencia interna está más viva que nunca.

Sin embargo, todo indica que, frente a Atlanta, Martos apostará nuevamente por Matías García como interno, Hachen y Gustavo Abregú (uno de los tres jugadores con asistencia perfecta en el torneo) en el eje. Pero el regreso de Cuevas plantea la gran pregunta: ¿quién sale? ¿Se mantiene el equipo o habrá retoques tácticos?

Un ataque que sale de memoria

En el frente de ataque, las cosas están más claras. Cuando están al 100%, Juan Cruz Esquivel y Franco García se adueñan de las bandas, mientras que Martín Pino es la referencia fija en el área.

Ese tridente convirtió nueve de los 12 goles del equipo y dio tres asistencias. Los tantos llegaron contra Ferro, Los Andes, Gimnasia y Tiro, Deportivo Maipú, Alvarado, Arsenal y Colegiales.

Pero cuando Pino no pudo estar, Lautaro Taboada y Mauro Verón cumplieron. De hecho, Verón aportó un gol en la igualdad contra el “Albo”. Sin embargo, con todos disponibles, Martos prefiere no arriesgar: mantiene a sus delanteros titulares y respeta su funcionamiento.

Con el correr de las fechas, San Martín dejó de ser un equipo que buscaba identidad para convertirse en uno que comienza a consolidarla.

Lo de Colegiales fue una muestra clara de que este grupo puede reaccionar, ajustar y superar adversidades. Como ese equipo que se va al descanso con incógnitas en el marcador y vuelve a la cancha para dar vuelta la historia.

Ahora, el desafío es otro: sostener ese rendimiento, encontrar el equilibrio justo entre lo probado y lo nuevo, y elegir al “11” titular que jugará en Villa Crespo. Por lo pronto, Martos tiene una certeza: los elegidos responden.