El cielo se encapota, el pronóstico es pesimista y el plan de picnic, parque o escapada queda en pausa. Pero que llueva no significa que el fin de semana esté perdido. Con un poco de ingenio —y sin salir de casa, o al menos sin mojarse—, el mal clima puede ser la excusa perfecta para disfrutar de otro tipo de placeres: más tranquilos, más íntimos, más reconfortantes.
Cine en pantuflas
Con tantas plataformas al alcance de un clic, es fácil armar una maratón temática. ¿Clásicos del cine argentino? ¿Comedias francesas? ¿Terror vintage? La clave es elegir un eje y dejarse llevar. Si se quiere ir un poco más allá, se puede armar una “sala de cine casera” con pochoclos, luces bajas y mantas para toda la familia.
Cocinar sin apuro
El mal tiempo invita a prender el horno y recuperar recetas olvidadas: pan casero, guisos, tortas. Es un buen momento para invitar a cocinar a los más chicos, probar recetas familiares o simplemente reconectar con el placer de amasar, mezclar y probar. Bonus: el aroma a comida casera también ayuda a levantar el ánimo.
Juegos (no solo) para niños
Los juegos de mesa viven un revival, y no hace falta tener el último lanzamiento: el truco, el chinchón o el viejo TEG siguen vigentes. También se puede desempolvar un rompecabezas, armar un torneo de ping pong de mesa improvisado o probar juegos de cartas nuevos (sí, existen muchos más allá del UNO).
Museos desde el sillón
Muchos museos del mundo ofrecen recorridos virtuales gratuitos. El Louvre, el MoMA, el Prado, pero también museos nacionales como el MALBA o el Museo Nacional de Bellas Artes tienen colecciones online y actividades para hacer desde casa. Ideal para días en los que ni se asoma el sol.
Talleres exprés
El encierro forzado puede convertirse en oportunidad: hay talleres online breves de escritura, cerámica, fotografía o yoga que permiten descubrir habilidades dormidas. Muchas propuestas son gratuitas o a bajo costo y no requieren más que una compu, ganas y un rato libre.
Bajar un cambio
A veces, la mejor manera de enfrentar un finde lluvioso es aceptar su ritmo lento: leer ese libro postergado, escuchar un disco completo, meditar o simplemente no hacer nada. Porque, en definitiva, también se trata de descansar. Y si hay ruido de lluvia de fondo, mejor.