Después de días cargados de tensión, rumores y versiones cruzadas, Lucas Pusineri rompió el silencio y dio su versión sobre lo ocurrido en Atlético. Lo hizo con claridad, pero sin estridencias: explicó cómo fue despedido sin previo aviso, defendió su gestión al frente del equipo y apuntó que su salida no tuvo que ver con lo futbolístico, sino con un conflicto ajeno entre el plantel y la dirigencia.
“El día posterior al partido (contra San Lorenzo), que fue martes, la comisión directiva se reúne y resuelve dar por terminado el ciclo. El problema es que a mí nadie me comunica nada. El miércoles me presento a entrenar, como siempre, y mientras conversaba con un jugador, a las 13.30 sale en los medios que la dirigencia me había despedido”, relató.
Al enterarse por terceros, Pusineri buscó una explicación: “Tuve una reunión con Miguel (Abbondándolo) en donde le dije que yo estaba firme, que quería seguir, que seguíamos dentro de los objetivos: lejos del descenso y peleando la clasificación entre los ocho. Pero el jueves, cuando el presidente vino al predio, nos confirmó que ya habían tomado la decisión el martes”, indicó.
A lo largo de la conferencia, Pusineri fue firme al sostener que su salida no se justifica desde lo deportivo. “Me voy con una desilusión porque estábamos cumpliendo con lo que se nos había pedido. Mantener la categoría y pelear el ingreso a los playoffs. Siempre estuvimos dentro de ese objetivo. No esperaba lo que finalmente sucedió”, señaló.
El entrenador también explicó que recibió un plantel armado, al que intentó potenciar con el último mercado de pases. “Con los refuerzos, el equipo fue competitivo. Le ganamos a Boca, a River, potenciamos a jugadores como Lautaro Godoy y Gabriel Abeldaño. De local fuimos muy fuertes y eso es un mérito. Nuestra autocrítica está en no haber encontrado regularidad afuera”, reconoció.
Pese a esa irregularidad (que, según Pusineri, es una constante del fútbol argentino), el “Decano” se mantuvo durante todo el torneo entre los ocho mejores de la tabla. “Por eso duele. No era el momento para una salida”, lamentó.
El conflicto
El detonante, según sus propias palabras, fue el conflicto entre los jugadores y la dirigencia por premios adeudados. Una disputa en la que él y su cuerpo técnico decidieron no intervenir.
“Hay que separar lo deportivo de este último conflicto. Nosotros decidimos no meternos en la decisión de los jugadores. Si nos poníamos de un lado se rompía algo. Y nunca fracturamos la relación con el plantel. En estos momentos, el cuerpo técnico es el eslabón más débil. El fusible. Y nos tocó a nosotros”, explicó.
A pesar de eso, sostuvo que la relación con los referentes del plantel quedó bien. “Les expliqué todo. Siempre fui claro y no hubo reproches”, afirmó.
También aclaró que no participó en ninguna negociación ni se inmiscuyó en el reclamo. “Lo mejor que hicimos fue mantenernos al margen. Si me hubiese metido, tal vez generaba una fractura interna. Y no correspondía”, insistió.
Mensaje
Más allá del dolor por la salida, Pusineri no se va con rencor. “Me voy con dignidad y honestidad. Siempre trabajamos para poner a Atlético en lo más alto. No es la salida que esperaba, pero así se dieron las cosas”, explicó. Y reveló que su vínculo con el club continuará de alguna manera. “Mis hijos juegan en Atlético, así que me seguirán viendo por el predio. Esta es también mi casa”, señaló.
Sobre lo que viene en su carrera, prefirió no adelantarse. “Es muy prematuro. Esto fue hoy mismo. Pero creo que se hicieron bien las cosas. Fuimos más competitivos que el semestre anterior, estuvimos entre los ocho, potenciamos futbolistas. Eso es lo que me llevo”, dijo.
La salida de Pusineri confirma una vez más que en tiempos de crisis interna, el cuerpo técnico suele ser el primero en caer. Su relato deja claro que no fue una cuestión de resultados, sino de contexto. Se va en paz, aunque golpeado. “Uno no puede quedarse en un lugar donde ya no lo quieren”, concluyó.