BUENOS AIRES.- El espíritu de confraternidad que la asunción del Papa Francisco generó entre el Gobierno nacional y la Iglesia Católica podría profundizarse. Según un informe del diario Perfil, la presidenta, Cristina Fernández, analiza la posibilidad de participar este 25 de mayo del Tedeum en la Catedral metropolitana, luego de ocho años de ausencia oficial en esta celebración. Fue su esposo, Néstor Kirchner, el que rompió el protocolo en 2005, cuando, para evitar los azotes verbales del cardenal Jorge Bergoglio, se fue a escuchar la homilía a Santiago del Estero.
Cristina ahondó la distancia con el Episcopado durante sus dos mandatos y jamás, hasta ahora, volvió a pisar la catedral porteña. Pero la consagración como Papa del ex arzobispo de Buenos Aires generó un quiebre en la Casa Rosada. La Presidenta quiere mantener con Francisco un vínculo amistoso. Incluso, ordenó acallar a los sectores kirchneristas que ligaban al arzobispo con la última dictadura. Fue la primera mandataria en ser recibida por el Sumo Pontífice, con quien almorzó durante dos horas y media en el Vaticano. Y lo saludó, al día siguiente, en la misa en la que fue entronizado.
Todo el Gobierno se encolumnó después de acuerdo a los gestos de Cristina Fernández. Incluso, quienes habían criticado el nombramiento de Bergoglio dieron una vuelta en el aire y suavizaron sus palabras.
Mayo demostrará hasta dónde cambió la relación.
Si no desea contrariar la tradición eclesiástica, la Presidenta debería volver a participar de la misa que todos los 25 de Mayo el cardenal de Buenos Aires brinda en la Catedral para recordar la Revolución de Mayo. En ese lugar está ahora Mario Poli, un cura de bajo perfil que era obispo auxiliar de Bergoglio. Poli, en una de sus primeras declaraciones, advirtió que mantendrá con el Gobierno nacional la “debida distancia”.
Así como generó debate interno en el kirchnerismo la relación con Bergoglio, sin dudas, el regreso a la Catedral metropolitana también promete repercusiones. Un funcionario del gabinete le dijo a Perfil que Cristina Fernández, si bien ya comenzó a aceptar la idea del regreso, terminará de definir su postura a mediados de abril.
La inclinación por participar del Tedeum responde esencialmente a la relevancia mundial que alcanzó Bergoglio. Pero su consagración como Sumo Pontífice generó, además, un entusiasmo inédito en la opinión pública argentina que ninguna fuerza política quiere tener en la vereda de enfrente. Oponerse es un riesgo. No hacerlo, también: la jefa de Estado quedaría expuesta a una posible crítica justo en un año electoral, en el que las palabras y los gestos pueden modificar cualquier escenario.
En la Casa Rosada esperan que la relación con Poli sea positiva. Dicen que han tenido diálogo con él y que es una persona amable y de perfil bajo. Con la presidencia del Episcopado también hay una relación fluida, desde que asumió en el cargo José María Arancedo. Perfil.com