La súplica de paz de Francisco retumba en un mundo dividido por el egoísmo

Durante las celebraciones del domingo de Resurrección, el Papa condenó la trata de personas, el narcotráfico y la violencia

LE HABLÓ AL MUNDO. La imagen muestra el momento en el que Francisco pide por la paz desde el balcón principal de la basílica de San Pedro; en la plaza lo escuchan unas 250.000 personas que esperan su bendición. REUTERS LE HABLÓ AL MUNDO. La imagen muestra el momento en el que Francisco pide por la paz desde el balcón principal de la basílica de San Pedro; en la plaza lo escuchan unas 250.000 personas que esperan su bendición. REUTERS
01 Abril 2013

Palabras en italiano (y nada más que en italiano) musicalizadas por la tonada porteña. Miles y miles y miles de personas que parecían no poder contener el impulso de aplaudir y gritar su nombre. Mensajes claros, directos y fáciles de comprender. Las celebraciones del primer domingo de Pascua del Papa fueron endulzadas por todos estos ingredientes. Pero hubo algo que las volvió agridulces: fueron atravesadas por la angustia de una súplica. Francisco pidió paz, paz en el mundo de una vez por todas.

Ante unas 250.000 personas que se reunieron en la plaza de San Pedro y sus alrededores para participar de la misa de domingo de Resurrección y recibir la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad de Roma y al mundo), el Pontífice volvió a hacer de las suyas e introdujo una novedad que rompió con las tradiciones. En vez de repetir el saludo pascual en varios idiomas, tal como había anunciado El Vaticano, sólo lo hizo en italiano. Así, enfatizó su rol de obispo de Roma, publicó Clarín.com.

Las celebraciones del día más importante para el catolicismo arrancaron con la misa. Durante esta ceremonia, el Pontífice no pronunció la homilía; el mensaje había sido reservado para el momento de la bendición. Luego, se dio un baño de multitud: sobre un vehículo blanco y descubierto recorrió la plaza de San Pedro. Fiel a su costumbre, besó a bebés, a chicos, a personas enfermas, saludo con el pulgar hacia arriba y hasta recibió una camiseta de San Lorenzo con su nombre impreso en la espalda que le entregaron unos fieles argentinos (en realidad, se la tiraron). En cuanto la tuvo en sus manos, la exhibió con una gran sonrisa. Luego de varias idas y venidas por la plaza, quienes conducían el vehículo apuraron la marcha para que Francisco llegara a pronunciar la bendición a las 12 en punto (hora de Roma), informó La Nación.com.

Una vez en el balcón principal de la Basílica de San Pedro, el Papa le pidió al mundo que deponga las armas, condenó la trata de personas, el narcotráfico y llamó a cuidar el medio ambiente.

"Paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y la explotación inicua de los recursos naturales", suplicó Francisco, según la agencia DyN.

"Quisiera que el anuncio de Cristo resucitado llegara a todas las casas, a todas las familias, especialmente allí donde hay más sufrimiento, en los hospitales, en las cárceles... Quisiera que llegara sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta buena nueva: Jesús ha resucitado, hay esperanza, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia", enfatizó mientras le llovían los aplausos.

Es tiempo de cambiar gestos por política

Se acercan tiempos complejos para el Papa Francisco. Es que luego de la Semana Santa deberá pasar de los gestos a la política propiamente dicha. Es posible que en los próximos días comience a realizar modificaciones en la poderosa y desprestigiada Curia romana, el poder central de la Iglesia.

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Hasta ahora, las palabras, los gestos y algunos comportamientos del Papa han dejado en claro que planea realizar cambios en la Iglesia. Y la designación de la persona que ocupará el poderoso cargo de Secretario de Estado dará la pauta de la profundidad de esas modificaciones, publicó Infobae.com.

La Curia es considerada un avispero en el que las luchas por el poder son encarnizadas.

"Queremos la felicidad de los homosexuales"

El presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el cardenal Timothy Dolan, destacó que la Iglesia Católica está tratando de acercarse a la comunidad homosexual. Pero aclaró que es consciente de que aún es pronto para que pueda dar la bienvenida a los católicos gays.

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Si bien insistió en que para la Iglesia el único matrimonio válido es el de un hombre con una mujer, el arzobispo de Nueva York admitió: "debemos tratar de mejorar la forma en la que abordamos la defensa del matrimonio, de modo que no parezca que se reduce a un ataque a la los homosexuales".

"Queremos la felicidad de los homosexuales. Yo los amo, igual que los ama Dios", aseguró.

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