El humor irónico, la burla, se materializan en un personaje que ríe con un gesto casi maligno. Es un mensaje capaz de trascender las fronteras y los idiomas, como toda caricatura social. Por eso las obras de Alejandro Contreras Moiraghi han cosechado elogios en diferentes países, gracias a las escenas protagonizadas por sus "tipitos". Define a ese hombrecito sarcástico como alguien poco ético, que provoca desconfianza, pero a la vez la gente lo quiere, como sucede con Homero Simpson. "El personaje nació de manera accidental, un día que yo estaba hablando por teléfono con alguien, con una lapicera en la mano, y hacía garabatos sin pensar. Cuando terminé de hablar, ahí estaba el personaje -contó-. Parecía pedirme que lo use para algo. Y aquí estamos, con ese personaje desde hace 12 años".
A Contreras Moiraghi le gusta que la ironía plasmada en sus obras sea comprensible para gente de cualquier lugar y condición cultural. Hace algunos años, cuando estuvo becado en Sudáfrica, al llegar le llamó la atención los alambres electrificados que abundan allí como protección de las propiedades. "Algo que acá es ilegal, allá se permite. Entonces se me ocurrió algo: yo venía trabajando un personaje que era una especie de novia. Una flaca muy larga. La idea es que las flacas largas no son fáciles, por eso tengo una serie que se llama 'Aflojá, flaca, aflojá', donde un grupo de personajes más pequeños se lanzan a tratar de conquistar a la flaca -recordó-. Así que hice una instalación, con una escultura de la flaca larga en el medio, rodeada por un alambre presuntamente electrificado. Se titulaba 'No toquen mi chica'. Al chiste lo entendían tanto los latinos como los sudafricanos".
Una de las últimas series en las que trabaja se titula "Códigos de barras bravas". Una curiosa fusión de dos tipos de barras muy diferentes, donde el artista trabaja con imágenes de personas. Comenzó incluyendo a famosos, como Marilyn Monroe, pero al poco tiempo la gente comenzó a encargarle obras con fotos de sus seres queridos.
Pendiente
Por otra parte, reconoce que todavía tiene pendiente realizar una muestra individual que refleje acabadamente su obra. Mientras tanto, no deja de participar en ferias en el país y el extranjero. ArteBa (Buenos Aires), Chile, Puerto Rico, Bogotá, Singapur, Madrid y otras, donde los resultados en materia de visitantes es dispar. "Hay que costearse los stands, que son caros, pero por lo general se recupera y se gana con la venta de obras. A veces hay grandes fracasos, como sucedió con la feria de Barcelona, pero se compensa con otras, como la de Miami, donde vendí muchas obras", comentó.
- Otro de sus temas favoritos es el de los autos pequeños y antiguos.
- Sí. Modelos de los 80 que para mí son símbolos. Por ejemplo, el Citroën o el Fiat 600. Son marcas de origen europeo, pero son los autos más argentinos que existen. Por aquello de quién no tuvo un Citroën, o quién no tuvo un Fitito. Suelo poner muchos personajes dentro de un auto. Más de los que caben. Tengo el recuerdo de mi adolescencia, que en el auto de mi padre, un Gol que era para cinco, una vez entramos 12. Aquello de "vamos, vamos, que entramos" es una realidad del tercer mundo que se transforma en un acto de solidaridad. Amontonarnos para que el otro pueda entrar. En Sudáfrica también se vive esa situación. Y el chiste "vamos que entramos" se entendía igual que acá.
- ¿Qué tipo de técnica usa?
- Siempre estoy probando materiales nuevos. El arte es muy parecido a la cocina, porque uno siempre está combinando cosas y probando a ver qué es lo que queda bien. A veces, de un error o de un resultado inesperado, se descubre una técnica nueva y es maravilloso. Mi obra siempre estuvo basada en el dibujo. Es predominante. Siempre trabajo mucho los contrastes. La gente me pregunta siempre de dónde salió el personaje, por qué se ríe o muestra los dientes, y mi explicación es que toda mi obra es irónica. Mi vehículo es la ironía. El personaje está todo el tiempo en una actitud de burla. Se está burlando de él mismo y del que lo está mirando. Está actuando ante un espectador. Está construido de una forma que remite a los egipcios. Con el cuerpo de frente y la cabeza de perfil. Siempre está en pose, mostrándose.
- Ahora va a participar por tercera vez en Arte Espacio.
- Sí. Se hace del 13 al 18 de setiembre en el hipódromo de San Isidro. De Tucumán vamos Sergio Real y yo. Cada artista que es seleccionado, contrata su stand, que es individual, y vende directo al público. Los stands son caros, pero vale la pena arriesgarse porque la feria es muy buena. Los artistas tucumanos, en general, son reacios a invertir dinero en una apuesta de este tipo, pero hay que animarse.