“Nunca en mi vida sentí tanto miedo”, aclaró con la voz entrecortada el árbitro Sebastián Barrionuevo. Él y sus asistentes Facundo Nanterne Giacchino y Leila Argañaraz fueron amenazados y víctimas de un intento de soborno por parte de barras que actuaron encapuchados y que llevaban armas de fuego antes de que dirigieran el encuentro entre San Martín, de El Bañado (Catamarca) y Américo Tesorieri (La Rioja), por una de las semifinales del Torneo del Interior.
El ataque, según la versión que las víctimas del salvaje hecho dieron a conocer, fue organizado y concretado para que favorecieran al equipo de catamarqueño, ya que debían dar vuelta un 0-1. El cotejo, ante semejante barbarie, no se disputó y, por los antecedentes que existen, es muy poco probable que se lo reprograme.
Barrionuevo casi no podía hablar cuando LG Deportiva lo entrevistó mientras realizaba la denuncia policial. “Una persona se presentó como empleado de la Liga de Catamarca para llevarnos desde una hostería de Valle Viejo al estadio. Cargamos nuestros bolsos en un Peugeot 207 gris oscuro y cuando estábamos en camino, se nos cruzó un VW Gol negro. Nos detuvieron y, bajo amenazas, nos llevaron a un pasaje donde había otros dos autos con unas 12 personas esperándonos”, contó el juez.
El estremecedor relato no terminó ahí. “Cuando nos dimos cuenta, descubrimos a nueve sujetos que estaban encapuchados y otros tres armados. Se acercaron a nuestro vehículo y con el caño del arma en le mejilla de Leila y en la cabeza de Facundo, nos dijeron: ‘si no gana San Martín ya saben lo que les pasará’. En esos momentos estábamos nosotros contra ellos. En la calle no había nadie”, agregó.
Un sobre con dinero
Nanterne Giacchino también dio su testimonio. “El chofer del auto nos entregó un sobre con dinero. Reaccioné, y para que se fueran los agresores, les dije que San Martín ganaría. Entonces, uno de los tipos que nos amenazó le pidió al conductor: ‘Cachete’ dale más guita a los changos’”, contó sorprendido.
La historia no terminó ahí. Luego de las amenazas, los árbitros le pidieron al chofer que los llevara al estadio. Cuando llegaron a ese lugar y se encontraron con los primeros policías catamarqueños, se bajaron del auto y denunciaron el ataque y al chofer que ellos ya sospechaban que formaban parte del grupo de agresores.
“A los gritos denunciamos lo que nos había pasado y le pedimos a los uniformados que detuvieran a ese tal ‘Cachate’. Este se subió al vehículo y escapó del lugar. Cuando volvimos a la hostería para retirar nuestras pertenencias, la gente nos dijo que ese tipo no era empleado de la Liga catamarqueña”, relató molesto.
“Es la primera vez que me pasa esto”, dijo Barrionuevo mientras realizaba la denuncia. Después de cumplir con ese paso, la terna regresó en un vehículo particular a Tucumán, escoltados por dos móviles de la policía catamarqueña. Después de que envíen el informe, el Consejo Federal deberá definir cómo continuará este caso.