BUENOS AIRES.- Desde que fue procesado por el juez federal, Ariel Lijo, el vicepresidente, Amado Boudou, se mueve más entre sombras y esporádicas apariciones públicas. Sus pasos parecen depender de la decisión política de la presidenta, Cristina Fernández, que lo eligió como el representante del Gobierno para presidir los actos del 9 de Julio en Tucumán. Antes, las versiones indicaban que el santiagueño Gerardo Zamora, presidente provisional del Senado nacional, y tercero en la línea de sucesión presidencial, podría haber encabezado la ceremonia. Finalmente fue el vice.
Pero la tensión política se mantuvo, ya que ayer, y ante reiteradas advertencias y críticas desde distintos sectores de la oposición, el vicepresidente decidió no liderar el debate en el Senado, por expresa decisión del bloque del Frente de la Victoria (FpV). Así se resolvió antes de la sesión, en una reunión de autoridades del oficialismo con Boudou. Es que el Gobierno sabía que se esperaba un debate cargado de tensiones si Boudou se paraba al frente del recinto.
La ausencia de Boudou habría sido producto de una negociación entre Miguel Ángel Pichetto y el radicalismo. El titular de la bancada kirchnerista habría garantizado la ausencia del vicepresidente para evitar que la oposición se levante de sus bancas y abandone el recinto, como habían amenazado hacerlo.
El jefe del bloque tenía un problema mayor: muchos de sus senadores no habían llegado a la sesión por presuntas cancelaciones o demoras en los vuelos.
La excusa más repetida en los pasillos fue que muchos aviones habían cancelado sus vuelos regulares para sumarse a la flota que irá a Río de Janeiro. Pero a nadie escapó que los senadores oficialistas ya han dicho, por lo bajo, que no soportarán defender a Boudou en el recinto.
De hecho, cuando la oposición lo atacó el vice sólo fue protegido por Rodolfo Urtubey y muy tibiamente por Pichetto, quien trabaja para la candidatura presidencial del gobernador Daniel Scioli.
Insistencia
Los bloques no kirchneristas insisten con su reclamo para que Boudou se tome licencia en el cargo, hasta que se aclare su situación judicial en la “causa Ciccone”.
Los bloques opositores no pensaban quedarse callados si se enfrentaban al vicepresidente: la UCR planeaba exigirle una respuesta al pedido de licencia, mientras que el FAP decidió que abandonaría el recinto.
“Vamos a pedir que nos respondan la nota con el pedido que elevamos; si está Boudou tendrá que responder él, si no, tendrá que hacerlo el oficialismo”, había dicho el jefe del bloque radical de senadores nacionales, Gerardo Morales (Jujuy).
El FAP había planeado levantarse de sus bancas, durante el debate, en repudio a la presencia de Boudou en el Senado.
“Creemos que es una forma de que el Gobierno y el oficialismo paguen algún costo político por su capricho (sostenerlo en el cargo a pesar del procesamiento, y que no pida licencia ni tampoco renuncie”, había dicho Luis Juez -Frente Cívico-Córdoba) al matutino “La Nación”.
El acuerdo permitió que la Cámara Alta tenga una sesión atípica, marcada por la celeridad con la que transcurrió y el grado de acuerdo. Es que luego de que los bloques pulieran detalles de la iniciativa que los convocaba, el pleno del cuerpo votó, por unanimidad, a favor de la norma para proteger los activos de los bancos centrales extranjeros ante los tribunales argentinos.
Media sanción
El Senado aprobó ayer por unanimidad, y giró a la Cámara de Diputados, el proyecto del Poder Ejecutivo para otorgar inmunidad a los depósitos de los bancos centrales de países extranjeros en un marco de reciprocidad para con la Argentina.
El texto establece que las entidades gozarán “inmunidad de ejecución y/o embargo” ante los tribunales argentinos “respecto a cualquier iniciativa coercitiva que pudiera afectar dichos activos”.
La votación, que se realizó en una sola vez en general y particular, resultó 55 votos afirmativos y ninguno en contra. (DyN-lanacion.com-infobae.com)