La muerte del fiscal federal Alberto Nisman, jefe de la Unidad Especial que investiga el atentado a la sede de la AMIA, sacudió el escenario político de Argentina. Más allá de las repercusiones institucionales del caso, los investigadores buscan certezas en el análisis de las últimas horas de vida del magistrado, en sus comunicaciones telefónicas y en las evidencias que recogieron en su departamento de Puerto Madero.
Allí, el domingo a la noche, fue hallado con un tiro en la sien el cuerpo del hombre que acusó a la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a dirigentes afines al kirchnerismo de encubrir la “pista iraní”, en la pesquisa por la voladora de la mutual israelita, en 1994.
“No descarto (la hipótesis del suicidio inducido), bajo ningún punto de vista, en la medida en que el arma (usada) no es la que estaba registrada a nombre de Nisman”, afirmó la fiscal Viviana Fein, a cargo de la causa sobre el deceso de su colega.
El magistrado -que llevaba desde 1997 la pesquisa por el atentado a la AMIA, en el que murieron 85 personas y resultaron heridas otras 300- debía presentarse ayer ante la Cámara de Diputados de la Nación, donde estaba previsto que profundizara en los detalles sobre la acusación contra la Presidenta, el canciller Héctor Timerman, el diputado kirchnerista Andrés “Cuervo” Larroque, los dirigentes ultraoficialistas Luis D’Elía y Fernando Esteche, y el presunto nexo local con el régimen iraní, Jorge ‘Yussuf’ Khalil, entre otros.
Nisman les había dicho a sus allegados que iba a dedicar el fin de semana a preparar su exposición en el Congreso, adonde había sido convocado por la oposición. El sábado intercambió mensajes de WhatsApp con algunos periodistas, según revelaron medios de prensa porteños, pero el domingo ya no contestó su teléfono celular.
Al parecer, sus custodios de la Policía federal se percataron en horas de la tarde que el fiscal no había recogido los diarios, y que aparentemente no había salido de su departamento de la torre Le Parc, ubicada en calles Azucena Villaflor y Aime Paine, Puerto Madero. Ante esto, alertaron a la madre del magistrado, que al no tener respuestas de parte de Nisman, decidió acercarse al edificio.
Dos puertas
La fiscala Fein explicó que el acceso principal al departamento, situado en el piso 13, tenía una clave digital que ninguno de ellos conocía. La puerta de servicios, en tanto, tenía la llave puesta del lado de adentro. Tras llamar a un cerrajero, la madre del fiscal ingresó junto a un custodio. La puerta del baño estaba bloqueada. Cuando lograron abrirla, se dieron que el cuerpo del magistrado era lo que no les permitía pasar. A su lado encontraron un arma de fuego calibre 22 largo y un casquillo de bala.
El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, fue hasta el lugar. La fiscala Fein dijo que el funcionario kirchnerista había llegado antes que ella al lugar del hecho, pero aclaró que no participó en la recolección de evidencias y que permaneció poco tiempo en el departamento.
Fein dispuso el secuestro del arma de fuego, de los libros de ingreso y egreso al edificio, de las cámaras de seguridad del lugar y de las demás evidencias halladas en la vivienda. A las 4 del lunes, el cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial. Desde allí se les comunicó a los investigadores “que en la muerte de Nisman no hubo intervención de terceras personas”.
Además, se encontraban finalizando las pericias que iban a determinar si había restos de pólvora en las manos de la víctima. Hoy y mañana, la fiscala les tomará declaración testimonial a los custodios de Nisman y otros testigos.
La funcionaria destacó que la causa está caratulada como “muerte dudosa”. Según los primeros informes, el deceso se habría producido cerca de las 15 del domingo, cuando faltaban unas 12 horas para que expusiera en el Congreso su pesquisa en la causa AMIA. “Faltan el examen toxicológico y el psicopatológico. Son los que más demoran”, advirtió Fein sobre el caso que mantiene en vilo al país.