BUENOS AIRES.- Los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, los prófugos de la cárcel bonaerense de General Alvear, llegaron a suelo santafesino, y los investigadores sospechan que cuentan desde un primer momento con el auxilio de bandas narco.
Ayer a la mañana, los condenados por el triple crimen de General Rodríguez -un caso ligado al tráfico internacional de efedrina- fueron interceptados por efectivos de Gendarmería nacional en la localidad de San Carlos, una zona rural situada en Santa Fe.
Los uniformados habían ido a buscarlos con una orden de allanamiento dictada por el juez federal porteño Sergio Torres.
Según las informaciones colectadas por el área de Inteligencia de esa fuerza, los homicidas se encontraban ocultos en una casa situada en un descampado. Cuando los delincuentes se cruzaron con los gendarmes repelieron el intento de captura con una balacera, al parecer efectuada con fusiles tipo FAL. Así, hirieron de gravedad a dos efectivos -uno de ellos estaría fuera de peligro- y lograron escapar, primero en una camioneta oficial, y luego en otros vehículos que fueron robando durante la huida, según versiones extraoficiales.
El fiscal federal Jorge Di Lello expresó en declaraciones a la prensa sus sospechas de que una organización criminal radicada en Santa Fe estaría auxiliando a los Lanatta y a Schillaci. “(No se descarta que alguien pueda) proteger, ayudar o encubrir a los prófugos”, indicó el magistrado. Y agregó: “evidentemente hay una capacidad operativa que supera lo que podía ser una fuga común”.
La Nación ya había dado la orden de extremar las medidas de seguridad en la región noreste de Argentina, ante la posibilidad de que los prófugos intentaran escapar rumbo a Paraguay o a Brasil. Pero con el violento tiroteo de ayer el foco de la búsqueda se posó en el centro del país.
Entrevista y polémica
Los Lanatta y Schillaci estaban en el penal bonaerense de General Alvear cumpliendo una pena de prisión perpetua. Fueron condenados por los crímenes de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, perpetrados en 2008.
Martín Lanatta había regresado a la escena pública antes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. En una entrevista con el programa Periodismo para Todos, dentro de la penitenciaría, el homicida señaló al entonces jefe de Gabinete Aníbal Fernández como instigador de los homicidios. El peronista, que era candidato a gobernador, denunció que fue víctima de una operación mediática. Finalmente fue derrotado en las urnas por la postulante de Cambiemos, María Eugenia Vidal.
El 27 de diciembre pasado, los hermanos Lanatta y Schillaci huyeron de la cárcel. Desde entonces no pudieron ser recapturados, aunque protagonizaron un tiroteo en Ranchos (provincia de Buenos Aires) y, supuestamente, fueron vistos en otras localidades.
Datos obtenidos por Gendarmería revelaron que los prófugos se encontraban en Santa Fe. El juez federal Torres ordenó allanamientos en tres viviendas. Hacia allí fueron ayer a la mañana los uniformados. Revisaron una de las propiedades, donde residen un matrimonio mayor y una mujer, y no encontraron pistas. Pero, cuando se estaban retirando, observaron a la distancia otra casa. A poco de llegar allí fueron sorprendidos por tres hombres que salieron de unos pastizales y comenzaron a disparar. Un efectivo resultó herido en ese tiroteo, y los delincuentes se llevaron la Berlingo que utilizaban los gendarmes, en cuyo interior había armas y chalecos antibalas.
En un galpón situado cerca de allí fue encontrada la camioneta Kangoo, propiedad de Susana Elvira Martínez, ex suegra de Cristian Lanatta, que había sido sustraída días atrás en Buenos Aires.
En el vehículo hallaron dos celulares con sus chips, dos frazadas, ropa, pistoleras para guardar armas, balas calibre 32 y cargadores. En la vivienda había comida -como arroz y leche-, papel higiénico, una olla y una pequeña garrafa. “Todo indica que estaban hace poco tiempo en ese lugar”, interpretó una fuente.
A los pocos minutos, los evadidos se enfrentaron con otro gendarme, a quien también dejaron herido de bala y le robaron la camioneta, una VW Amarok.
El gendarme herido durante la primera balacera fue identificado como Walter Aguirre, de 31 años, oriundo de Buenos Aires. Fue trasladado al hospital Cullen de Santa Fe, en estado delicado. No se difundió el nombre del efectivo que fue atacado poco después. Se sabe que tiene 44 años y es oriundo de Rosario; se recuperaba en un hospital situado en San Carlos de las heridas producidas con un FAL. (Télam-DPA-Especial)