A veces se puede; otras no. Hay días que son más difíciles. Pero lo que importa es no bajar el ánimo, no dejarse desvanecer y seguir peleándole a la adversidad. Unidos por un mismo fin: el sueño de lograr ser alguien en la vida. Uno por el lado del fútbol; otro con las ganas de convertirse en integrante de la Policía Federal.
Ariel Gallardo tiene 20 años. Terminó el secundario en la escuela Arroyo Pinedo, cerca de su casa en el barrio Juan Pablo II (llamado “El Sifón”). En marzo comenzó los trámites para empezar cumplir su sueño. Revisó los requisitos y llenó los formularios correspondientes. Inclusive, Ariel pasó por un quirófano para borrarse los tatuajes. En el brazo derecho se había hecho grabar la palabra “Francisco”, en honor a su padre. En el izquierdo, se hizo escribir su nombre en letras grandes.
En cuanto a papeles tenía todo en orden, pero después surgió un obstáculo insalvable. Debía viajar a Buenos Aires y el dinero no alcanzó en la familia. Así quedó postergado hasta diciembre. No quiere darse por vencido. Dice que probará suerte en la Policía de Tucumán. “Empezará el llamado para los aspirantes; estoy esperando el momento para hacer los trámites”, explicó.
A entrenar
Cada mañana, Josué Céliz sale de su casa rumbo al entrenamiento en el complejo Ojo de Agua. A los 14 años pasó la primera prueba para sumarse a las inferiores de Atlético Tucumán. Hoy en día, a punto de cumplir los 17 años, sigue dedicado con más fuerza al deporte que despierta su mayor pasión.
Con el plantel “decano” viajó a Córdoba, a Corrientes, Mendoza, Buenos Aires. “El domingo que viene vamos a viajar a Tigre, en Buenos Aires”, dijo entusiasmado, mientras dejaba el bolso en el piso para saludar a sus amigos del barrio. Volvía de entrenar, como todos los días en las inferiores del club “decano”. A su lado, Leonardo Ponce, con una sonrisa de oreja a oreja, asegura que su amigo va a ser el sucesor de Luis “El Pulguita” Rodríguez. Josué ríe con timidez por el comentario del amigo. “El fútbol me da una vida nueva; me hace salir del lugar del que de otra manera no salís”, afirma.
Ariel y Josué nacieron en el barrio “El Sifón”, donde la pobreza castiga como un latigazo todos los días. La droga es una tentación al alcance de la mano. Sin embargo, hay vecinos que levantan la bandera de la prevención para evitar que los chicos terminen siendo víctimas de las adicciones.
Rubén Viscarra creó el club “Juventud Unida No a las Drogas”. Es un espacio donde los chicos juegan al fútbol los fines de semana. El nombre que eligió no fue al azar, sino más bien un emblema para atraer a los niños y adolescentes. “Aquí generamos distintas actividades para no perderlos”, remarcó. En total son 70 chicos que, los fines de semana, se congregan en un espacio de tierra para jugar a la pelota.
El orgullo de Viscarra es que estos dos jóvenes buscan triunfar, cada uno por sus gustos, a pesar de las dificultades. Hubo un tiempo en que Josué dejó el fútbol porque no tenía para el transporte de todos los días desde su casa al club. Era más joven y jugaba en Argentinos del Norte. Pero esos tiempos quedaron atrás. Ahora mantiene firme el sueño de lograr el objetivo en un campo de juego. El club de barrio está creciendo. De a poco, pero hay ciertos avances. Hace tres meses comenzaron las obras para convertir ese espacio en un escenario de recreación.
Los chicos y los adultos mantienen la esperanza de ver concretada la promesa oficial. “Ya tenemos iluminación”, explicó Leonardo Ponce, mientras señalaba las columnas metálicas que sostienen los faros. “También tenemos el nombre para cuando esté listo: se va a llamar Sueños de Vida”, anuncia exultante. Es el anhelo que une a todos.
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El sueño de llegar a Amaicha del Valle
Mil millones de personas viven en la precariedad en el mundo
En todo el mundo hay 1.000 millones de personas viviendo en situación precaria y sujetas a vulnerables parámetros de salud en villas de emergencia. Así lo describió un estudio social publicado por la revista médica británica The Lancet.
Los especialistas consideran que los “slums”, se denomina así a los conglomerados de casillas, masivos se han convertido en situaciones mayores en ciudades de bajos y medianos ingresos. El problema es que esos “slums” son lugares no saludables, especialmente con grandes riesgos de infección y daños físicos, donde los niños son especialmente los más vulnerables. Inclusive uno de los problemas más preponderante es la combinación entre desnutrición y diarreas recurrentes, que inducen a un crecimiento personal retrasado. Además, a largo plazo, se observan efectos de mal desarrollo cognitivo.
La expresión inglesa “slums” también puede traducirse como “casuchas”. Técnicamente, una casucha remite a una vivienda de escasas dimensiones y frágiles condiciones de habitabilidad, construida con materiales de desecho en suburbios sin urbanizar de grandes núcleos urbanos.
Letrinas precarias, acumulación de basura, suciedad, proliferación de ratas e insectos, y carencia de agua confiable, según los expertos constituyen el marco propicio para la proliferación de parásitos y otros vectores de enfermedad. Una polémica surgió en el campo médico ante el uso del término “slum”. Algunos expertos lo consideran “peyorativo”, y prefieren denominarlos “asentamientos informales”. Sin embargo, en la órbita de las agencias de Naciones Unidas se prefiere el uso del término “slums, y en el tratamiento de las Metas sobre Desarrollo Sustentable los análisis no toman como sinónimos al “slum” y al asentamiento informal.
La Unesco (Organización de la ONU sobre la Ciencia, la Educación y la Cultura) se refiere al “slum” como espacio urbano, “un asentamiento contiguo donde los habitantes se caracterizan por lo inadecuado de su vivienda y sus servicios básicos”.
Compromiso por más planes
Harán un relevamiento en barrios populares
El Gobierno nacional prometió que quienes todavía no perciben planes sociales, a pesar de estar alcanzados en los requisitos, van a recibirlos en breve. Así lo expresó la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley, al término de un encuentro entre funcionarios del gabinete nacional con miembros de organizaciones sociales. En esa reunión acordaron realizar un relevamiento oficial en barrios populares. El Gobierno calcula que podría haber 1 millón de personas que todavía “no reciben” la Asignación Universal por Hijo y la pensión por vejez, “porque el Estado no los ve”. Referentes de Barrios de Pie, Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se comprometieron a trabajar en conjunto en el relevamiento de los sectores vulnerables. “La prioridad es recomponer el tejido social”, afirmó Juan Carlos Alderete, uno de los referentes de la Corriente Clasista y Combativa.