Los dos galpones que se ubican en la primera cuadra de la avenida San Martín, en Banda del Río Salí, fueron el escenario de cinco robos en menos de un mes, según comentó Gerardo Pepe, quien maneja el lugar. En su interior, el complejo tiene un bar, una feria, una cancha de fútbol y un estacionamiento con lavadero de autos. Entre esos hechos, hubo un asalto en el que le gatillaron a un empleado, pero las balas no salieron.
“Los cuatro primeros fueron robos que se cometieron de madrugada, cuando no había nadie”, informó Pepe. Sobre los ingresos de invasores cuando no hay nadie adentro, enumeró: “entraron por un portón y lo cerramos; treparon por una tapia y la cerramos; y saltaron una pared de seis metros; y se colaron por un ventiluz. La primera vez ingresaron al centro comercial; robaron dos locales e ingresaron a mi oficina, donde yo tengo una notebook y tablet, y portafolio, donde tenía papeles del auto, contratos, chequera, de todo. En el bar nos robaron dos televisores, postnet y las cámaras de seguridad. En otro robo nos quitaron otro televisor y otra notebook”.
El asalto, en tanto, fue el miércoles pasado, alrededor de las 19. Según Pepe, un joven entró a comprar y se fue. A los cinco minutos volvió, le puso un arma en la cara a la joven que atendía y se fue con la plata. El encargado, Diego Zárate, lo siguió.
“Era flaquito, morocho, tenía una capucha. Cuando lo iba alcanzando, acá a la vuelta sacó el ‘fierro’ y gatilló, pero no salió el balazo. Si salía, hoy yo no estaba contando esto. Después se metió hacia un asentamiento. Unos muchachos que estaban en una cancha me dijeron que no lo siguiera porque ahí me iban a matar”, relató Zárate.
En la feria
“Lo que ocurre es que el fondo da a una zona peligrosa. Y sí, hay muchos robos. Tuvimos una seguidilla en las últimas semanas, pero esto viene desde el año pasado. Siempre ingresan de noche al predio, esa es la hora que nos preocupa”, le dijo a LA GACETA Juana Juárez, quien se encuentra a cargo de uno de los puestos de la feria, en los que generalmente se vende ropa. “Acá adentro se atrapó a mucha gente robando. Lo que yo creo es que ellos entran cuando están abiertos los locales para saber cómo es el movimiento”, agregó.
Tania Galván, también vendedora del lugar, coincidió. “Suele pasar mucha gente por afuera, mirando. A uno ya le da mucho miedo esta situación por todos los robos que sufrimos. En la parada del colectivo que tenemos acá en la entrada siempre les arrebatan las cosas a las mujeres. Pero el mayor miedo es por el asalto que ocurrió, porque sacaron un arma”, opinó.
En el momento que se realizaron las entrevistas, había dos policías de la Motorizada local afuera, y según cuentan los comerciantes, suele haber por la zona efectivos de la fuerza municipal. Sin embargo, para ellos no es suficiente. “Ya son incontables las veces que nos robaron y lo siguen haciendo”, exclamó Pepe.