NOVELA

SOY LA PESTE 

GUILLERMO SACCOMANNO 

(Planeta – Buenos Aires)

Soy la peste, de Guillermo Saccomanno, más que una novela es una provocación que nos describe el recorrido de un adolescente que camina la ciudad de Buenos Aires, o cualquier otra, en el marasmo de muerte que deja una extraña peste. Peste que contagia y mata instantáneamente, congelando a las personas en sus quehaceres, en sus maneras y en sus estilos de clase.

Es un libro fuerte. Quien anuncia no traiciona: el autor nos advierte desde la portada y el primer párrafo, que estamos frente a algo difícil de digerir. Un dramático autorretrato de Egon Schiele (pintor austriaco, cuya obra revolucionaria y sobrecogedora, consigue elevar lo feo y lo enfermo a categoría estética) nos interroga desde la tapa del libro; mientras que el primer párrafo presenta al protagonista como al verdugo que ha sobrevivido a la extinción de su grupo familiar, compuesto por un puñado de decadentes.

Soy la peste es un viaje al descenso de la condición humana. Es un relato de iniciación de un joven innominado que experimenta la febril sensación que le provoca la oportunidad de soltar lo largamente reprimido. El personaje principal deambula, en vigilia permanente, saciando sus apetitos: roba, mata y viola. Se defiende como puede. No duerme, intentando protegerse del horror. Construye una versión enervada de sí mismo, sin otros códigos que el instinto violento y el goce primario.

No es casual que el personaje no tenga nombre, eso allana la dificultad de ponernos bajo su pellejo para tomar nota de lo indecible y recorrer esta nueva escritura de los márgenes, que combina un cierto humor con jergas del lunfardo, con el habla, y con las vivencias de las barriadas.

Con un estilo hábil, una prosa fluida y un lenguaje que roza lo vulgar y lo obsceno, Saccomanno hace una elección eficiente para describir situaciones de una crudeza extrema con el mayor desparpajo. La pluma de Sacomano se enfrenta a una sociedad que prefiere, con mucha diferencia, el entretenimiento o la diversión al compromiso. Aunque la suya no es literatura de denuncia, tampoco se hace el distraído y confirma la independencia del intelectual y de la cultura como campo de combate de las ideas. Cansados de la frivolidad y la pavada en la literatura en la era de trivialidad, de novelas históricas de grandes próceres, de best sellers e incluso de novelas sociales que nunca abordan lo feo, lo sucio o el dolor, aparece un Sacomano que derrocha situaciones densas y difíciles en un relato corto y potente. Las expone de una forma seca y cortante pensando que, quizá, al exhibirlo, se exorciza.

Libro escrito durante el confinamiento de cuarentena. No hay salvación en la periferia, pero tampoco vale el dinero ni el poder cuando la peste nos iguala. En una sociedad cuyos valores están cifrados en el consumo, el otro es algo que yo consumo y eso es alienante. En esta línea el libro nos regala una pregunta crucial: ¿será viable el encuentro con el otro? O mejor dicho: ¿será posible en tierra arrasada?

© LA GACETA

SOFÍA VIAÑA