Fredi Guthmann ha sido uno de los hombres más secretamente interesantes y polifacéticos de la Argentina, un espíritu renacentista y clandestino, al punto de que se negó a publicar su obra. Poeta, escritor epistolar, fotógrafo, viajero y enamorado de la India –entre muchos otros países donde vivió- fue allí donde, en sus últimos años, maduró ese profundo anhelo espiritual que lo guió durante toda su vida, a través de dos grandes maestros a quienes conoció, junto con su mujer: Ramana Maharshi y Sai Baba.
Amigo de grandes artistas y escritores en todo el mundo, entre los argentinos cultivó asidua y generosamente ese vínculo con Miguel Ángel Bustos, Rafael Felipe Oteriño y Julio Cortázar.
Suerte de alejamiento
Sin embargo, como narra su esposa –Natalia Czernichowska (Natacha), nacida en Odessa, Ucrania, autora del libro realizado como un homenaje póstumo- Cortázar, cuando Guthmann comenta su encuentro con la mística hindú, siente una suerte de alejamiento, aunque, desde luego, expresado con admiración: “He tenido con todo –le escribe, dedicándole un poema, a través de unas líneas conmovedoras- una enorme alegría. Por usted, por saberlo tan en paz y tan sereno. Su carta transmite una impresión de serenidad como sólo lo dan los sentimientos místicos extremos, esos donde el lenguaje, sino voz en estado de pureza, transmisión directa del balbuceo. Qué literario suena todo esto, Fredi, perdóneme esta retórica que oculta lo que en verdad me gustaría decir”.
Tan cercanos eran, que Cortázar se inspiró en Fredi para construir al Olivera de Rayuela.
Al libro lo integran excelentes semblanzas: “Retrato de Fredi”, escrito por Rafael Felipe Oteriño, “Un gran autor surrealista desconocido”, por Louis Soler y “Fredi, génesis de una aventura”, por Natacha Guthmann. Además de los poemas, las cartas, las fotografías y los recuerdos sorprendentes de tantos viajes audaces de Fredi por Tahití, Bora Bora, Shangai, India, entre muchos otros (hasta llegó a Malekula, territorio de caníbales).
Dimensión existencial
Al respecto escribe Natacha unas líneas de gran intensidad para apreciar su dimensión existencial y metafísica: “Después de la guerra Fredi volvió a Francia. Allí frecuentó a escritores y pintores. Comprendió que buscaba algo que ni la literatura ni el arte le podían ofrecer. Una prima muy querida le habló de la India y Fredi sintió que podía encontrar ahí lo que buscaba. Su prima lo puso en contacto con la misión Rama Krishna, que le iba a dar las recomendaciones necesarias para poder conectarse (…) Fredi llevaba sus aparatos de música, su coche y su mujer, para emprender el viaje que le cambiaría la vida. Debíamos buscar un lugar para vivir durante todo el año. Para encontrar una vivienda permanente había que elegir entre Bangalore y los Himalayas (…) La viuda de Güiraldes, que había optado por vivir en la India, se había instalado en Bangalore para estar cerca de Sai Baba. El tenía en aquel momento alrededor de 15 años, pero ya poseía poderes. Lo encontramos por casualidad en el hotel donde nos alojábamos. Habíamos recibido una carta con el timbre de la reina Elizabeth de Inglaterra. Sai Baba sopló el timbre, desapareció la reina ¡y en su lugar estaba el retrato de Sai Baba!”.
Es indudable que Fredi Guthmann es una biografía destinada a deslumbrar a muchos lectores que hasta hoy ignorábamos la existencia de tan interesante personaje.
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FERNANDO SÁNCHEZ SORONDO
BIOGRAFÍA: FREDI GUTHMANN / NATACHA GUTHMANN / (Letemendia – Buenos Aires)