El poder no se comparte con nadie, solía decir un ex gobernador tucumano acostumbrado a tantos años en la conducción institucional de la provincia. Pero esa práctica personalista de la gestión se convierte luego en una obsesión y, más tarde, en una necesidad. La política tiene esos estadios. Hoy estás en la cima del poder y el mañana quién sabe. La dirigencia percibe humores. La Casa de Gobierno está despoblada y cada vez más, los referentes oficialistas visitan a la sede de la Legislatura. Juan Manzur pasó ayer por el tercer piso del edificio vidriado de calle Muñecas al 900. Fue hasta la oficina de su sucesor en el cargo, Osvaldo Jaldo, a intercambiar impresiones. La transición no sólo debe ser ordenada, sino también debe parecerla.
El eje de poder se desliza y no sólo los políticos golpean las puertas del despacho del gobernador electo. El sector privado también quiere saber qué piensa y qué proyecta el mandatario que tomará las riendas de Tucumán el 29 de octubre que viene. Las empresas vinculadas con los servicios públicos privatizados visitan al actual presidente de la Cámara. Las inversiones en ese sector suelen ser de largo aliento y los ejecutivos de las compañías buscan previsibilidad en un país acostumbrado a las crisis, a una situación de estanflación permanente que les cambia la ecuación en períodos cortos. De la misma manera, el Estado pone el freno a los aumentos de tarifas, como una manera de evitar que el poder adquisitivo del asalariado siga deteriorándose. La Argentina se está acostumbrando a vivir en una anestesiada realidad que, cada tanto, se convierte en devaluación seguida de incrementos sostenidos de precios. Los ejecutivos de Gasnor proyectan una ampliación de la capacidad de distribución a partir del potencial energético de Vaca Muerta. Pero a la vuelta de la esquina siempre hay un problema. Las medidas adoptadas por el ministro de Economía Sergio Massa complican la producción hidrocarburífera. “Existen complicaciones reales que tienen que enfrentar las empresas de Oil&Gas con relación a la provisión de insumos indispensables para mantener su actividad y para aventurarse en nuevas inversiones o continuar con las ya iniciadas”, denunció DLS Archer, una compañía que brinda servicios petroleros de perforación, terminación y alquiler de herramientas y equipamiento. El invierno ha sido benévolo para la actividad. No hubo interrupción de servicios en la industria, porque los días de frío fueron acotados. El gas alcanzó para todos y no hubo cortes para nadie. Como contrapartida, una empresa privada (Cascia) aguarda el arribo de maquinarias rusas para extender su planta de gas instalada en Lules. El equipamiento se encuentra en un puerto y, en pocos días, emprenderá el viaje hacia Tucumán para su posterior instalación en el parque industrial del municipio del oeste provincial. La inversión es de riesgo, pero apunta a posicionarse en el mercado cuando la Argentina, alguna vez, vuelva a la senda de la normalidad económica.
La electricidad corre por otro andarivel. La línea de conducción de la Empresa de Distribución de Electricidad de Tucumán (EDET) expuso ante el gobernador electo sus planes para un verano que se presenta difícil por la creciente demanda. El calor será cada vez más ardiente y, sin recursos para obras complementarias, no hay sistema que aguante. Además, la readecuación de las tarifas puso a la compañía otra vez en la cresta de la ola, particularmente de las familias de clase media que se acostumbraron a los subsidios pero ahora, por imperio de las decisiones nacionales, tienen que soportar el impacto pleno de las tarifas. El término aumento se excluye en el diccionario de la política, menos en el transcurso de un año electoral.
El Gobierno local le pone freno de mano a un reajuste que implique modificar más el humor social. Por allí, durante el encuentro, se habló de la venta de acciones de la compañía. Sólo es un trascendido, una posibilidad que se inscribe en el actual contexto de la economía argentina.
La citricultura transita otro año complicado. Los excedentes de producción se pagan con caída de precios en un contexto de alta competitividad global. Los actores del sector creen que es necesaria la reconversión de la industria con el fin de sostener mercados y captar nuevos aliados. Por ejemplo, hay una reserva de 30.000 toneladas para jugo que pueden encontrar en el ácido cítrico un alternativa de colocación. En eso está trabajando el sector privado, pero necesita imperiosamente de un acompañamiento institucional. Algunos referentes le plantearon la cuestión a Manzur; otros a Jaldo. Los industriales creen que las medidas vinculadas con la actividad, que el Palacio de Hacienda adoptó en el marco de beneficios para las economías regionales, llega tarde, por el grado de avance de la zafra citrícola. “De todas maneras, todo suma en un contexto difícil para la actividad”, aclaran.
La demonización del azúcar, la otra producción fuerte de la provincia, ya no es por la batalla con los edulcorantes, sino por el precio que se exhibe en góndola. Los productores creen que los valores de mercado tienden a regularizarse, pero el consumidor se convence, cada día que pasa, de que paga como oro a un producto que es elaborado por 15 ingenios radicados en Tucumán. Esa es otra materia que Jaldo deberá rendir apenas asuma la gobernación, justo cuando los ingenios ingresan en el período interzafra.
La transición obliga a parar la pelota y rezar de que, a nivel nacional, no cambie el signo político de los ocupantes de la Casa Rosada. Jaldo confía en un triunfo de Massa, más allá de los desequilibrios macroeconómicos de la Argentina. Pese al entendimiento con el FMI, las medidas que anunció el ministro de Economía fueron rechazadas por el sector privado nacional. “Las medidas implican patear para adelante y agravar los problemas que enfrentará el próximo gobierno. El adelanto de impuestos reduce la recaudación del próximo año, no corregir los desequilibrios cambiarios agrava la pérdida de reservas y hace recaer los costos de la corrección en el gobierno entrante. Además, se siguen acumulando deudas por los préstamos de dólares que los importadores le deben a sus proveedores del exterior que ya totalizan casi U$S 12.000 millones”, planteó por caso la Bolsa de Comercio de Córdoba.
“Todo esto configura un acto de gran irresponsabilidad en el manejo de las finanzas públicas. El gobierno privilegió una vez más sus posibilidades electorales, aunque al daño lo deban pagar todos los argentinos en el futuro cercano”, fundamenta la entidad. El líder del Frente Renovador y precandidato presidencial desembarcará en Tucumán el sábado, en un marco en el que los principales temas de preocupación de los argentinos son la inflación, la incertidumbre económica y la inseguridad, según una medición de D´Allesio IROL y Berensztein. Esa mochila también deberá ser cargada por el oficialismo tucumano con vistas a las PASO y, también, a las presidenciales de octubre. Tanto Manzur como Jaldo saben que conservar el poder del país es vital para lo que pueda suceder en Tucumán durante los próximos cuatro años. Un signo distinto le modificará el humor al gobernador electo que deberá adaptar su gabinete a una realidad similar a la del primer mandato de Manzur en tiempos de Mauricio Macri. El principal temor es el ajuste fiscal que, inevitablemente, deberá ser realizado, pero su velocidad dependerá de quién sea Presidente. Por eso Jaldo le prende velas a Massa.