Grave ataque a la libertad de expresión

31 Julio 2023

La agresión policial al fotógrafo de LA GACETA Franco Vera en Santiago del Estero, que incluyó golpes, intento por evitar que sacara fotografías y detención injustificada durante cuatro horas constituye una flagrante violación a la libertad de expresión, así como una vulneración de los derechos personales y laborales del hombre de prensa. La grave acción represiva de los policías de Santiago del Estero se realizó en el marco de un pésimo operativo de seguridad en el que los efectivos no pudieron asegurar garantías a los hinchas que acudían a ver el partido y que incluyó también malos tratos al periodista que completaba el equipo de prensa de LA GACETA en la vecina provincia.

El operativo de control de la llegada de los hinchas y de acceso al estadio estuvo mal organizado. Una hora antes los ingresos comenzaron a desbordarse y hubo corridas y agresiones con gas pimienta que sufrieron sobre todo mujeres y niños; después hubo más empujones y disparos. Los hinchas presionaron para voltear las vallas y entonces fue que un agente, al ver que el fotógrafo registraba los incidentes, lo acusó de entorpecer el operativo y mientras otro agente lo golpeaba intentaron quitarle sus documentos y su cámara fotográfica. Luego entre seis agentes con palos y escudos lo rodearon, lo empujaron  y lo llevaron detenido. El primer policía le dijo: “No te vengas a hacer el vivo. Te voy a hacer desaparecer por tucumano. Aquí mando yo”.

Ninguna autoridad se hizo presente para constatar que se trataba de trabajadores de prensa en plena labor informativa. La Policía santiagueña aplicó prácticas represivas impropias, que generan amplia inquietud porque se trata de quienes deben mantener el orden y cumplir y hacer cumplir la ley. En este sentido, se advierte que en general las fuerzas policiales mantienen vetustos códigos de tiempos de la dictadura con prácticas cuestionadas, con normas que no han sido actualizadas a los tiempos democráticos y sin capacitaciones adecuadas para hacer frente a emergencias, para las cuales una policía democrática debería estar bien preparada. Por eso es la custodia de la ley y del orden.

Por otra parte este año, según el moniteroreo de Fopea,  ya han ocurrido 66 ataques a la prensa en el país, desde diferentes sectores, incluso desde el poder narco, en Santa Fe. Con lo cual se puede temer que 2023 vaya a tener más expresiones de violencia que el 2022, con 88 casos.

Estos desbordes brutales del poder policial deberían ser repudiados por las mismas autoridades, no sólo de Santiago del Estero, sino del país todo; examinados para castigar conductas equivocadas de los agentes de la ley -también por la Justicia- y tomados como un sonoro llamado de atención para evitar que estas conductas sigan generalizándose.

Con ellas se provocan profundas heridas en la convivencia ciudadana. La sociedad debe cuidar el rol y el compromiso del periodismo independiente, porque con ello se cuida a sí misma de los desbordes de los violentos y, como en este caso, del mismo poder.

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