¿Calor en invierno?: otro efecto del calentamiento global

Dos especialistas nos brindan algunas explicaciones para entender qué desencadenó este atípico invierno con altas temperaturas. A futuro el desbalance entre estaciones será aún más preocupante. Avances y estancamiento.

 La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo

Un día mangas cortas y al otro polera, ¿qué pasa con el invierno en Tucumán? La respuesta es compleja, pero involucra al calentamiento global y algunos patrones climáticos específicos.

En las últimas semanas, nuestra provincia atravesó una “ola de calor” bastante extraña para la estación. En el NOA la temperatura se disparó hasta 10 °C por encima de la media y, aún peor, las postales de nieve y abrigos gigantes en la cordillera de los Andes fueron reemplazadas por días con 28 °C. En primera instancia, esto se debe a un anticiclón (perturbación atmosférica que genera altas presiones) de bloqueo que se originó al este de los Andes (Chile).

“Cuando un anticiclón permanece por mucho tiempo sobre un territorio específico esto provoca que el área quede bloqueada y no haya un movimiento natural de los sistemas meteorológicos”, comenta la meteoróloga Azucena Miranda. Esa retención fue la que produjo que Tucumán y otras regiones de Argentina y Latinoamérica vivenciaran días cálidos en agosto. “Los anticiclones de bloqueo operan de tres maneras. Primero el sistema atrae el aire cálido que proviene del Ecuador y luego lo comprime y calienta aún más. En tercer lugar, las altas presiones que se desarrollan conducen a que la nubosidad disminuya y, por lo tanto, el sol calienta la Tierra de una manera más directa durante el día”, explica.

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Para algunos científicos este episodio también puede deberse al desarrollo de El Niño en el océano Pacífico: un fenómeno climático que aparece cada tres o cuatro años aproximadamente y se caracteriza por elevar la temperatura de la superficie del mar tropical, oriental y central. Actualmente, las temperaturas del Pacífico central se sitúan alrededor de 1 °C por encima de la media para el invierno.

Crisis climática

Culpa tuya, culpa mía y culpa nuestra… ahora que los signos de la crisis climática se hacen más y más visibles hacer la vista gorda no es una opción. Este año, en diversos países del mundo (sin distinción entre Asia, Europa o América) el calor superó récords históricos.

“El 3 de julio fue el día más caluroso en la historia del planeta (dato obtenido de sumar y sacar un promedio entre las temperaturas registradas en cada país) e inmediatamente al día siguiente superamos esa cifra. Si bien a nosotros nos agarró en invierno, lo cual no nos hace padecer esas altas temperaturas, en el norte global hubo grandísimas consecuencias por las olas de calor”, destaca Kiyoshi Fortuna, integrante de Jóvenes por el clima (@jovenesporelclima.tuc).

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Incluso con aire acondicionado o a la sombra de un árbol que nos respalda, el futuro no pinta nada bien. “Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan como hasta ahora, no quedan dudas de que se va a superar el aumento de temperatura promedio de 1,5 °C respecto de la época preindustrial. Para Tucumán las proyecciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) en conjunto con el Sistema de Mapas de Riesgo del Cambio Climático (Simarcc) son poco felices. Se espera que el NOA represente la región más afectada del país, con diversos efectos como el aumento en la frecuencia, duración e intensidad de lluvias extremas”, acota.

La situación causaría además nuevos episodios de calor intensos y un aumento en la cantidad de noches tropicales y la longitud de los días secos. Cómo parte de esta cadena, las noches y los días tendrían temperaturas similares, sin que refresque a la hora de dormir.

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Por otra parte, la crisis climática conlleva un impacto en la salud humana, por ejemplo, a través del aumento de las enfermedades estacionales y cardiovasculares y de los cuadros de deshidratación leve o aguda. “Asimismo, la infraestructura puede verse dañada, la red eléctrica puede sufrir fallas por un aumento en los sistemas de refrigeración y la baja de los caudales de agua superficiales van a afectar las represas hídricas que posee nuestra región Como resultado, las actividades agropecuarias sufrirían un estrés hídrico y térmico, sumado a un aumento en el riesgo de aparición de pestes”, prosigue el licenciado en Gestión Ambiental y Ecología.

Proyecciones

Para intentar mitigar la situación y promover acciones que contrarresten las malas práticas, el medioambiente debe ser un tema indispensable en la agenda pública estatal. Aunque ya existen algunas políticas a favor de la conservación los ciudadanos debemos involucrarnos y exigir respuestas.

“En el 2019 se sancionó la Ley N° 27.520 de adaptación y mitigación al cambio climático, la cual insta a cada jurisdicción provincial a que confeccionen sus planes de respuesta ante la problemática. Tucumán está en proceso de elaborar el suyo. Pienso que los reclamos más urgentes que tenemos que hacer desde la militancia es exigir políticas de adaptación, lo cual implica prepararnos para el impacto que se viene. Sobre todo porque existen poblaciones más vulnerables a sufrir por esos efectos. No es lo mismo afrontar una ola de calor en un ambiente climatizado que hacerlo sin agua ni luz, destaca Fortuna.

Avances: leyes y políticas para el cambio

En 2021, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación publicó la séptima edición del “Informe del estado del ambiente”, un documento en el cual se realiza un relevamiento exhaustivo de cada provincia y  el deterioro de sus recursos naturales. En el caso de Tucumán, el texto alertó sobre la contaminación que causó la acción humana sobre la cuenca del río Salí Dulce. En especial, debido a los residuos de las destiladoras de alcohol, los ingenios y las actividades citrícolas y frigoríficas. Otra de las alarmas estuvo puesta sobre los incendios, hace dos años la quema indiscriminada o accidental afectó 3.453,68 hectáreas verdes.

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