Según el libro “Inmigración en Tucumán”, de María Elena Curia de Villeco y Víctor Hugo Bolognini, los italianos que llegan a Tucumán a partir de 1870 proceden principalmente de la región del Piamonte y en menor medida, de Lombardía, ambas regiones ubicadas en el norte de Italia.
Hacia principios del siglo XX, comienza a arribar a la provincia un mayor número de pobladores del sur de Italia, especialmente de Cerdeña y de Sicilia. Estos últimos se instalan sobre todo en las cercanías de la ciudad de Lules, constituyendo la segunda localidad con mayor inmigración italiana luego de la capital, según los especialistas consultados.
“Las oleadas migratorias más fuertes a finales del siglo XIX y luego de la Segunda Guerra Mundial”, dice Sergio Ricciuti, cónsul honorario de Italia y presidente de la Sociedad Italiana de Tucumán.
“Sin embargo, la italianidad estuvo presente desde época colonial -afirma-. El padre de Belgrano, por ejemplo, nació en Oneglia, un pueblito de la Liguria, cercano a Génova. En ese sentido también podemos mencionar otros próceres de como Castelli y Alberti”.
La Sociedad Italiana de Tucumán se creó en 1878 y el próximo 20 de septiembre cumplirá 145 años. Su presidente fundador fue el prestigioso fotógrafo Angello Paganelli, al que le debemos la valiosísima foto de la Casa Histórica que permitió la reconstrucción de su fachada, además de otros registros fotográficos únicos.
“La inmigración italiana en Argentina y Tucumán a principios del siglo XX fue muy importante”, explica el cónsul. “Tal es así que en 1924 la provincia fue visitada por el entonces príncipe Humberto de Saboya, que luego sería el último rey de Italia”. añade.
Ricciuti también resalta una nueva ola de afluencia migratoria a partir de la segunda guerra mundial: “Los italianos siguieron llegando al país de manera masiva hasta cerca de los años 60; de esta manera la Argentina se constituyó en el país latinoamericano con la comunidad italiana más numerosa. En Tucumán tenemos 16.000 ciudadanos con pasaporte italiano”, destaca.